Por su huella humana

Josep Piqué afirmaba en una de sus últimas entrevistas: «Es cierto que toco muchas teclas». Una frase que define su humildad porque no tocaba, componía y creaba con brillantez y sabiduría intelectual a lo largo de toda su trayectoria profesional como economista, empresario y político. Pero su huella humana es inmensa y por ella será recordado.

Su lucidez, valentía, humildad e integridad han abierto un hueco en la historia de España para este humanista, en el sentido más amplio del término, que logró efectivamente afirmar la dignidad humana, su autonomía, su libertad y su capacidad de cambiar el mundo.

El compromiso social que guiaba todas sus actuaciones le llevó a involucrarse en foros y fundaciones de la sociedad civil. Participar de forma activa e intelectual de un mundo cambiante cuyo presente reflejó en su obra y cuyo futuro le atraía siempre y era su motor a pesar de sus momentos difíciles de salud.

Ese compromiso marcó su actuación política, en la que destacó por su capacidad de dialogar y llegar a acuerdos y por transmitir como portavoz un perfil moderado que necesitaba entonces mostrar el Gobierno de José María Aznar.

Como portavoz del Ejecutivo, conquistó a los periodistas que siguen la actualidad de la Moncloa y que, hoy también, le recordaban como el mejor ministro portavoz que ha dado la democracia.

Conquistaba primero su sonrisa, después su mirada pero, sobre todo, la seguridad de que te estaba escuchando. Piqué era cercano y generoso y conseguía transmitirlo. Ahí radicaba probablemente su habilidad como negociador.

Los periodistas que le acompañaron en sus viajes como ministro de Exteriores le recuerdan siempre rodeado de documentos que asimilaba con voracidad antes de llegar a cada destino, donde demostraba después con creces que conocía el país al que había llegado y los temas que venía a discutir.

Los que le seguían en los debates parlamentarios o como candidato a la Presidencia de la Generalitat, le recuerdan también como un orador implacable y preparado, con una potencia intelectual que podía abrumar al adversario, al que solía desarmar, siempre con una sonrisa, de forma elegante y con ese humor inteligente e irónico.

Sin embargo y como asesora suya, cuando le advertía de que podía no tener información suficiente para opinar sobre un tema me respondía que tenía lo más importante: «sentido común». Esa capacidad de sentirte valorada, escuchada, era una virtud que conocimos su equipo más cercano, como Susana y Carmen.

Los que le conocimos bien y le quisimos, le recordaremos además por su conversación, porque enriquecía y elevaba el debate, por su visión histórica y su independencia de criterio, coraje y por su libertad. Porque hizo más interesante el mundo y lo vivió con una pasión que ya nos falta. Por su huella humana.

• Rocío Márquez Papell fue asesora de comunicación de Josep Piqué además de amiga suya