Fundado en 1910

20 de abril de 2024

En primera líneaRafael Puyol

Hombres y mujeres en la población española

Salvo contadísimas excepciones, las féminas son más que los varones en la población total de cada país debido a su mejor comportamiento ante la muerte

Actualizada 09:53

Ante todo quiero advertir que mi análisis tiene el simple propósito de aclarar la diversidad de situaciones de hombres y mujeres en las diferentes variables demográficas. Y poner de manifiesto sus ventajas comparativas que, al menos, en materia de población, tienen respecto a los varones. Aquí no hay brecha de género entendida como ese estado de postergación que sufren las mujeres respecto de sus congéneres masculinos.
Comenzaré diciendo que, salvo contadísimas excepciones, las féminas son más que los varones en la población total de cada país debido a su mejor comportamiento ante la muerte.
Nacen más niños que niñas en una proporción que, como media, es de 105 varones por cada 100 mujeres. La proporción de hombres puede resultar mayor en situaciones especiales, como por ejemplo la existencia de abortos selectivos en detrimento de las mujeres, como los llevados a cabo en China durante la etapa de aplicación de la política del hijo único. Los médicos no podían suministrar a las embarazadas los resultados de las ecografías, pese a lo cual acababan obteniendo esa información y si el feto era una niña se sometían a la interrupción voluntaria de su embarazo. Más nacimientos de varones, pero también más fallecimientos del sexo masculino. La mortalidad infantil, la de adolescentes y la de jóvenes adultos se lleva más varones que mujeres, de tal manera que a una determinada edad, aproximadamente en torno a los 50 años, se igualan los efectivos de ambos sexos. Y después la parca se sigue mostrando más implacable con los hombres, cuya proporción va disminuyendo con la edad. En la sociedad española a los 75 años hay 122 mujeres por cada 100 hombres, a los 90, 208 por cada 100 y frente a unos 4.000 centenarios hay 14.000 centenarias. Y es que la esperanza de vida de las féminas está en 86 años y la de los hombres únicamente en 80,2. Una diferencia entre 5 y 6 años que solo de manera reciente parece atenuarse de forma ligera.
Ilustración: Mundo viejuno

Lu Tolstova

Sin embargo, esa mayor esperanza media de vida de las féminas no se traduce en una ventaja clara en la esperanza de vida libre de discapacidad (o esperanza de vida saludable, sin limitaciones significativas). Los hombres tienen a veces un valor superior, otras veces son las mujeres y en algunos años apenas hay diferencias entre los sexos. En cualquier caso, podemos decir sin ambages que desde el punto de vista de su resistencia a la muerte el sexo fuerte son las mujeres, aunque a veces parezcan tener una «mala salud de hierro».
Una nueva diferencia entre los sexos se pone de manifiesto al analizar su participación en los movimientos migratorios. En la inmigración internacional predominaron inicialmente los varones que venían solos a trabajar. Después las corrientes se han ido feminizando de manera progresiva al crecer la inmigración familiar y al encontrar las mujeres extranjeras nichos de actividad específicos como el servicio doméstico o el incremento de la demanda de cuidados formales e informales. Hoy los sexos están prácticamente equilibrados entre la población inmigrante, con un predominio de los varones de tan solo unas décimas. Con las migraciones interiores sucedió lo contrario. El éxodo tuvo al principio una fuerte participación de las mujeres lo cual contribuyó a la fuerte masculinización de las zonas rurales. La España vacía es prioritariamente masculina, está fuertemente envejecida y posee pocas mujeres y muchos menos niños. Con el debilitamiento del éxodo rural, la movilidad interior adquirió otras modalidades. La provocada por los cambios de residencia tiene un mayor equilibrio entre hombres y mujeres. En cambio, la provocada por motivos laborales ofrece mayor presencia masculina.
La última gran diferencia entre los sexos se da en los niveles de longevidad y envejecimiento. Lo sabemos bien: las mujeres viven más que los hombres a cualquier edad por encima de los 50 años o incluso antes. En todos los grupos que suelen diferenciarse a partir de los 65 años (tercera edad), los 80 (cuarta edad), los centenarios o incluso los super centenarios (más de 110 años) hay más féminas que hombres. El envejecimiento tiene nombre de mujer y la persona más longeva del mundo hasta la fecha fue la francesa Jeanne Calment, que vivió 122 años, 5 meses y 22 días.
Así pues en una variable tan fundamental como es la duración de la vida y la resistencia ante la muerte las mujeres aventajan a sus congéneres del sexo masculino. Claramente viven más, aunque desgraciadamente queda un largo camino para que esa vida sea mejor y se realice con las mismas condiciones que los hombres.
  • Rafael Puyol es presidente de UNIR
Comentarios

Más de En Primera Línea

tracking