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Un momento de la gala de los premios Max

Un momento de la gala de los premios MaxEuropa Press

La gala de los Premios Max se convierte en un alegato contra la inteligencia artificial

Los Max han reconocido al espectáculo ‘Castin Lear como la mejor creación escénica

La obra Casting Lear, impulsada por Barco Pirata y dirigida por Andrea Jiménez en colaboración con Teatro de La Abadía, ha sido reconocida con el galardón al Mejor espectáculo de teatro en la vigésimo octava edición de los Premios Max de las Artes Escénicas.

La ceremonia se celebró este lunes en el Teatro Gayarre de Pamplona y tuvo como eje temático el tiempo, bajo el lema Tiempos vivos. Durante el evento también se puso el foco en la necesidad de establecer una regulación ética y responsable en torno a la Inteligencia Artificial generativa.

Además, esta misma pieza fue distinguida con el premio a la Mejor adaptación o versión de obra teatral o coreográfica.

La gran triunfadora de la noche fue, no obstante, Afanador, que se alzó con cinco reconocimientos: Mejor composición musical para espectáculo escénico, Mejor diseño de vestuario, Mejor diseño de iluminación, Mejor espectáculo de danza y Mejor dirección de escena. La gala estuvo presentada por la actriz navarra Natalia Huarte –galardonada en 2024 como Mejor actriz–, y dirigida artísticamente por Ana Maestrojuán.

En las categorías interpretativas, el premio a Mejor actriz fue para Ágata Roca por su papel en L’imperatiu categòric, mientras que Enric Auquer fue distinguido como Mejor actor por su interpretación en El día del Watusi.

Durante su intervención, el presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Antonio Onetti, defendió el papel de los creadores como pieza esencial de la cultura y advirtió de los peligros de una tecnología desvinculada del respeto a sus derechos.

«Sin creadores no hay cultura y sin cultura no hay libertad», afirmó, subrayando que es imprescindible hallar un equilibrio entre el progreso tecnológico y la protección de la propiedad intelectual.

En alusión directa a los sistemas de Inteligencia Artificial, Onetti señaló que estos no generan contenido «de la nada» sino a partir de obras preexistentes, entrenados con materiales provenientes del cine, la música, la literatura o el teatro: «Y puede que, como resultado, esos programas hayan aprendido a combinar nuestras obras, a mezclarlas de una manera rápida y barata. Pero lo hacen sin alma, sin haber vivido, sin haber sufrido, sin imaginación, y además sin permiso. Porque esto es el robo del siglo».

En esta línea, pidió un marco legal que permita regular la IA generativa desde un enfoque ético y responsable, incluyendo compensaciones económicas por el uso no autorizado de las obras para entrenar dichos programas, así como el derecho de los autores a vetar su utilización.

Una postura similar sostuvo Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, quien quiso matizar que no se oponen al uso de la Inteligencia Artificial como herramienta, pero sí a que sustituya a las personas creadoras. Asimismo, anunció que la próxima edición de los Premios Max se celebrará en el Teatro Romano de Mérida.

Entre las autoridades asistentes a la gala figuraban la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz; la delegada del Gobierno en Navarra, Alicia Echeverría; el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; la vicepresidenta segunda del Gobierno de Navarra, Ana Ollo; la consejera de Cultura, Deporte y Turismo, Rebeca Esnaola; el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, y la consejera de RTVE, María Solana.

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