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18 de abril de 2024

TribunaAlfonso Ibáñez Solano

Un cadáver en la Moncloa

Lo que realmente acabó con la vida (siempre políticamente hablando) del presidente Sánchez, fue un retrovirus denominado BilduVirus, altamente agresivo y terrorificamente letal

Actualizada 01:30

Y huele, huele de tal manera que no hay duda al respecto. Ya decía un ilustre profesor de consultoría política que el ciclo vital de un político es: nace, crece, se aísla y muere. Y Pedro Sánchez nació en plena moción de censura, creció entre comunistas, golpistas, terroristas, depredadores sexuales… todo ello le llevó a unos comicios municipales y autonómicos en los que quedó patente su aislamiento, todos los barones a excepción de Chivite en Navarra y Salvador Illa en Cataluña huían de él como de la peste… y finalmente murió en la Moncloa el lunes 29 de mayo de 2023 a las 12.30h tras una breve agonía de escasamente 12 horas.
El ahora ya cadáver político tuvo a bien dar a conocer su testamento en sus últimos estertores, en el que nos comunicaba que era su voluntad que el sepelio y demás boatos fúnebres tuvieran lugar en grado superior a los propios de la realeza británica. Así, dispuso que el domingo 23 de julio del presente año, día de previsible canícula, todos los ciudadanos españoles mayores de edad fueran llamados a despedirle ante las urnas con sus cenizas, y que para ello se dispusieran urnas por toda la geografía nacional, incluso en Ceuta y Melilla con permiso del Rey alauita, hasta completar la cifra de 60.576 urnas que deberán quedar expuestas al público que desee pasar ante ellas y depositar un voto de reconocimiento hacia Su Persona. Y si ese reconocimiento implica suspender unas vacaciones en la playa, o en la montaña, o en algún país extranjero, pues afirma el ahora ya difunto que la causa lo merece con creces.
Pero como en el antiguo Egipto, donde la realeza e importancia del difunto quedaba reflejada en el número de súbditos que «eran sacrificados» y enterrados junto al miembro real fallecido, así en el caso del presidente Sánchez se analizará y valorará con detalle qué miembros de su séquito «se sacrifican» con él. De momento nadie ha salido corriendo en dirección contraria, si bien todos andan ya mirando hacia cualquier lado menos al muertito, como dicen en nuestro país hermano México. Todos… menos una, una navarra que fiel a la más pura esencia sanchista, supo renunciar a tiempo a su navarridad y empatía con las víctimas de una banda terrorista, para abrazar con fuerza el bote de blanqueador de terroristas. Y viendo que el blanqueador blanqueaba con mucha eficacia, el presidente Sánchez decidió utilizarlo en el mismísimo Congreso de los Diputados sin percatarse que entre los diputados estaban presentes unas cuantas víctimas de los terroristas. Y así la presidenta navarra del PSOE, que había obtenido la mitad de los votos que su adversario de la derechona fascista navarra, consiguió auparse al sillón presidencial navarro con la ayuda y el aliento de Bildu, un partido trufado de terroristas que pretendía conseguir por vía política lo que unos años antes no habían conseguido asesinando a cerca de un millar de personas. Pero eso para Chivite y para Sánchez era una cosa del pasado que había que olvidar en aras de conseguir una convivencia social basada en el hermanamiento entre asesinos y familiares de asesinados, entre violadores y violadas, entre pederastas y bebés abusados, entre okupas y propietarios fascistas de ultraderecha… una sociedad en definitiva donde todos somos iguales, da igual si has cometido un delito o no, o qué delito hayas cometido.
Y claro, con semejante bagaje previo al deceso del presidente, cobraba especial interés el informe de la autopsia política que el Departamento de Anatomía Política Forense de la facultad de Comunicación Política realizó a la sazón. Y las conclusiones resultaron altamente ilustrativas:
El presidente Sánchez había fallecido, siempre políticamente hablando, por un fallo multiorgánico provocado por un ataque generalizado de virus y bacterias de origen podemita entre las que se encontraban la bacteria del 'solo sí es sí' y la de la vivienda okupa, así como diversos virus de origen indepe. Parece ser que también se detectaron diversos fallos de carácter hereditario del tito Berni y de los titos Chaves y Griñán.
Pero lo que realmente acabó con la vida (siempre políticamente hablando) del presidente Sánchez, fue un retrovirus denominado BilduVirus, altamente agresivo y terrorificamente letal.
El BilduVirus no sólo acabó con el presidente, sino que se volvió pandémico en el mismo seno del Partido Socialista, hoy en la UCI.
Miembros supervivientes del PSOE que no fueron atacados por este letal virus afirman que han conseguido aislarlo y que con ello tienen la esperanza de salvar al menos una muestra del Partido, la suficiente para intentar renacer de sus cenizas, las de su presidente. Pero ahí está la presidenta Chivite amenazando a propios y extraños, especialmente a propios socialistas, con inocular al Partido una dosis letal de BilduVirus en su extremidad navarra que si bien mataría sin duda a la totalidad del cuerpo socialista, a ella le permitiría estar otros cuatro años de presidenta. Posteriormente, pasaría a formar parte de la misma urna que su presidente Sánchez, al mejor estilo egipcio.
Requiescat in Pace
  • Alfonso Ibáñez es consultor político
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