Fundado en 1910
Enrique García-Máiquez

Un árbol de decisión

El PSOE arrojará al PP en brazos de Vox. Yo lo veo así y ya veremos, pero lo que no se ve es que los partidos de la oposición estén trabajando con esta posibilidad

Tras el lento hundimiento del resistente Sánchez, el escenario más probable, según los que saben de política, será un gobierno en minoría del PP apoyado por el PSOE desde fuera o, si fuera posible, con su abstención. Aquellos más peperos, confían en la existencia de un «PSOE con sentido de Estado» y aquellos más de derechas saben que en Bruselas populares y socialistas pactan de todo sin problema y no ven por qué no podrían pactar aquí. Los más memoriosos recuerdan que eso ya se hizo, cuando el PSOE permitió el gobierno de Rajoy.

Yo no lo veo, aunque parezco el ciego en el país de los tuertos. Mi razón es el instinto de supervivencia del PSOE. Un partido socialista que apoye al PP en España va contra los cuarenta años —del dóberman al cordón sanitario— en que ellos mismos han estado adoctrinando a sus bases contra la derecha. Es su último patrimonio ideológico, del que ha sacado una enorme rentabilidad Sánchez en estos años. Su decisión estará entre ponerse a los pies del PP para desconcierto de sus adoctrinados, que son los que les quedan, o forzar al PP a echarse en manos de Vox para reactivar la reacción de sus bases. Además, como recordarán los memoriosos, cuando el PSOE se puso centroeuropeo y permitió que gobernase Rajoy, de sus propias filas descontentas se levantó el espantajo de Sánchez, que ganó unas primarias contra el aparato del partido y el prestigio de sus popes. No las ganó por guapo ni por la inteligencia táctica de Cerdán ni por la finura de Ábalos ni por el maquiavelismo de Koldo, sino porque lo del PP es una piedra muy dura de tragar para la militancia de la izquierda.

En Europa, no, me dicen. Y yo lo creo. Alemania hará todo lo posible por forzar la gran coalición; pero las peculiaridades de los países pesan mucho y España ha cocinado a fuego lento un guerracivilismo que es exactamente lo contrario del subconsciente colectivo que funciona en Alemania con respecto a su guerra. El PSOE ha demostrado a lo largo de su historia pocos años de honradez, pero sí muchos de instinto de supervivencia. Es raro que, en sus horas más bajas y de moral más alicaída, reúna fuerzas para hacerse un harakiri. Como sabía Yukio Mishima, eso exigiría una moral casi de samurái o de cortes franquistas, con perdón.

El PSOE arrojará al PP en brazos de Vox. Yo lo veo así y ya veremos, pero lo que no se ve es que los partidos de la oposición estén trabajando con esta posibilidad. Tampoco dejan entornadas puertas para el entendimiento mutuo ni parece que se esté estudiando, hasta donde yo sé, un posible reparto de principios y programas de gobierno. Por supuesto, eso dependerá luego de los escaños de unos y de otros, y de sus fuerzas relativas; pero ganaríamos tiempo, claridad y, sobre todo, propósito si supiésemos en qué asuntos están de acuerdo, dónde hay puntos de fricción y qué medidas serían irrenunciables, unas para unos y otras para otros.

En esas comunidades, como Valencia, Baleares, Murcia, en que se han alcanzado acuerdos de colaboración, podríamos encontrar pistas valiosas, pero lo cierto es que hay que rebuscar demasiado. Los acuerdos no se ponen en el escaparate, sino que se esquinan de forma vergonzante. Es una lástima porque otro servicio a España que podrían prestar esas comunidades es su recién adquirida condición de laboratorios de entendimiento y puesta en común. Aunque sólo sea por si, por un casual, resulta que lo del PSOE bueno no sale bueno y, en su debilidad, se hace fuerte en su labor de guardián de la esencia de la izquierda, como yo vislumbro. La situación de España exige mucha previsión para no perder tiempo… cuando se pueda no perderlo.

comentarios

Más de Enrique García-Máiquez

  • Oda a la herencia

  • Cambio de guardia

  • Homo homini lupus

  • O a fondo o al fondo

  • Sociedad civil

  • tracking

    Compartir

    Herramientas