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22 de mayo de 2024

TribunaManuel Martín Lobo

Desarrollo regional en la España de los setenta

Con la ilusión propia de la juventud, nuestra meta era la «revalorización» de Extremadura dentro de la gran patria Española

Actualizada 01:30

Echando un vistazo a los años sesenta y setenta del ya pasado siglo XX, me vienen a la mente viejos recuerdos de lo que yo llamo «mi periplo regional de más de medio siglo». Puede resultar pretencioso, pero es verdad dicha con sencillez y humildad.
Porque empecé en 1947 con la fundación en Badajoz, junto a otros compañeros universitarios, de la que llamamos Juventud Universitaria Extremeña. Con la ilusión propia de la juventud, nuestra meta era la «revalorización» de Extremadura dentro de la gran patria Española.
Luego sería en 1950-51 con el Cortijo de Badajoz en la I Feria Nacional del Campo-Medalla de Oro- y con la fundación del Hogar Extremeño de Madrid, en la que colaboré y durante varios años fui el presidente de su Sección Universitaria.
Y en 1953 mi primer trabajo profesional como ingeniero en la Secretaría Gestora del Plan de Badajoz, en la que descubrí la similitud de lo que era este plan y las realizaciones mundiales análogas: TVA (Autoridad del Valle del Tennesee, USA), Compañía Nacional del Ródano (Francia), Cassa per il Mezzogiorno (Italia), Valle del Cauca (Perú), etc. que me hicieron escribir –con la documentación que obtuve entonces– mi librito Realidad y perspectiva de la planificación regional en España, de 1960-61 (ya era entonces el jefe de la Secretaría Gestora de los Planes de Grandes Zonas Regables), y para el que me hizo el honor de escribir el prólogo el Profesor Laureano López Rodó, entonces todavía no comisario del Plan de Desarrollo, sino «sólo» secretario general técnico de la Presidencia del Gobierno con Carrero Blanco, pero que ya atisbaba dicho Plan. Fue gracias a mi amigo Alberto Monreal Luque, a la sazón economista del Estado y luego ministro de Hacienda.
Pero sería ya en 1962 cuando descubrí realmente –el librito de la planificación regional fue un anticipo y tanteo ilusionado– tanto la teoría como la práctica del Desarrollo Regional y de la Ordenación del Territorio, términos de los que fui de los primeros en divulgar en España, al seguir en París dos «stages» de la OCDE, en esta organización y en la Comisaría del Plan francés, en la SCET (Sociedad para el Equipamiento del Territorio),etc. en París, Rennes, Burdeos, Tarbes, Pau, Nîmes, Montpellier, durante un mes. Posteriormente otros dos meses a finales de 1962, en París, Rouen y Lyon, que me permitieron conocer los entresijos del Comisariado del Plan francés, entrevistarme con sus personajes (P. Vergeot, Comisario adjunto y otros muchos), obtener muchas publicaciones oficiales, o comprarlas en la famosa Presse Universitaire de France, hoy desaparecida, así como un descubrimiento notable: el Conseil Nationale des Economies Regionales, Boulevard Saint-Germain, en el Barrio Latino, que merece párrafo aparte.
También me permitiría conocer a lo más granado de los profesores especialistas en Economía Regional, que era otro término que ya empezaba a sonar: Milhau Universidad de Montpellier y Consejo Econ. y Social, Lajugie (U. Burdeos), Labasse, Boudeville…

El Consejo nacional de economías regionales

Después de la II Guerra Mundial, y con el Plan Marshall, surgieron en Francia los Planes de Modernización y Equipo, y con la colaboración de las Cámaras de Comercio e Industria, Universidades, etc. surgieron unos llamados Comités de Expansión Regional, a los que el Gobierno francés les concedió reconocimiento legal por un Decreto de 1954. Pronto surgiría la necesidad de que tales Comités se agruparan y así es como apareció el Consejo Nacional de Economías Regionales, que se estableció en unas oficinas del Barrio Latino, en el Bulevar de Saint-Germain, donde actualmente sigue.
Establecí contactos con ellos y me facilitaron muchas publicaciones que hacían, pues tenían reuniones periódicas a las que acudían representantes regionales de la Cámaras de Comercio e Industria, convocados para temas concretos que estudiaban con expertos. Al mismo tiempo anualmente tenían un Congreso Nacional, a los que me invitaban, y así pude asistir a muchos de ellos: Rennes, Poitiers, Burdeos, Toulouse, París, Beçanson, Lyon, Limoges, Estrasburgo,etc.
A lo largo de todos esos años pude conocer a lo más granado de los políticos franceses, desde P. Pfimlin, Michel Debré, René Pleven, Pierre Schneiter, Chaban Delmas, Edgard Faure, Maurice Faure, etc. varios de ellos presidentes del Gobierno o de la Asamblea Nacional o el Senado, alcaldes de la principales ciudades, que no descuidaban su faceta regional, sino que varios de ellos serían miembros destacados también del Conseil Nacional. Chaban Delmas fue presidente de la Asamblea Nacional, presidente del Gobierno y sempiterno alcalde de Burdeos…
Los Congresos Nacionales a los que asistí, como todos, tenían cada año un tema de actualidad, que se desgranaba en Ponencias, y finalmente se hacía el viaje del Congreso al final del mismo, por los lugares históricos y artísticos de cada región, a la vez que a las realizaciones recientes de tipo industrial y económico-social. Así pude conocer casi toda la geografía francesa y adquirir incluso unas amistades entrañables durante muchos años.
El último Congreso al que acudí fue en 1983, en Limoges, poco antes de que falleciese mi esposa, Sofía, que me acompañó a varios de ellos, en París, Rennes, Burdeos…Recuerdo especialmente el Congreso de Besançon por dos motivos. Porque en su estupendo ayuntamiento, la Mairie, pude contemplar unos tapices con Carlos V, pues es la capital del Franco-Condado, uno de los feudos familiares del Emperador. Y porque entonces era presidente del Conseil el que había sido ministro de Agricultura, M.Edgar Pisani, a cuyo jefe de Gabinete, a un italiano que también era fiel asistente como yo, y a mí nos impusieron en el Chateaux d’Arbois la Medalla de la Pairie (Pares) u Orden de los Vinos de Arbois, con un hermoso diploma que conservo debidamente enmarcado. Tuvimos que beber una gran copa de aquel generoso vino…
  • Manuel Martín Lobo es doctor ingeniero de montes y periodista
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