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01 de mayo de 2024

Vista del pantano de Sant Ponç, a 26 de abril de 2023, en Lleida, Catalunya (España). Los embalses de las cuencas internas de Cataluña se encuentran ya por debajo del 30% de su capacidad. El agua almacenada apenas alcanza el 28,58% de media, en comparación a hace un año, los cuales disponían de casi al doble: el 55,99%. En los últimos 60 años España ha vivido siete períodos de sequía.
26 ABRIL 2023;EMBALSES;CATALUÑA;CUENCAS INTERNAS;AGUA;CAPACIDAD;ALMACENADA;SEQUÍA
Lorena Sopêna / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
26/4/2023

Vista del pantano de Sant Ponç, a 26 de abril de 2023, en LéridaEuropa Press

El Gobierno catalán carga la cuenta de la sequía sobre los ciudadanos y la economía

  • Se reduce la dotación a 200 litros de agua por persona y día

  • También hay restricciones de un 80 % para el uso agrícola y de hasta el 50 % para el ganadero

Desde este viernes, buena parte de Cataluña, 202 municipios de las provincias de Barcelona y de Gerona que se abastecen del sistema Ter-Llobregat, han entrado en fase de emergencia por sequía. Nueva fase y nuevas restricciones que afectan a seis millones de personas ¿Qué implica la entrada en vigor de mestas medidas? Se reduce la dotación de agua por habitante y día a 200 litros; hay restricciones de un 80% en los usos agrícolas, de un 50% en los ganaderos, de un 25% en los industriales y otro 25% para los recreativos.
Unas restricciones que afectan especialmente a los sectores económicos, como el agrícola, el ganadero o el turístico, y que ya han expresado su temor a las pérdidas económicas y a la destrucción de puestos de trabajo que puedan acarrear. No serán los ciudadanos los que más las noten, al menos en esta primera fase, puesto que no hay previstos cortes en el consumo de agua de boca. Aunque eso sí, los ayuntamientos están preparando medidas para castigar a los que más consuman.
Gerona, por ejemplo, contará con una ordenanza para sancionar a los más derrochadores. Se les hará un seguimiento mensual y también se contemplarán multas. En la ordenanza anterior, por ejemplo, éstas oscilaban entre los 125 y los 3.000 euros. Otro consistorio, el de l’Espluga de Francolí (Tarragona) también va en la misma línea, y ha aprobado una norma para limitar el consumo de agua a los particulares y sanciones para quien no la cumpla.
Y en general, los ciudadanos estarán mucho más vigilados. En unos casos se revisan minuciosamente los contadores, como es el caso del Ayuntamiento de Begur (Gerona), y en otros casos, para controlar que los vecinos cumplen las medidas antisequía, y, por ejemplo, no llenan piscinas, se usan drones. Hace unos meses esta decisión generó mucha polémica en algunos municipios, como es el caso de Calafell (Barcelona), donde se abrió el debate sobre el límite del derecho a la intimidad y la inviolabilidad de la vivienda.
El problema, han asegurado estos alcaldes, es que todo es un engranaje, una correa de transmisión. La Generalitat, vía Agencia Catalana del Agua (ACA) aprieta a los municipios, a los que también puede sancionar si hacen un consumo excesivo de agua; y a su vez, estos se ven obligados a hacer lo mismo con los vecinos.

