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02 de mayo de 2024

Perro come perroAntonio R. Naranjo

Bildu es sexi

Zapatero y Sánchez han logrado que, lejos de avergonzarse de sus abuelos etarras, sus nietos voten en masa a sus amigos

Actualizada 01:30

Bildu es una coalición de partidos dominada por Sortu, que es la heredera auténtica de Batasuna, tiene por líder a un terrorista como Arnaldo Otegi, incluye en su dirección al último jefe de ETA, David Plá y repite los lemas y objetivos de la banda en sus principios fundacionales y objetivos políticos.
Nunca ha condenado el terror ni ayudado a esclarecer los casi 400 crímenes sin respuesta, aunque los mismos que echan la culpa a Feijóo o Abascal de lo ocurrido en España hace casi un siglo se conforman con que lamente el dolor causado, como si ETA fuera una riada o cualquier fenómeno meteorológico fortuito y no una organización consagrada al asesinato, la extorsión, el secuestro y la persecución general del disidente.
Y pese a esos antecedentes, Bildu le resulta sexi a muchos vascos, y en especial a los jóvenes, según todas las encuestas, hasta el punto de que no se descarta su victoria electoral el próximo 21 de abril o un resultado muy cercano al PNV.
Todo ello cabe agradecérselo al PSOE, primero con Zapatero y luego con Sánchez: si hubieran dedicado las mismas energías a recordar a ETA que a Franco, a estas horas sería imposible que toda una generación de vascos frívolos, desmemoriados y haraganes vieran en ese partido lo que ahora ven: a los guays del pueblo, joveznos como ellos o cincuentones modernetes, de ésos que no encajan pero no desentonan del todo en las discotecas y garitos noctámbulos para la chavalería.
El atractivo de Bildu solo es posible por el blanqueamiento previo del PSOE, que a su vez necesita del borrado de una «memoria histórica» siempre oscilante con los socialistas: hay que recordar, pero lo justo, y siempre que coincida con los objetivos espurios de Sánchez, que en este caso necesitan de la reescritura de los hechos para adaptarlos a sus fines.
Y así, del mismo modo que se presenta a la República como un edén de prosperidad y libertades, aunque fue un infierno de revoluciones y ajustes de cuentas sin el cual no se explica ni se entiende la respuesta militar y el ciclo cainita horroroso posterior; se traviste el origen de Bildu para intentar hacer menos indecente la sumisión de Sánchez a Otegi.
Solo si se criminaliza al adversario constitucional, presentándole como una reencarnación peligrosa del fascismo, y se legitima a la vez al socio, aunque siga llevando al cinto las cabelleras de policías, guardias civiles, periodistas o empresarios; puede justificarse la apuesta sanchista por arrojarse en brazos de los enemigos de España y mandar a una checa figurativa a sus defensores.
Todo empezó con Zapatero, que resucitó a ETA cuando estaba muerta ofreciéndole un finiquito remunerado que hoy sigue abonando Sánchez. Allí empezó el indulto a sus fechorías, el borrado de sus andanzas y la rehabilitación de sus socios, imprescindible también para legitimar sus planes y convertirlos en expectativas realizables.
Un socialista comenzó el trabajo y otro lo ha rematado, con la impagable ayuda del PNV, pagafantas de una función que alimentó al ayudar a Sánchez a echar a Rajoy, con los resultados hoy visibles: en lugar de avergonzarse de las andanzas sangrientas de sus abuelos, los nietos vascos se sienten muy orgullosos de sus ancestros y van a votar masivamente a sus representantes, cerrando así el circulo perverso del País Vasco.
Al callar las armas, los beneficiados van a ser quienes tenían las balas, y no quienes ponían las nucas. Bravo, PSOE.
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