
Teresa Gaytan de Ayala
Una artista de audacia ejemplar
Valiente en silencio, con ese valor que no necesita de público y que es la única valentía que permite acoger al otro, preparar el camino
Teresa, esta pintora, esposa y madre, habita ya en la casa del Padre abrazando la realidad verdadera que ya no necesita del arte.
El rasgo sobresaliente de todo artista que se precie reside en la auténtica Libertad escrita siempre en mayúsculas junto a una desafiante valentía. Valentía para ofrecer su sí, valentía para darse a los demás con reconocible generosidad, valentía para realizar pedagogía artística en un mundo que da la espalda al legado occidental más crucial que opera sobre el arte pictórico sacro. Valiente en silencio, con ese valor que no necesita de público y que es la única valentía que permite acoger al otro, preparar el camino. Libérrima para poder amar a los suyos con esa autonomía que no se pliega a modas, que aspira a la eternidad, que crea un matrimonio ejemplar y una familia extraordinaria.
Decidida, atrevida, de valentía rayana en la osadía para reinterpretar, como hizo en su exposición en la Embajada de España ante el Vaticano en Roma en el Año de la Fe sobre La Historia de la Salvación, a los grandes maestros: el Greco, Giotto, El Bosco, Luca Giordano, José Ribera, Murillo o proveyendo un nuevo contexto, transformando en arte pictórico a Benedicto XVI, cuyo cuadro le pidió que se lo regalara el propio Papa Benedicto y al Papa Francisco, captando la esencia de su humanidad y explicando al mundo con el lenguaje perdido del arte, lo que siempre es evidente en el juego de colores y en la maestría pictórica que permite la fe. Comunicando a la nueva generación una espiritualidad artística que se transporta por el hilo de civilización que conecta a los que nos precedieron, a los ahora dolientes y a los que vendrán a poder disfrutar de su recuerdo, su obra y su legado.
- José Ramón García Hernández es embajador de España en Noruega