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30 de abril de 2024

Wanda Poltawska

Wanda PoltawskaAPF

Wanda Poltawska (1921-2023)

La intelectual de cabecera de Juan Pablo II

Es considerada como la inspiradora de la «teología del cuerpo», uno de los principales legados magisteriales del papa polaco.

Wanda Poltawska
Nació el 2 de noviembre de 1921 en Lublin (Polonia) y falleció en Cracovia (Polonia) el 24 de octubre de 2023

Wanda Wiktoria Wojtasik

Militante en grupos juveniles católicos en los años treinta, fue detenida en 1941 y enviada al campo de concentración de Ravensbrück, donde permaneció hasta 1945. Dos años después, conoció al joven sacerdote Karol Wojtyla, al que pidió ser su confesor. Fue el inicio de una fructífera colaboración espiritual e intelectual.

«Karol Wojtyła fue –y sigue siendo– para mí un padre, un hermano y un amigo extraordinariamente juntos en la misma persona, pero sobre todo fue –y sigue siendo– una gracia inventada por el Espíritu Santo, un soplo de esperanza cristiana entre las tinieblas del mundo, y no sólo para mí», escribía Wanda Poltawska en L’Osservatore Romano el 18 de mayo de 2020, con motivo del centenario del nacimiento de San Juan Pablo II. No eran palabras huecas ni convenidas: la intimidad de Poltawska y de su marido, el filósofo Andrzel Poltawski, con el papa polaco trascendía con creces la estrecha amistad.
Fue, sobre todo, muy fructífera en el plano intelectual, siendo la herramienta el Instituto de Familia de la Facultad de Teología de Cracovia, que creó en 1967 y dirigió durante tres décadas, a instancias del entonces cardenal Wojtyla, a la sazón arzobispo de la segunda ciudad más poblada de Polonia. El hilo conductor de la colaboración entre Poltawska y Wojtyla era la defensa del derecho a la vida en un país, Polonia, que había despenalizado el aborto en 1956.
Un compromiso al que Paltowska se dedicaba en cuerpo y alma desde las trágicas vivencias que presenció en el campo de concentración de Ravensbrück, en el que estuvo internada entre 1941 y 1945, por haber colaborado con la Resistencia polaca. «Eb Ravenbrück –prosigue– vi cómo los nazis utilizaban sin escrúpulos a mujeres embarazadas como conejillos de india e incluso arrojaban bebés a los hornos crematorios, y me prometí a mí misma que, si sobrevivía, defendería la vida en todos los sentidos, especialmente la de los niños, sin excepción». Dicho y hecho.
Poltawska, doctora en Medicina desde 1964, con especialidad en Psiquiatría, tuvo, asimismo, un papel importante en la contribución del cardenal Wojtyla a la encíclica Humanae Vitae, promulgada por San Pablo VI en 1968, y centrada en los asuntos de moral familiar. La amistad y colaboración con Wojtyla continuó al ser este último elegido Papa en 1978: con el paso de los años fue sucesivamente designada miembro del Pontificio Consejo para la Familia, de la Pontificia Academia para la Vida y consultora del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, atalayas desde las cuales fomentó una pastoral familiar desacomplejada que no cedía a la mentalidad dominante. No en vano, se la considera como la inspiradora de la «teología del cuerpo», uno de los principales legados magisteriales de San Juan Pablo II.
Hubo en la vida de Poltawska un episodio místico en el que Wojtyla intervino de forma decisiva: aquejada de cáncer en 1962 –ya era madre de cuatro hijos–, el cardenal de arzobispo de Cracovia, retenido en Roma por los trabajos conciliares, pidió por carta al padre Pío de Pietrelcina que orara por ella. La enfermedad desapareció casi inmediatamente y la intercesión del carismático capuchino de san Giovanni in Rotondo fue considerada como milagrosa en su proceso de canonización.
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