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Un error en directo genera confusión durante el sorteo de la Lotería de Navidad

La clave de esta fragmentación sin precedentes no fue la casualidad, sino la tecnología

El Gordo más repartido de la historia: qué pasó aquel año y cuántos lo ganaron

Fue el año de la «lluvia fina», donde el premio más deseado dejó de ser un evento local para convertirse en una celebración verdaderamente nacional

La historia de la Lotería de Navidad suele escribirse en un solo lugar: una administración icónica en el centro de Madrid, un bar de carretera en un pueblo remoto o una fábrica que reparte la suerte entre sus empleados. Sin embargo, el sorteo del 22 de diciembre de 2018 rompió para siempre este esquema de concentración para protagonizar el fenómeno más democrático y repartido jamás registrado en los más de doscientos años de vida del sorteo. Aquel año, el Primer Premio no quiso quedarse en casa de nadie y decidió viajar literalmente a casi todos los rincones de la península.

El responsable de este hito fue el número 03347. Cuando las niñas de San Ildefonso, Aya Ben Hamdouch y Carla García, cantaron la cifra a las 12:35 de la mañana, el mapa de premios de Loterías y Apuestas del Estado se iluminó como nunca antes lo había hecho.

El Gordo cayó simultáneamente en 46 de las 50 provincias españolas, dejando fuera únicamente a Melilla, la ciudad autónoma, y a unas pocas provincias que miraron con envidia cómo el resto del país descorchaba el champán. Fue un premio omnipresente que regó de millones desde las grandes capitales como Madrid o Barcelona hasta pequeñas localidades de Huesca, Cuenca o Zamora.

290 puntos de venta diferentes

La clave de esta fragmentación sin precedentes no fue la casualidad, sino la tecnología. El 03347 se convirtió en el triunfo definitivo del «décimo de terminal» o resguardo azul. A diferencia de los años en los que una sola administración compraba el número entero en papel, este Gordo se vendió mayoritariamente a través de máquinas expendedoras en estancos y puntos de venta mixtos.

Esto permitió que el premio se atomizara, llegando a 290 puntos de venta diferentes. Hubo casos de librerías o kioscos que vendieron un único décimo premiado, cambiando la vida de una sola persona en un vecindario entero.

Aquel 2018 demostró que la suerte ya no es patrimonio exclusivo de las administraciones con colas kilométricas. Fue el año de la «lluvia fina», donde el premio más deseado dejó de ser un evento local para convertirse en una celebración verdaderamente nacional, confirmando que, gracias a los nuevos sistemas de venta, el Gordo puede esconderse en cualquier esquina, esperando a ser impreso segundos antes de cerrar la venta.

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