Mafiodemocracia
En San Jerónimo el Real, el magnífico Coro Marinero Manin de Lastres interpretó la Marcha Real, en tu honor, pero sin fanfarrias ni músicas, solo con la voz conmovida de sus gargantas, sobrio y ajustado, como contrapunto al uso abusivo que determinados colectivos hacen del himno de todos
Quizá sea cosa de este invierno, casi otoño, que compite encabronado con el derroche municipal de luces y pamplinas navideñas. Pero hoy la pantalla en blanco del ordenador mira retadora mis dedos agarrotados que no saben muy bien cómo empezar. Creo que nunca desde que colaboro en este «pseudo medio» de debate me atreví a escribir, sin leer previamente la columna de Alfonso Ussía, como un protocolo previo de santa humildad. Y hoy, cuando aún resuena el temible día de las alabanzas en San Jerónimo el Real en su recuerdo y devoción, me siento abandonado sin saber cómo poner proa a la mar en medio del desconcierto de esta «mafiodemocracia» que nos atenaza cada mañana con titulares más y más alarmantes, mientras seguimos abarrotando tiendas, calles y barras y por la televisión, que nadie mira, el demacrado chuleta que, en castigo a nuestros pecados, aún sigue haciendo de las suyas, sabiendo el muy truhan, que puede hacer lo que le venga en gana siendo oposición de la oposición que eso, al parecer, es gobernar. Y ha de tener razón, porque la teórica oposición al gobierno se dedica mientas a zancadillearse mutuamente, dándose emponzoñados pellizcos de monja y jugando al corre-que-te-pillo enardecidos con los estruendosos olés de los rufianes, cortabolsas, logorreicos y matasietes, empesebrados en los aledaños del poder
Las aceras se han cubierto de hojas, un tapiz de belleza sugerente que, sin embargo, al menor descuido te provocará el resbalón que dará con tus huesos en tierra y aún mucho más, si debajo se ha emboscado la catalina cagona de alguno de los miles de canes, caniches y gozques que han sustituido a los cagoncetes de dos patas de toda la vida. Y uno, obsesa criatura, discurre si no será eso precisamente lo que nos está sucediendo en esta tierra -ayer dominadora y hoy baticola de Europa- en donde la mafiodemocracia dominante intenta cubrir sus cagadas con alfombras -ecológicas y sostenibles, por supuesto- que nos lleven indefectiblemente hacia el despeñadero porque andamos mirando las luminarias artificiales en lugar de asentar los pies en el suelo con «paso corto y vista larga» como la antigua benemérita.
En San Jerónimo el Real el magnífico Coro Marinero Manin de Lastres interpretó la Marcha Real, en tu honor, pero sin fanfarrias ni músicas, solo con la voz conmovida de sus gargantas, sobrio y ajustado, como contrapunto al uso abusivo que determinados colectivos hacen del himno de todos con la bandera, también de todos, anudada al pescuezo como si fuera un babero al revés. Respeto, corrección, sencillez de buenas formas. Adiós maestro, a mí, como a tantos, también me has dejado un poco huérfano y eso que eras más joven que yo, ¡incluso! Un chaval. Si ves por ahí arriba a mi tocayo, también Pilarista y también más joven que yo, ¡incluso! Alfredo Pérez Rubalcaba pídele disculpas en mi nombre por todo lo que me metí con él en su día, sin comprender que quienes le habrían de suceder, lo elevarían, por simple contraste, a las más elevadas alturas de «hombre de Estado» indiscutible, pese a las marrullerías que entonces nos parecían tan graves.
Bueno, pues aquí seguiremos, cometiendo los errores de siempre, tropezando una y otra vez en la misma piedra, como corresponde a los animalitos, en ocasiones racionales, que somos. Imagino que habrás llevado contigo algún ejemplar de «el muchacho bien educado» que tanto nos enseñó en el colegio a besarle la mano a las señoras y a bañarnos al menos ¡una vez a la semana! Eran tiempos de restricciones.
Intentaré seguir sin el acicate diario de tu página, dando la cera que pueda a estos mafiodemócratas tan majetes que dicen encontrarse muy a gusto en el poder, llueva o escampe. Aunque, pasito a pasito, vayan trasladando sus despachos a Chozas de la Sierra, hoy Soto del Real, que hace fresquito.
Nos vemos. Y para todos, incluidos los arriba citados, feliz Navidad.
- Alfredo Liñán Corrochano es licenciado en Derecho