El Gemelli, un hospital donde la fe también cura

El cuadro clínico del Papa es «complejo». Así lo confirmó el Vaticano este lunes y lo reiteró al día siguiente al informar que el equipo médico del hospital Gemelli ha debido prescribir un tratamiento farmacológico adicional al Santo Padre debido a una «neumonía bilateral», detectada tras exámenes de laboratorio y una radiografía de tórax.

Nada fácil para un hombre de 88 años, cuyo historial médico tampoco juega a su favor. Esta es la cuarta vez que ha sido ingresado en el policlínico, tras haber sido hospitalizado en tres ocasiones anteriores: en 2021, por una operación de colon; en marzo de 2023, por problemas respiratorios, y en junio de ese mismo año, por una hernia abdominal.

El ambiente en el Gemelli tampoco es del todo tranquilo. Como el nosocomio más grande de Roma y el más prestigioso de Italia, recibe a cientos de miles de pacientes cada día. Sin embargo, en estos días, hay una preocupación adicional en los pasillos: todos saben que en la décima planta se encuentra el Papa Francisco.

Las especulaciones sobre su estado de salud no han faltado, desde conjeturas sobre su recuperación y su fecha de alta hasta rumores infundados sobre su fallecimiento o si ha recibido la extrema unción. No obstante, el Vaticano ha pedido cautela ante la desinformación y ha insistido en que el Papa sigue recibiendo tratamiento bajo la supervisión de un equipo médico especializado.

A pesar de la complejidad del cuadro clínico, hay señales que invitan al optimismo. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, expresó su satisfacción tras visitarlo y verlo de buen ánimo. «Estoy muy contenta de haberle encontrado lúcido y receptivo», declaró. Además, destacó que el Pontífice mantiene su carácter jovial: «Hemos bromeado como siempre. No ha perdido su proverbial sentido del humor», algo en lo que también ha insistido el Vaticano en los últimos días.

Aunque haya preocupación, se percibe por parte de algunas personas una actitud prudente, sin caer en alarmismos y con la confianza de que el Papa tiene posibilidades de superar esta situación. Quienes acuden al Gemelli no solo siguen de cerca las noticias, sino que también expresan su apoyo de distintas maneras.

Una pareja de ancianos, llegada desde la región de Campania para hacerse unas pruebas médicas, se detuvo ante la icónica estatua de Juan Pablo II. Allí, encendieron una vela y compartieron su sentir: «El primer pensamiento que hemos tenido al venir aquí ha sido el Papa Francisco. Tenemos esperanza de que saldrá de esta porque es fuerte, tiene la voluntad de seguir adelante. Esperamos tenerlo por mucho más tiempo, porque es una gran persona y su sabiduría nos da seguridad».

No fueron los únicos que quisieron mostrar su cercanía. Una profesora del colegio Lambruschini llegó al hospital con un grupo de 21 niños con un solo propósito: rezar por la recuperación del Papa. «Sabemos que está aquí y queremos pedir por él para que se recupere lo antes posible, porque es un gran hombre», dijo con emoción. Luego, explicó cómo los niños sienten una conexión especial con Francisco: «Lo ven como un 'abuelo', una figura afectiva. Saben que es una gran persona y son muy sensibles a su mensaje».

La figura del Papa va más allá de lo institucional; es un referente espiritual y humano para muchas personas que, con fe y afecto, esperan verlo pronto recuperado. No es casualidad que el Papa esté ingresado justo al inicio de este año dedicado a la esperanza.

Como ha explicado él mismo, la esperanza no es simplemente esperar que las cosas mejoren, ni una expectativa pasiva de que todo encaje como esperamos: «La esperanza es la virtud de quien tiene un corazón joven y paciente», una cualidad que permite, incluso cuando muchos sucumben a la desilusión, «atravesar las noches más oscuras».