Mira, ¡un muerto viviente!
Se cumple el centenario de la muerte Pablo Iglesias Pose que dejó en herencia un peligroso PSOE hecho a su imagen y semejanza y que Unamuno definía con estas palabras: «Tienen el alma seca, muy seca, es el suyo un socialismo de exclusión, de envidia y de guerra
Ahora, por lo visto ha llegado el siniestro mal gusto de celebrar la muerte de una persona; todos la tenemos en la cabeza. No, no teman, no voy a celebrar óbito alguno; pero sí voy a aprovechar, con motivo del aniversario de su muerte, para hablar de uno de esos personajes que por sus negativas aportaciones se les venía aplicando el silencio del olvido. Y es que este año 2025 se cumple el centenario de la muerte de Pablo Iglesias Pose; padre del Partido Socialista Obrero Español, alias PSOE; el partido más perjudicial para España desde su fundación hasta hoy en día.

Otra de las casualidades es que también nació en la villa del El Ferrol, aunque al morir su padre se trasladó a Madrid con su madre y su hermano. Allí aprendió el oficio de tipógrafo y en eso trabajó. Pronto comenzó a participar en diversas organizaciones profesionales de carácter reivindicativo así como en reuniones algo clandestinas en distintos locales de Madrid; hasta que un día tan patriótico como el dos de mayo de 1879, en compañía de otros y en un café cercano la Puerta del Sol creó el Partido Socialista Obrero Español. Aquello no fue una decisión ideológica o filosófica, ya que tuvieron que recibir desde Francia un resumen, preparado por Guesde con diez ideas marxistas a predicar. Y es que lo de Iglesias era la agitación y la propaganda.
Era el ferrolano maniobrero y astuto, apartó a todos los líderes obreristas para quedarse con el partido para él, hasta su muerte. No creía en la democracia y era más partidario de la revuelta que de la política. De hecho, ese joven partido, a diferencia de sus homónimos europeos se mantuvo muchos años sin querer entrar a participar de las instituciones constitucionales. Solamente después de los violentos acontecimientos de la semana trágica de Barcelona de 1909 se incorporó al Congreso con un único escaño, el del propio Iglesias. Poco después de llegar ya mostró su talante, ideas e intenciones. «Este partido no ha cambiado de opinión respecto a este particular estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad…cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones». No olviden esta frase a lo largo de este artículo; bueno mejor hasta el día de hoy. Pero no contento con esa amenaza, poco después soltó otra mucho más peligrosa hablando de Don Antonio Maura: «para evitar que Maura suba al poder debe llegarse hasta el atentado personal». Tan pacífico resultó el tipógrafo que Maura sufrió un grave atentado quince días después en Barcelona a manos de un habitual de la Casa del Pueblo.
Más adelante, en lugar de acercarse a otras formaciones de izquierdas dentro de la constitución, como hicieron en Holanda, Suecia, Inglaterra, Bélgica, el PSOE se inclinó por pactar con republicanos y nacionalistas porque su objetivo no era gobernar, sino cambiar el régimen político establecido. Sobre las monarquías liberales de Europa y por su puesto de España y sus instituciones decía que eran «incompatibles con el desarrollo de la civilización moderna en España» Era él, más moderno que un sueco. El PSOE intentó golpes de Estado, no para abatir un gobierno, para derrocar un régimen constitucional en los años 17, 30 y 34 y colaboró con el de Primo de Rivera en el 1923. Luego trató de cambiar el régimen político desde dentro tras las violentas y fraudulentas elecciones de 1936.
Vayamos a la llamada huelga revolucionaria de 1917. Iglesias ya enfermo y llamado por los suyos «el abuelo» mandó a Indalecio Prieto a Bilbao a organizar allí la rebelión y dotarla de armas. Besteiro y Largo Caballero pasaban por la casa del «abuelo» para obtener su plácet a lo acordado en Cataluña con CNT y con los conservadores nacionalistas catalanes como Prat de la Riba y Cambó. Y es que no tenía reparo en unirse a los conservadores para intentar acabar con la constitución. Y a mí que esto de socialistas y nacionalistas de uno u otro signo me suena.
En 1923, no sólo estaba en marcha el golpe de Primo de Rivera. También lo estuvo otro liderado por el general Aguilera que tenía como brazo civil al PSOE. Cuando se iba producir el golpe de Primo en septiembre de 1923 no tuvieron ningún reparo de cambiar de golpista. Dos días antes, Iglesias avisó en El Socialista «es preciso que la tempestad traiga al poder a hombres de muy distintas cualidades». Y pocos días después del golpe el líder sindical Manuel Llaneza se reúne con Primo y allí acuerdan la colaboración del PSOE con la dictadura. Esta colaboración incluye los cargos oficiales de diversos socialistas de renombre como Besterio, Llaneza e incluso, el luego «aguerrido» revolucionario Largo Caballero que fue Vocal de la Organización Corporativa Nacional siendo ministro de trabajo Eduardo Aunós, secretario de Francesc Cambó, y después fue nombrado Consejero de Estado. El matrimonio nacional socialista permitió al PSOE penetrar en las organizaciones municipales y regionales y con ello pasar de 7 diputados en 1923 a ser el partido mayoritario de la izquierda española en 1931. Y ¿el abuelo? Pues pudo bendecir la colaboración con su firma en artículos de El Socialista a principios del 24. Con su cinismo habitual tuvieron la falta de ética de condenar al Rey en 1931 por haber traído la dictadura. Ellos colaboran y la culpa la tiene Franco.
Se cumple el centenario de la muerte Pablo Iglesias Pose que dejó en herencia un peligroso PSOE hecho a su imagen y semejanza y que Unamuno definía con estas palabras: «Tienen el alma seca, muy seca, es el suyo un socialismo de exclusión, de envidia y de guerra, y no de inclusión, de amor y de paz. ¡Pobre idea! ¡En qué manos anda el pandero!»
Sabemos lo que hicieron sus hijos en el golpe del 34 (otra vez con los separatistas). Conocemos sus maniobras para apartar jueces arbitrariamente en el 31 y en 1936 y lo ocurrido en las checas. Cuando felizmente terminó la contienda sus mandos y cargos «se fueron a vacilar al bar de la mona Juana. Y, entre cocos y jaranas volvieron» pasados cuarenta años ya en forma de nietos. Lo malo es que podamos decir que los nietecitos de hoy en día, con su falta de aprecio por la democracia, han salido también muy pareciditos al «abuelo». ¡Dios nos asista!
- José Antonio García-Albi Gil de Biedma es empresario