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19 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Hasta los socialistas culpan al PSOE

Ellos no se llevaron el dinero a su casa. Se lo llevaron al Partido Socialista que creó un régimen en Andalucía que proyectó su imagen en toda España. Un régimen en el que el dinero público que se robaba –sí, el Supremo dice que robaron– se empleaba en acomodar la vida de muchos electores

Actualizada 16:41

Lo que vivimos ayer con la sentencia del Tribunal Supremo ratificando las condenas de Chaves, Griñán y casi todos los condenados por la Audiencia de Sevilla no tiene nombre. Pero lo más interesante ha sido la defensa que se ha hecho desde el PSOE por su portavoz, Pilar Alegría, quien sostiene la honorabilidad de los condenados. Como ha dicho también Juan Espadas: «Se habrán producido errores, sin duda. Pero nadie puede afirmar que se hayan llevado a su bolsillo ni un solo euro de dinero público». Es decir, el saqueo de 680 millones de euros, el mayor latrocinio de la historia de la democracia española por el que han sido condenados una decena de dirigentes del PSOE, no es responsabilidad de esas personas, porque no se llevaron el dinero a su casa. Es muy de agradecer que este PSOE tan podrido diga eso en defensa de dos antiguos presidentes del partido, porque lo que quiere decir es que la culpa fue del partido. ¿O pretenden convencernos de que tampoco se benefició el PSOE en Andalucía y en toda España? ¿Acaso se evaporó el dinero?
Admitamos como teoría que el dinero no se lo llevaron a su casa los condenados. ¿Quién se benefició entonces de las adjudicaciones? Evidentemente el Partido Socialista que desde la Junta de Andalucía hizo el uso bastardo del dinero público al que se refiere la sentencia. Manuel Chaves que fue después de presidente de la Junta, vicepresidente del Gobierno de la nación y ministro de Política Territorial (abril de 2009-diciembre de 2011); José Antonio Griñán que fue ministro de Sanidad y Consumo y ministro de Trabajo y Seguridad Social entre 1992 y 1996, antes de presidir la Junta de Andalucía y posteriormente el PSOE en toda España (2012-2014) sucediendo a Chaves que lo presidió entre 2000 y 2012. Ellos no se llevaron el dinero a su casa. Se lo llevaron al Partido Socialista que creó un régimen en Andalucía que proyectó su imagen en toda España. Un régimen en el que el dinero público que se robaba –sí, el Supremo dice que robaron– se empleaba en acomodar la vida de muchos electores que seguían sufragando a favor de quien los mantenía sin dar un palo al agua, pero garantizaba la llegada de los votos.
Este tipo de corrupción política es casi imposible de superar y por eso el PSOE ha tenido en Andalucía el periodo de tiempo ininterrumpido en el poder más largo de la democracia española: desde la victoria de Rafael Escuredo en junio de 1979 hasta la derrota de Susana Díaz en diciembre de 2018. Casi 40 años en los que la corrupción dirigida por los ahora condenados a penas de cárcel y/o inhabilitación facilitó las victorias electorales apabullantes. Durante todo ese tiempo, Andalucía fue la campeona del paro en España. Pero era un pecado para el que el dinero malversado de los ERE resultaba muy útil a la hora de mitigar el daño. Ha tenido que llegar el Gobierno de Juanma Moreno para demostrar que la Andalucía de Chaves y Griñán, los que el PSOE y sus terminales mediáticas presentaban ayer como dos pobres hombres que no han robado nada para ellos, vivía de comprar el voto. Ahora, los andaluces han visto que hay vida en libertad. Que un Gobierno como el del PP puede dar una vida mucho mejor que la del PSOE durante cuatro décadas. Una vez que el votante se ha dado cuenta de que hay vida fuera de la corrupción, la vuelta atrás es muy difícil. Afortunadamente.
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