Fundado en 1910
Desde la almenaAna Samboal

Feminismo 'fake'

El golpe sobre la mesa de las mujeres socialistas, hastiadas de esperar en vano a que su partido y su gobierno las protegieran, tiene la virtud de retratar, una vez más, la desnudez de Pedro Sánchez. Se ha llenado la boca presumiendo de ética y limpieza y, sin embargo, todo su entorno, familiar, personal y político está bajo sospecha policial o judicial

Ni el deseado Emiliano García Page, ni los históricos, son las mujeres del partido las que amenazan hacer implosionar al PSOE. Deben estar hasta el gorro de puteros y prostíbulos, machistas y machirulos, agresores y babosos para alzar la voz como lo han hecho y en las fechas que han elegido, porque cualquiera que conozca someramente las dinámicas políticas es consciente de que, a las puertas de un nuevo ciclo electoral, el daño que sus denuncias pueden hacer a sus ya deterioradas siglas puede ser demoledor, definitivo. También que, precisamente porque esa es la amenaza, al menos, por esta vez, sus demandas serán atendidas. Deben ser muchas y tienen que haber sufrido mucho, de lo contrario hubieran esperado a que los tipos que las cosificaban y relegaban a un segundo plano hubieran caído por méritos propios, que los acreditan sobrados.

El golpe sobre la mesa de las mujeres socialistas, hastiadas de esperar en vano a que su partido y su gobierno las protegieran, tiene la virtud de retratar, una vez más, la desnudez de Pedro Sánchez. Se ha llenado la boca presumiendo de ética y limpieza y, sin embargo, todo su entorno, familiar, personal y político está bajo sospecha policial o judicial. Se ha adornado de valores democráticos, cuando ha sometido la Constitución y las leyes a un grado de tensión sin precedentes, si no las ha vulnerado abiertamente, decretando un confinamiento ilegal, una controvertida ley de amnistía o la renuncia a presentar presupuestos. Se ha engalanado de campeón nacional del feminismo, a pesar de que ha aprobado una norma que permite la rebaja de las condenas a agresores y violadores y de que se ha rodeado desde que se lanzó a conquistar el poder en su propio partido, en su entorno más próximo, de confianza, de un grupo de personajes vulgares y soeces para los que las mujeres no son más que mercancía de usar y tirar. No hay Leires suficientes para esconder tamaño engaño. Y las que ha habido, a lo mejor, también deciden ponerse a cantar.

El programa con el que el candidato Sánchez se presentó a la moción de censura es un fake de la cabeza a los pies, un trampantojo bien pintado que los hechos, con el paso del tiempo, se han ocupado de descubrir. Son ellos los titulares de todos aquellos vicios que, en el imaginario de sus bases, se imputan a la derecha más rancia y casposa. Y lo peor es que esta vez no pueden culpar a la prensa a la que suelen demonizar de descubrir sus vergüenzas, ni siquiera a la UCO o a la oposición. En este caso, son sus propias compañeras de partido, esas mujeres a las que desprecian, las que han dicho que hasta aquí han llegado. Si lo que nos han hecho saber ya resulta repugnante, miedo da imaginar lo que todavía esconden, aunque sólo sea por proteger su maltratada intimidad o no dañar más de lo que ya lo está su carrera política. Estas denuncias en los partidos acaban pagándose y, precisamente por eso, su confesión pública tiene aún más valor.

comentarios

Más de Ana Samboal

tracking

Compartir

Herramientas