Sin inversiones

Pero sin lugar a dudas, por el momento, la mayor parte de la factura de la sequía va a recaer en los sectores económicos, como la agricultura, la ganadería, el turismo o la industria, que sufrirán restricciones importantes de agua. Y llegados a este punto, cada vez son más las voces que cuestionan el papel que ha jugado la Generalitat, no solo el actual gobierno catalán, sino los anteriores, prácticamente desde la anterior sequía, desde 2008.
Entonces, hasta el consejero de Medio Ambiente, comunista, Francesc Baltasar (Iniciativa per Catalunya), llegó a subir a Montserrat para pedir de La Moreneta que echara una mano y lloviera. Y sus ruegos fueron escuchados, porque se pudo solventar la situación. Y olvidada la sequía, olvidadas también otras inversiones en infraestructuras hídricas. También contribuyó el hecho de que los sucesivos ejecutivos se volcaran con el proceso independentista.
El último en alzar la voz ha sido el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Josep Santacreu, que ha lamentado la falta de inversiones. Esta misma semana decía que «se ha actuado en reacción, dando golpes de ciego», y sentenciaba: «no hemos aprendido la lección». También instaba a reconocer que había un retraso de más de una década para garantizar un suministro de agua «realmente fiable».
No se han hecho los deberes y ahora la economía va a pagar, en parte, los platos rotos. Es el caso del sector turístico, y todo ello a las puertas de una nueva temporada. No hay que perder de vista que Cataluña es una de las comunidades autónomas que más visitas de turistas extranjeros recibe, y desde el sector temen que las restricciones por sequía «puedan dañar la imagen».

Piscinas con agua de mar

Y es que, por ejemplo, en esta fase de emergencia no se van a poder llenar piscinas privadas: ni de comunidades de vecinos, ni de hoteles, de campings o de balnearios. De ahí que muchos de estos establecimientos, y para salvar la temporada, estén pensando en utilizar agua de mar, aunque eso pueda suponer un coste añadido. Pero es que las empresas que se dedican a ello tienen lista de espera. Y no es fácil, porque hay que adaptar las instalaciones, y se tiene que evitar que el agua salada acabe en la red convencional.
En cualquier caso, hoteles y restaurantes piden al ejecutivo catalán «claridad» y que resuelva las dudas que tienen cuanto antes, antes de que dé comienzo la temporada, porque les preocupa la imagen que se pueda dar de puertas hacia fuera, como aseguran desde la asociación Costa Brava Centre. Su gerente, Judith Lloberol, decía que la situación les recordaba «al covid, cuando recibíamos las normativas de un día para otro».
Aseguran que están trabajando para garantizar que se cumplen los límites por persona y día, pero también tienen dudas y preocupación por ver cómo y quién controlará el consumo de agua, si el propio establecimiento o la administración, sobre todo cuando se esté al 100% de ocupación. Y para demostrar que están haciendo los deberes, varias entidades han presentado sus cifras. La Federación Catalana de Campings ha hecho público un estudio en el que se asegura que el consumo medio en estos establecimientos va de los 135 a los 150 litros por persona y día, y se pretende reducir esta cifra. El Gremio de Hoteles de Barcelona sitúa la media entre totas las categorías hoteleras, en un consumo de 163,5 litros de agua al día por habitación.

Agricultura y ganadería

Y también han dado la voz de alarma desde el sector agroalimentario catalán, que hace mucho más tiempo que sufre restricciones de agua. El Canal de Urgell, por ejemplo, tuvo que cerrar por primera vez en su historia en abril del año pasado ante la falta de agua. Y esta situación afectó al cereal, y en concreto a unas 26.500 hectáreas, con daños que van entre el 10 y el 50 %.
El sindicato Unió de Pagesos lamenta que se quieran imponer restricciones que llegan al 50 % en el caso de la ganadería y de un 80 % en el agrario. «Si a una persona que tiene un huerto le dicen que solo puede regar un 20 %, ¿qué tendrá que hacer? Es imposible plantar en estas circunstancias», asegura Josep Guitard, coordinador del sindicato en el Bages. Él defiende que el sector está haciendo muchos esfuerzos para reducir el consumo de agua.
Pero hay muchos más ejemplos en los que se da la voz de alarma. En plena recogida de la alcachofa, los agricultores de la comarca del Baix Llobregat, sobre todo los que reciben agua del Canal de la Derecha del Llobregat, ven con mucha preocupación su futuro, porque recibirán ahora el agua del EDAR de Sant Feliu, que tiene una mayor salinidad que no es apta para muchos cultivos. Por este motivo, no tienen claro si podrán hacer la campaña de verano. «Las semillas y los materiales están mucho más caros y no te puedes arriesgar a plantar melones, sandías o tomates, y después no poder cogerlos», explica Agustí Garcia, presidente de la Cooperativa Agrícola del Prat.
Y la alerta también viene desde el sector de la viña. Unió de Pagesos dice que se está «a las puertas de una nueva filoxera» si continúa sin llover. Josep Esteve, representante del sindicato en el área metropolitana, recuerda que «la viña no se había muerto nunca por la sequía. Ahora ya no es así».
Y luego están los ganaderos. En algunos casos ya han tenido que sacrificar animales para reducir la cabaña porque «esto es insostenible», aseguran. «No hay comida ni agua», explica Jaume Batlle, quien también dice que ahora tienen que comprar los forrajes en Francia a «precio de oro», al doble de lo que se pagaba hace solo unos meses. En su caso, él es del Ripollès, y este año no ha podido hacer la trashumancia a la comarca del Empordà.
Y también está el caso de Lluís, que tienen una granja de vacas muy cerca del Montseny. Asegura que cada animal, de media, puede consumir unos 100 litros de agua diarios, y si hay restricciones, y no puede llegar a todos los animales, también va a tener que sacrificar algún ejemplar, porque «no le puedes decir que beba la mitad, y menos en verano, que aún necesitan más».
Unos y otros lamentan que el ejecutivo catalán haya priorizado a sectores como el turismo o la industria, y haya dejado a su suerte al sector primario catalán. En cualquier caso, los agricultores avisan que las restricciones en el uso de agua y la falta de lluvias puede probar una situación de desabastecimiento a largo plazo, además de una subida de precios.

