Fundado en 1910

26 de abril de 2024

Teddy Bautista y Ángel María Villar

Teddy Bautista, expresidente de la SGAE, y Ángel María Villar, expresidente de la RFEFGTRES

Los parecidos razonables de la SGAE y la RFEF por sus eternos procesos y sospechas de corrupción

Los constantes escándalos que salpican los organismos que gestionan los intereses de los autores y el fútbol españoles son ya una característica atávica que mancha la cultura y el deporte

Probablemente no le suene a mucha gente el Caso Saga y la Operación Soulé. Una de las características comunes de la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) y de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) es que una suerte de velo, pese a la fama atávica de sus presuntas corruptelas, recubre sus figuras como si se tratasen de viejas damas elegantes. Lo peor es que de elegantes no tienen nada, pese al misterio. Es un misterio vulgar, porque se sabe que lo que encierra es justo lo contrario del significado esencial de la cultura y el deporte.
Teddy Bautista fue presidente de la SGAE durante 16 años y Ángel María Villar durante 29 (casi el doble), el tiempo, el de ambos, justo para convertir una sociedad de gestión cultural y una Real Federación en sus propias fincas de Los Santos Inocentes, cada uno de ellos en el papel de un señorito Iván.

Supuesto desvío de fondos en la SGAE

Eso es lo que parecía en el caso de la SGAE cuando en 2011 la Guardia Civil detuvo a Bautista y a José Neri, director de la Sociedad Digital de Autores y Editores, SDAE, junto a otros siete miembros de la SGAE por el presunto desvío de fondos a empresas privadas pertenecientes a miembros de la Junta Directiva.
Se hablaba de una trama societaria con un desvío de hasta 400 millones de euros que se llevó por delante el dichoso canon digital, la tasa aplicada a diversos medios de grabación para compensar a los autores, artistas y productores por las copias que se hacen de sus trabajos en el ámbito privado. Pero el canon volvió en 2017 y en 2021 toda la cúpula de la SGAE fue absuelta de todas las acusaciones. Al final no había latifundio pese a la enorme y añosa operación.

Entramados societarios en la RFEF

La presunta existencia de otro entramado societario es la esencia, entre otras muchas ramificaciones, de la Operación Soulé que sacó a Ángel María Villar de la Real Federación de Fútbol después de tres décadas. Saga y Soulé tienen en común que se sabe cuando empezaron por el ímpetu con el que llegaron, pero no cuando acabaron, incluso a pesar de las absoluciones de la primera, la cruz de los santos inocentes.
Ninguno de los grandes protagonistas de estas dos turbias historias pasó apenas unos días en la cárcel. Todos ellos pagaron fianzas cuantiosas. Soulé sigue en marcha después de cinco años en un recorrido similar, por el momento, al de Saga mientras Villar, acusado de graves delitos, lleva vida de jubilado en libertad bajo fianza.

Falsificación de votos y Rubiales

Pero el atavismo de impureza y perversión continúa en la SGAE y la RFEF. Las Falcon Crest de la cultura y el deporte. Se fueron las presuntas Angelas Channing y ha aparecido una supuesta red de falsificación de votos (antes también aparecieron la Operación Rueda [la investigación de la trama por la que se obtenían ingresos millonarios por derechos de autor a partir de contenidos musicales emitidos en programas nocturnos], escándalos financieros, fugas de autores o denuncias) y el inefable Luis Rubiales, salvo porque es un tío normal, de Motril, que tiene miedo de que le metan una bolsa de cocaína en el maletero, respectivamente.
Todos culpables primero y todos inocentes después y vuelta a empezar en una espiral inacabable e inasequible al escándalo que continúa adelante a pesar de todo, siempre con esa suerte de velo encima, el mismo que de repente se quita como la sábana de un sofá de una casona recién abierta y luego se vuelve a poner como si la fueran a volver a cerrar, las casonas, los viejos caserones llenos de fantasmas, ratones y otros habitantes de la SGAE y la RFEF.
Comentarios
tracking