
Una imagen del documental, en el que se recrean episodios como la vigilancia de los etarras a Carrero Blanco en una iglesia
‘Matar al presidente’
En busca del elefante de la 'Operación Ogro'
Un documental de Movistar + reconstruye el atentado contra Carrero Blanco en 1973
El primer capítulo de la serie sobre el atentado contra Luis Carrero Blanco estrenada este martes por Movistar + tiene un título muy indicativo, que resume perfectamente el contenido del episodio: Todos quieren muerto a Carrero Blanco. Partiendo de ese título, una pregunta sobrevuela, a modo de Macguffin hitchcockiano, este episodio inaugural de Matar al presidente: ¿quién es el elefante de la Operación Ogro? Porque hay «un elefante volando», en palabras de Carlos Estévez, uno de los muchos periodistas que intervienen en esta producción. Al principio del documental se escucha decir que «se dejó hacer» a ETA, y a partir de ese presupuesto se intenta explicar cómo y quién dejó hacer para que se hiciese realidad lo que ocurrió el 20 de diciembre de 1973 en la calle Claudio Coello.
Estévez resume con unas pinceladas la situación política previa al atentado: al entonces Príncipe no le convenía una presidencia como la de Carrero, «la camarilla del Pardo» tampoco lo deseaba y los estadounidenses se encontraron con un «antinorteamericano» al frente del Gobierno justo cuando había que renovar el tratado que permitía las bases militares de uso conjunto en territorio español. En resumidas cuentas, «se había convertido en un obstáculo político para todo el mundo».

Un plano del documental, rodado también en una iglesia
La idea inicial de ETA fue sugerida por un misterioso hombre que se reunió en un hotel con unos etarras. Les vino a decir que secuestar a Carrero, que todos los días iba a misa al mismo sitio sin apenas séquito de seguridad, estaba tirado. Así que el plan era secuestrar al vicepresidente del Gobierno para, a cambio de dejarlo libre, demandar la salida de prisión de todos los presos de la organización terrorista. Es decir, lo mismo que exigió años después cuando secuestró a Miguel Ángel Blanco (en este caso se fijó un plazo límite).
Tras realizar labores de espionaje, los terroristas concluyeron, tal y como les había indicado el señor anónimo, no era un trabajo demasiado complicado dada la precariedad del dispositivo de seguridad con el que contaba Carrero. José Sainz, jefe superior de policía de Bilbao, llegó a redactar un informe, que llegó a sus superiores en Madrid, en los que se alertaba de que Carrero y otras dos personas eran potenciales objetivos de ETA para ser secuestrados. Es el segundo aspecto sospechoso de este atentado (el primero es el hombre misterioso): ¿por qué ese informe fue ignorado? El tercero es que los etarras se pasan más de un año en Madrid en el que no se privan de la fiesta y se les llega a disparar un arma. El cuarto es que un guardia civil sospecha de ellos y cuando van a ser detenidos un alto mando de la Dirección General de la Policía recibe una orden de la superioridad: que no se entre en ese piso.Ajeno a todos estos asuntos, Carrero es ascendido a presidente del Gobierno, pero su seguridad apenas se refuerza. El hombre misterioso –aquel del hotel– sugiere a los etarras dar un paso más allá: matarlo en vez de secuestralo. Se fija una fecha: 18 de diciembre. Pero se aplaza porque justo Henry Kissinger, secretario de Estado de Estados Unidos, viene de visita a España. No congenia con el presidente del Gobierno: «¿Me están amenazando?», llega a preguntar al final de la reunión con el máximo mandatario español. Quinta señal: los servicios de inteligencia norteamericanos dicen a Kissinger que no pernocte en Madrid y abandone cuanto antes el país. Lo hace, y al día siguiente es el atentado. La periodista Pilar Urbano sostiene en el documental que, paralelamente, dos agentes de la CIA acceden al túnel que están excavando los de ETA y colocan un explosivo de mucha mayor potencia.
En conclusión: este primer episodio apunta, sin señarlala expresamente a la CIA. No es una tesis nueva, ni pretende serlo. La serie se estrena con motivo del cincuenta aniversario del atentado, el mismo motivo que ha inspirado la publicación de libros como La lealtad, asesinada. Cuando la C.I.A. voló el franquismo (Publicaciones Arenas), de Eloy Ramos Martínez.