Apoyo a las empresas

Y ante este panorama, las patronales piden medidas de apoyo para asegurar la viabilidad de las empresas más afectadas por la situación de emergencia, como son las del sector primario, y para evitar cierras. Y es que Pimec, la patronal de la pequeña y mediana empresa, avisa que consumir menos agua puede provocar a su vez que se reduzca o se pare del todo la actividad en algunas empresas, lo que pueda conducir a expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE).
Y los sectores más afectados pueden ser, además del agrícola y ganadero, el colectivo de la planta y de la flor; algunos sectores industriales como el agroalimentario, el químico, el farmacéutico, el papelero y el textil, además de otros ámbitos de los servicios como las actividades acuáticas o las lavanderías industriales.
En el caso de los jardines, los gremios, patronales y colegios profesionales relacionados con los espacios verdes, como jardineros, ingenieros o paisajistas, han pedido al Govern que permita el riego de supervivencia de árboles, plantas y arbustos, tanto públicos como privados. Y es que con el decreto actual, solo se podrán reglar los árboles públicos con agua regenerada o freática. Desde el sector piden que se haga también con agua potable en caso de que no se tenga acceso a la regenerada. Los espacios verdes defienden, aportan muchos beneficios para la salud y contra la crisis climática.
Y capítulo aparte merecen los gimnasios y el ámbito de las competiciones deportivas. Pues bien, clubes y deportistas federados no podrán ducharse después de los entrenamientos, ni tampoco después de los partidos. Desde la UFEC, la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña lo consideran absurdo, teniendo en cuenta que los deportistas utilizan unos 9 litros de agua, mientras que en las casas se puede llegar a los 15.
Y es que tal y como recuerda esta entidad, pero también la patronal de los gimnasios, las duchas en las instalaciones deportivas son «más eficientes, de forma generalizada, que las de las viviendas particulares», entre otras cosas, porque tienen pulsadores y así se reduce el consumo de agua. También desde este ámbito se está impulsando la campaña «una ducha, tres minutos», para fomentar el uso responsable del agua.
En el caso concreto de los gimnasios, este es un ámbito especialmente afectado por las restricciones, sobre todo en el caso de los que disponen de piscina, que sí podrán rellenar, pero a cambio, deberán compensarlo, reduciendo el consumo en otros aspectos, como por ejemplo, cerrando las duchas. Y lo que pide el sector es que desde el Govern se fije un máximo de consumo de agua, y a partir de ahí, cada centro pueda decidir cómo lo gestiona. También están negociando con la Generalitat para que haya una línea de ayudas urgentes para evitar que empiecen a acumular pérdidas con las restricciones. Y esto no ha hecho nada más que empezar.
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