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Unas líneasEduardo de Rivas

Cancelada por ser rubia y guapa

Blancanieves puede ser negra, pero una empresa de vaqueros no puede usar como modelo a una actriz rubia de ojos azules

Cada día estoy más convencido de que nuestra sociedad se va a pique, por no utilizar otra palabra malsonante que pegaría mucho más. El otro día iba conduciendo y, al parar en un semáforo, me fijé en una chica posando delante de un cartel del Burger King mientras su acompañante la fotografiaba como si tuviera delante a una top model. En las playas solo basta abrir los ojos para darse cuenta de que darse un baño es secundario y que lo importante es la foto que te hacen para colgar en las redes sociales. En un concierto, disfrutar es lo de menos, porque la verdadera experiencia es que te graben bailando para presumir ante tus amigos de que estuviste allí. Y no se te ocurra criticarlo, como tampoco puedes decir nada contra lo que ahora es políticamente correcto.

Al departamento de Publicidad de la marca American Eagle se le ocurrió contar para su nueva campaña con Sydney Sweeney, una actriz estadounidense que está de moda por un par de series. ¿Qué tiene de malo? Que nadie debió pensar que en el mundo de hoy no puedes contratar a una chica joven, rubia y de ojos azules para anunciar unos vaqueros. Les han acusado incluso de hacer apología nazi por un juego de palabras con los genes y los jeans, que en inglés suenan igual.

La polémica campaña de American Eagle

La polémica campaña de American Eagle

No pasó nada cuando la misma compañía de ropa ideó una campaña en 2020 para promocionar los vaqueros con una modelo obesa y de raza negra. Será que hay que prohibir que una chica guapa haga anuncios, porque no todas son igual de atractivas y puede causar frustración. Habría que encerrarla en la más alta torre del reino y que dentro de unos años una actriz mestiza hiciera de ella en una película.

Ese es el resumen de la ideología woke que nos trae de cabeza. Blancanieves puede ser negra, pero una empresa de vaqueros no puede usar como modelo a una actriz rubia de ojos azules. Es tal el despropósito, que en cualquier serie o película que te sientes hoy a ver habrá un personaje homosexual y otro negro. Tenga o no sentido en la trama, hay que cumplir la cuota. Normalizar algo es positivo, pero hacerlo de una forma que roza el ridículo le hace un flaco favor. Esta era una de las políticas de Kamala Harris y así acabó.

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