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Brigitte Bardot, en abril de 1956, fotografiada durante el Festival de Cine de Cannes

Brigitte Bardot, en abril de 1956, fotografiada durante el Festival de Cine de CannesDPA vía Europa Press

Brigitte Bardot, la diva que agradecía a la Virgen María no haberse quitado la vida

Será recordada como un icono erótico y por su carácter transgresor. Pero había algo más: una unión especial con la Madre de Dios. «Es una presencia íntima y benévola», confesó

Su vida distaba quizás de ser perfecta o virtuosa, según los parámetros de la moral cristiana, pero no por ello era indiferente a las cosas de Dios. Transgresora, rebelde, apasionada, salvaje, equivocada tal vez, indomable, atormentada; todo ello se entremezclaba en el alma de Brigitte Bardot (1934-2025), fallecida este domingo a los 91 años de edad.

Todos la recuerdan por su personalidad explosiva, polémica y contestataria; incluso por ser un icono sexual de los años 60. Pero, bajo todo ello, latía también una sensibilidad espiritual, ajena a ritos, reglas y costumbres, pero no por ello inexistente. «Nunca me he sentido cómoda con la idea de la religión. Prefiero una espiritualidad libre, una relación directa con el Cielo», reveló en su libro Lágrimas de combate, publicado en 2018. Lo recuerda la edición francesa del portal Aleteia de esa época, quien destacaba las palabras que la actriz francesa dedicaba a la Virgen María: «Hablo con ella como en la vida real, en el contexto de un intercambio, más que de una petición o un tormento».

En su mansión de La Madrague mandó construir una pequeña capilla encaramada en la colina, rodeada de tomillo y pinos. «Me gusta ir allí porque puedo hablar con franqueza con la Virgen», confesaba en el libro. «La Santísima Virgen me ha apoyado durante mucho tiempo. Es una presencia íntima y benévola. Me sostiene la idea de dulzura, pureza y luminosidad que inspira, así como su generosidad incondicional y protección maternal», reconocía Bardot en las páginas de Lágrimas de combate. Unas confesiones que pueden sorprender viniendo de ella, pero que no dudó plasmar en el libro con su habitual franqueza. Y prosigue hablando de la Virgen María: «Ella también sufrió en la tierra. El único dolor que experimentó realmente fue la pérdida y crucifixión de su hijo; es enorme, me conmueve profundamente. Conoció el dolor en carne propia, por lo que no puede evitar ser sensible al dolor ajeno».

Misericordia en el momento oportuno

Bardot habló con naturalidad de su relación con la Virgen, llegando a afirmar que «Ella me protege; sé que me protege. Si no me hubiera acompañado con su misericordia en el momento oportuno, habría muerto hace mucho tiempo. Estoy convencida de ello».

Debido a la pasión que la unía a los animales y a la naturaleza, es comprensible que uno de sus santos de referencia fuese San Francisco de Asís. «Este santo es un modelo espiritual para mí; la idea de la abnegación, del olvido de uno mismo para darse a los demás, fortalece mi propio camino», reconoció. «Abandonar lo material por lo espiritual: ¡ese es el mejor camino hacia la sabiduría!», observó. Camino que, ahora, ha concluido para ella en esta vida.

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