Fundado en 1910
Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Los beneficios médicos de la siesta

Sucesivos estudios en revistas científicas concluyen que una cabezada después de comer es buena para la memoria, la atención y la salud cardiovascular

Actualizada 10:12

La siesta forma parte de la caricatura de España con que nos fustigan los guiris. Pero está de capa caída. El frenético ritmo laboral de la era digital la sitúa en vías de extinción. Tampoco es cierto que sea un invento español. Al parecer la popularizaron los viejos romanos, que tenían la costumbre de tomarse un respiro horizontal durante la sexta hora de luz solar.

Tal vez nuestro más recordado apologista de la siesta sea Camilo José Cela, que la definía como «el yoga ibérico» y estableció que debía ser de «pijama, Padre Nuestro y orinal». Dudo que el propio Cela la practicase de semejante guisa, pues bajo su fachada provocadora se ocultaba un trabajador incansable. Sus boutades extravagantes, a veces incluso bordes, operaban también como una máscara. En cuanto se apagaban los focos se transmutaba en la más educada y amable de las personas, como pude constatar en una entrevista que me concedió en sus últimos días en su casoplón de Puerta de Hierro.

Últimamente se suceden los estudios que hablan de los beneficios de la siesta, como saben quienes siguen el excelente canal de Salud de este periódico. Los investigadores concluyen que un breve sueño vespertino mejora el rendimiento neuronal, la capacidad de comprensión y la memoria. Además, ayuda a controlar la presión arterial.

El intermediario Aldama ha declarado al Supremo que pagó en especie al hoy ministro Ángel Víctor Torres Pérez, de 58 años, feliz padre de familia, con una mujer joven y un hijo de corta edad. Aldama asegura que le costeaba el disfrute de un piso en la calle Atocha de Madrid, donde el político mantenía, según él, «encuentros íntimos».

Como vivimos en un país de chismosos, de inmediato parte del público y la prensa ha comenzado a fabular con que Ángel Víctor, un probo servidor público con madera de estadista, habría utilizado las estancias facilitadas por Aldama para esparcimientos concupiscentes. Intolerable que se lancen tales sospechas gratuitas. El ministro ha tachado de «vileza» las afirmaciones de Aldama, lo niega todo y anuncia «acciones legales».

Para mi el asunto queda zanjado. ¿Cómo desconfiar de la palabra de un dirigente del PSOE? Es evidente que si Ángel Víctor acudía al citado nidito era por razones terapéuticas, para disfrutar de una siesta reparadora que le permitiese descansar por un instante de sus importantes tareas de Estado. El presidente Sánchez Pérez, en su afán de consolidar la España «progresista y plurinacional», no para de lanzar iniciativas legislativas, reformas, nuevas ideas… Seguir el ritmo de un líder de semejante calibre debe dejarte exhausto (incluso aunque ocupes un ministerio florero, como es el caso del admirable Ángel Víctor).

Estudiemos la situación con la debida objetividad. Dado que el nidito de Atocha cae relativamente cerca del Congreso, resultaría normal y razonable que tras una intensa sesión de trabajo con Mi Persona, el ministro acudiese un ratito a Fonda Aldama para una tonificante cabezadita de pijama y orinal (y no añadimos lo del Padre Nuestro del trío de Cela porque sabido es que nuestro Gobierno es alérgico a Dios y a todo orden moral superior, lo cual explica muchas cosas…).

Aldama habla de «encuentros íntimos» en el refugio de Atocha. Y un sector calenturiento de la opinión pública fabula de inmediato con interludios lujuriosos. Pues no. Estamos firmemente convencidos de cuando se habla de «encuentros íntimos» se hace referencia a que el laborioso ministro podía encontrarse allí con su yo más íntimo. En la calma del piso le era posible reflexionar con sosiego sobre los logros del Gobierno progresista, o meditar sobre nuevos y apasionantes proyectos para la nación de naciones.

Siempre hemos tenido la mejor opinión de Ángel Víctor y la mantenemos. Ha dado pruebas de su recta moral hasta en temas menores. Por ejemplo, cuando con el noble afán de pasar más tiempo cerca de su familia se inventa por sistema actos chorras en Canarias que le permiten montarse unos puentes de asueto más largos que el de Rande, que cruza la Ría de Vigo de lado a lado.

En resumen, na de na. Fango y más fango. Bulos y más bulos, como bien dice el PSOE, que en febrero expulsó a Ábalos del partido como si fuese un peligroso germen contaminante, pero que ahora, cuando se van conociendo las razones, las niega de plano. Entonces, ¿por qué lo echaron? ¿Acaso se dedicaba a chatear con Jéssica por el móvil en las reuniones del politburó, en vez de prestar la atención debida a las plúmbeas arengas de Mi Persona? ¿Lo veían quizá poco comprometido en la lucha climática, o en la causa gay?

Por corrupto no lo largaron, desde luego, pues según nos repiten como papagayos Bolaños, Marisu, Pachi y el bueno de Ángel Víctor: «No hay nada de nada». Estamos ante unos jueces fachosféricos bailándole el agua a un delincuente para arruinar el proyecto progresista del presidente Sánchez. No hay más. Para honrado, siempre el PSOE.

comentarios
tracking