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27 de abril de 2024

El expresidente Mauricio Macri, con el por entonces embajador de España en Argentina, Estanislao de Grandes

El expresidente de Argentina Mauricio Macri, con el por entonces embajador de España en Argentina, Estanislao de GrandesNahuel Padrevecchi

Estanislao de Grandes (1947-2022)

Más que un embajador

Siempre fue, además de un gran embajador, un gran hombre

icono Estanislao de Grandes
Nació en Guadalajara el 6 de junio de 1947 y ha fallecido en Madrid el 25 de febrero de 2022

Estanislao de Grandes Pascual

Embajador de España

Fue un diplomático español que tuvo una gran carrera, pero que saltó a la fama por un atentado terrorista, cuando fue asaltada la embajada de Japón en Lima y secuestradas 400 personas entre las que estaba De Grandes, encargado de negocios español. Fue después embajador de España en Eslovaquia, Rumanía y Moldavia, Representante Permanente ante el Consejo de Europa y embajador en Argentina.

Apenas dejó que pasarán unas horas, Estanislao de Grandes, encargado de negocios en la Embajada de España en Perú, se dio una ducha y recibió a la prensa. Primero a la española y después al resto. Había estado días encerrado en la residencia del embajador japonés en Lima, aquel diciembre de 1996. Al principio, eran unos 400 rehenes, incluidas mujeres como la madre y hermana de Alberto Fujimori, por entonces presidente de Perú. Poco a poco, fueron liberando a grupos de secuestrados en diferentes tandas. En eso, sólo en eso, tuvo suerte porque estuvo entre las primeras.
Si no recuerdo mal fue una semana la que debió ocuparse de las letrinas improvisadas para esos varios cientos de políticos, almirantes, embajadores, empresarios, magistrados... Todo gente importante que iba a celebrar el 63 aniversario del nacimiento del emperador Akihito. Lo que nadie podía imaginar es que una pandilla de 14 guerrilleros armados, bajo las órdenes del cabecilla, Néstor Cerpa Cartolini, entraría por las bravas y sería capaz de tomar el control de aquel palacete durante cuatro meses y hacerlo… sin herir a una sola persona.
El tiempo que compartió penurias con el resto se le debió hacer eterno pero jamás lo recordó como si fuera lo que había sido, una víctima del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Estanis, como se refería todo el mundo al diplomático cuyo último destino fue la Embajada de Argentina en Buenos Aires, no respondía a ese perfil de hombre que gusta de exagerar, presumir o enfundarse en el uniforme de héroe. Lo era sin saberlo o sin querer darse por enterado.
Mientras él estaba dentro de la residencia, fuera le aguardaba su mujer, Carola, peruana y también diplomática, que renunció a su carrera por acompañarle. Contaba las horas con paciencia y serenidad mientras cuidaba a los suyos y al otro Estanis, al hijo que una caída en la piscina de Montevideo dejó recostado mientras vivió. Carola recibía a los periodistas y analizaba con entereza la situación mientras la escuchábamos con admiración con Juan Jesús Aznárez y Joaquín Ibarz.
Transcurrieron muchos años desde entonces y Estanis siguió otro periplo por el mundo. Fue embajador de España en Eslovaquia (1997-2002), en Rumanía y en Moldavia (2009-2013) y Representante Permanente de España ante el Consejo de Europa (2002-2006) hasta que llegó a Buenos Aires (2013-2017). En Argentina, como dicen los porteños, le tocó al principio bailar con la más fea.
Cristina Fernández, presidenta, había intervenido primero y expropiado después la mayoría de las acciones de Repsol en Ypf. El cuerpo diplomático español, como la mayoría salvo aquellos de gobiernos en la órbita bolivariana, era para la viuda de Néstor Kirchner un incordio al que procuraba mantener a distancia. Por fortuna, en el 2015 llegó a la Casa Rosada Mauricio Macri y las relaciones bilaterales se normalizaron. A Estanislao de Grandes le tocó también el ajuste en la Administración y en Exteriores. Mal trago para un hombre al que le gustaba hacer la vida más agradable a los que le rodeaban.
Los corresponsales españoles le despedimos con un almuerzo entrañable. Nos dejó en el recuerdo su sonrisa y en el alma, la amistad y su saber hacer. A fin de cuentas, siempre fue, además de un gran embajador, un gran hombre. Descansa en paz.
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