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en el recuerdoAlfonso Ussía

Es la solución

El problema del F.C. Barcelona, es que últimamente sus presidentes están bastante obsesionados con visitar la cárcel. José Luis Núñez, al que conocí en Formentor, amable y bien educado, era asimismo un importante constructor. Le llamaban en Barcelona «El rey de las esquinas». Y por alguna esquina mal administrada, terminó en la trena

Cuando el Tribunal Supremo dictó una decepcionante sentencia condenatoria a la banda de golpistas por sedición, que no por rebelión, el Fútbol Club Barcelona «como una de las entidades de referencia de 'Catalunya' (sic) y de acuerdo con su trayectoria histórica», divulgó un deleznable comunicado bajo el título «La Prisión no es la Solución». El presidente de la entidad de referencia de Cataluña –ahora, bien escrito en español-, y de su trayectoria histórica era el señor Bartoméu, que no nos aportaba en su comunicado ningún tipo de solución paralela para evitar la condena a prisión del grupo de forajidos. Siendo una entidad de referencia y orgullosa de su trayectoria histórica, tendrían que haber ofrecido la solución, más o menos, como la que ofrecieron al árbitro turco, del partido de vuelta de la Liga de Campeones celebrado en el «Nou Camp» o «Camp Nou» contra el París Saint Germain. Protestaba la entidad de referencia en Cataluña por la condena de los maleantes, que ya habían recibido toda suerte de ayudas al rebajarles, con el inestimable apoyo de la Abogacía del Estado, la gravedad del delito.

Por desgracia, la prisión es la única solución contra la delincuencia, y más aún, cuando está organizada como una guerrilla callejera. Echamos en falta el Comunicado de la entidad de referencia y sublime trayectoria histórica por el terrorismo que se ha extendido por Barcelona y el resto de Cataluña con la excusa del encarcelamiento de un individuo que responde al nombre de Pablo Rivadulla, y que nada más entrar en prisión, ha sido de nuevo condenado, y cuando escribo, imputado en un delito más por el que la Fiscalía solicita cinco años de cárcel. Ante un tipo de tan acusada violencia, como en el caso de los bandoleros separatistas, la prisión es la única solución para que la sociedad violentada se sienta protegida y recompensada. Sucede que el F.C. Barcelona no puede emitir en la actualidad comunicado alguno por dos motivos. Porque no tiene presidente, y porque el presidente, que no consideraba una solución que los golpistas ingresaran en prisión, ha sido detenido por los Mozos de Escuadra y en el momento que escribo está justificándose ante el juez.

El Fútbol Club Barcelona, al que el jefe del Estado, Francisco Franco, salvó de la quiebra ordenando al Alcalde Porcioles que diera vía libre para la construcción del «Camp Nou» o «Nou Camp», es un gran club y nadie lo discute. Para agradecer al Generalísimo su fundamental ayuda, la Junta del Barcelona, presidida por Agustín Montal, acordó por unanimidad concederle al General Franco, en segunda edición, la Insignia de Oro y Brillantes de la entidad, que ya le había concedido unos años antes. Con el respeto que merece toda trayectoria histórica, la Junta presidida por Bartoméu le retiró las dos distinciones al difunto jefe del Estado, reclamando a sus nietos la devolución de las insignias. Insignias que no han sido devueltas porque los nietos no hicieron esfuerzo alguno para encontrarlas y el asunto les importaba a todos –son siete-, una séptima parte de un rábano.

El problema del F.C. Barcelona, es que últimamente sus presidentes están bastante obsesionados con visitar la cárcel. José Luis Núñez, al que conocí en Formentor, amable y bien educado, era asimismo un importante constructor. Le llamaban en Barcelona «El rey de las esquinas». Y por alguna esquina, mal administrada, terminó en la trena. También en la trena – y creo que durante más tiempo del merecido y en prisión provisional-, vivió el presidente Rosell, inmediato predecesor de Bartoméu, al que no le deseo mal alguno, pero que algo habrá hecho regular para que los Mozos de Escuadra, con la autorización del juez, se hayan visto obligados a detenerlo junto a un trío de sus hombres de confianza. Vista la situación, sería recomendable que los tres candidatos a sucederle, se palparan sus intríngulis, y decidieran retirarse, porque visto el panorama, la presidencia del Barcelona está gafada. Para mí, que de producirse la triple deserción, el próximo presidente de la histórica entidad de referencia en Cataluña tendría que ser un charnego. Cristóbal Soria, que ha hecho suficientes méritos para ocupar la poltrona central del palco del «Nou Camp» o «Camp Nou» y mullir sobre su cuero su sevillanísimo culo.

A la espera de saber si Bartoméu y los suyos son procesados y juzgados, o liberados sin cargos, bueno es recomendarle al «nen» Soria que prepare las maletas. Se espera un nuevo comunicado. Un Club, entidad de referencia y la trayectoria histórica de tres presidentes encarcelados puede molestarle a Messi. Y sin Messi, sin dinero, con una deuda de 1.700 millones de euros, y el mal ambiente que se respira por aquella aldea, antaño grandiosa ciudad, solo un tarugo como Soria es capaz de presidirlo.

En fin, escrito con el mayor cariño.


  • Publicado el 3 de marzo de 2021 en la web de Alfonso Ussía
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