
Uwe Seeler
Uwe Seeler (1936-2022)
Una leyenda sin Mundial
Fue uno de los delanteros más carismáticos del fútbol alemán en general y del Hamburgo en particular

Uwe Seeler
Delantero de pura cepa, anotó 490 goles en 580 partidos oficiales con el Hamburgo y 43 en 72 partidos oficiales con la selección alemana. Presidió su club de toda la vida entre 1995 y 1998.
Uwe Seeler jugó por primera vez con la selección alemana de fútbol en el otoño de 1954, meses después de que la Mannschaft, encabezada por Fritz Walter, ganara su primera Copa del Mundo.
Y jugó su último partido internacional en 1970, durante el Mundial de México; es decir, cuatro años antes de que Alemania levantara su segunda copa, esta vez gracias a un equipo cuyas figuras se llamaban Franz Beckenbauer, Gerd Müller o Paul Breitner.
Mas esta mala suerte de tipo cronológico no debe hacer olvidar la participación de Seeler en cuatro mundiales consecutivos, en los que dejó momentos inolvidables.
En la edición de 1966, este delantero de raza, polivalente en el ataque y protagonista de inolvidables derechazos, fue uno de los jugadores más destacados en la final que enfrentó a Alemania con Inglaterra, anfitriona del torneo.En uno de los partidos más polémicos de la historia de los mundiales –tres de los cuatro goles anotados por los ingleses siguen siendo discutidos a día de hoy–, Seeler honró su condición de capitán levantando la moral de sus compañeros y animándoles a dar una vuelta al césped de Wembley para recibir unos merecidos aplausos.
Seeler se resarció de cierta forma cuatro años más tarde al marcar el segundo de los tres goles que dieron la victoria a la Mannschaft en los cuartos de final de un Mundial que terminaría ganando Brasil.
La otra faceta de Seeler, hijo y hermano de futbolistas, fue su indefectible compromiso con el Hamburgo, el equipo de su ciudad natal, con el que ganó, a mediados de los sesenta, una Bundesliga y una Copa de Alemania.
Este hombre de un solo equipo –especie cada vez más rara en el fútbol contemporáneo– pudo haber internacionalizado su palmarés de no haber rechazado una suculenta oferta del mejor Inter de Milán de la historia, aquel en el que jugaban Sandro Mazzola o Luis Suárez.
Alegó como motivo que si fracasaba no estaba seguro de poder volver a la Bundesliga. Unos escrúpulos impensables en el fútbol de hoy y de los que volvió a hacer gala en 1998, al dimitir de la presidencia del Hamburgo: asumió la responsabilidad por un escándalo financiero en el que no estaba implicado. Un señor en cualquier circunstancia.