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27 de abril de 2024

TribunaCarlos de Urquijo

En Alsasua con la Guardia Civil

Quieren que asumamos con naturalidad que se humille a las víctimas del terrorismo acercando a terroristas a prisiones del País Vasco con la única finalidad de que, poco a poco, el Gobierno nacionalista vasco, al que a tal fin entregaron la competencia hace unos meses, los vaya excarcelando a base de la concesión de terceros grados ilegales

Actualizada 12:48

Mañana sábado la localidad navarra de Alsasua, la misma que se hizo famosa en 2016 por la agresión de una manada de sus valientes vecinos a dos guardias civiles y sus parejas en un bar, albergará una nueva edición del Ospa eguna. Ospa en vascuence significa «fuera, largo» y eguna «día». Por si no quedaba claro el objetivo, el lema de la convocatoria es aún más clarificador ya que, aunque también en vascuence, resulta más sencillo de entender Poliziarik ez «No a la policía». En definitiva, ETA, perdón Bildu, quieren a la Guardia Civil y a la Policía fuera de Navarra y, a tal fin, han organizado una jornada en la que sucesivamente se celebran una mesa redonda en un local del ayuntamiento, gobernado por «Geroa Bai» o lo que es lo mismo el PNV, seguida de una comida a la que sucederá una manifestación.
Han pasado ya trece de años desde el último atentado mortal de ETA en España. El 30 de julio de 2009 fueron asesinados en Palma Nova con una bomba lapa, los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada. El 16 de marzo del año siguiente finalizaron su historia criminal con el asesinato del gendarme Jean-Serge Nerin cerca de París. En estos doce años mucho han cambiado las cosas, tanto que quieren que asumamos con naturalidad que ETA se encuentre de nuevo en las instituciones de las que fue expulsada por la Justicia en 2003 y que además lo haga como socio preferente del Gobierno.
Quieren que asumamos con naturalidad que se humille a las víctimas del terrorismo acercando a terroristas a prisiones del País Vasco con la única finalidad de que, poco a poco, el Gobierno nacionalista vasco, al que a tal fin entregaron la competencia hace unos meses, los vaya excarcelando a base de la concesión de terceros grados ilegales. Quieren que asumamos con naturalidad que nuestros espacios festivos sean copados cada verano por los amigos de ETA para pedir, además del acercamiento de los presos, la amnistía para los terroristas, permitiéndose además expulsar de estos recintos a quienes consideren oportuno ya sean estos ertzainas o hijos de políticos no nacionalistas, y haciéndolo mientras se rinden homenajes impunemente a cualquier terrorista.
Y como es el Gobierno quien ampara esta «normalidad» se permiten organizar jornadas como la de Alsasua para escupir todo su odio a quienes dieron su vida por defender España, nuestra democracia y nuestra libertad. Conviene recordar que por eso son odiados, por haber plantado cara y haber vencido a quienes quisieron imponer por el terror un Estado totalitario y ultranacionalista. Fueron 210 guardias civiles y 188 policías los asesinados por la vanguardia de los que el sábado se pasearán impunemente por las calles de Alsasua escupiendo sus consignas de odio contra aquellos a lo que tanto debemos todos los españoles. Ninguna autoridad impedirá la comisión, probablemente, de sendos delitos tipificados en nuestra Código Penal, el 510 y el 578 el primero la humillación a las víctimas del terrorismo y el segundo un delito de odio contra un colectivo concreto, el de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Quienes no asumimos, con esa naturalidad que se pretende, la rendición del Estado de Derecho que lamentablemente ha seguido a la victoria policial, nos concentraremos hoy viernes a las doce horas junto a las puertas de la casa cuartel de la Guardia Civil en Alsasua. Si las autoridades que tienen la obligación de defender el honor de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no lo hacen, lo haremos los ciudadanos de a pie. Por eso quienes no entiendan este mundo al revés en el que el Gobierno, en vez de respaldar a quienes más debe, prefiere por intereses espurios mirar para otro lado, nos encontraremos en el lugar más digno del pueblo de Alsasua, la casa cuartel de la Benemérita y junto a los guardias que en ella prestan servicio.
  • Carlos de Urquijo es director de proyectos de la Fundación Villacisneros
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