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02 de mayo de 2024

Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, y Xi Jinping, presidente de China

Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, y Xi Jinping, presidente de ChinaGTRES

Economía

La UE se lanza a invertir en África y Asia para frenar la expansión comercial china

Más de 3.000 millones de euros se han acordado para asegurar cadenas de suministro y fortalecer estructuras regionales

La Unión Europea reenfoca su estrategia comercial y económica para frenar la expansión de sus rivales directos en varios frentes.
Si desde el inicio de la guerra de Ucrania el gran rival ha sido Rusia, ahora le toca el turno a la China de Xi Jinping.
Pese a que para la OTAN Beijing sea considerado como un posible rival con el que está condenado a entenderse por la seguridad global, no parece ser así para Bruselas.
Desde la Comisión no han parado de lanzar mensajes de paz y entendimiento, pero la guerra económica es ya una realidad. El equipo de Von der Leyen considera que China está haciendo juego sucio aprovechándose de subvenciones y rompiendo la balanza comercial.
Dos de los frentes en donde el gigante asiático lleva la delantera tanto a la UE como a Estados Unidos es África y Asia.
El continente africano es clave para los chinos por servir de despensa de alimentos y de materias raras; el asiático lo es también porque es la extensión natural de la potencia terrestre que es y vital para la construcción y consolidación de su proyecto One belt, one road, conocido como la «Nueva ruta de la seda».

Guerra comercial y de inversión

La Unión Europea ha acordado con tal fin esta semana más de 3.000 millones de euros de créditos e inversiones a países en ambos continentes, financiación que se suma a iniciativas similares en Iberoamérica y el Caribe con las que la UE busca impulsar una alternativa comunitaria al plan chino de expansión económica.
La última cumbre UE-Celac sirvió en parte para eso, aunque luego gran parte de los flecos de los acuerdos se tienen que cerrar en encuentros bilaterales.
«Hay una batalla de ofertas» y el 2023 supone «la prueba del algodón de credibilidad» de la UE en su voluntad de «sobreproducir en vez de sobreprometer, es decir, prometer menos y obtener más», ha dicho este jueves el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en la clausura del Foro Global Gateway, celebrado en Bruselas antes del Consejo Europeo.
El responsable de la diplomacia comunitaria ha subrayado la importancia de «apoyar el desarrollo económico y social» de los socios de la UE «ayudándoles a construir una mejor infraestructura de conectividad, a acelerar sus transiciones digitales y verdes y mejorar su infraestructura intangible a través de la educación y la salud de sus ciudadanías».
Es también una forma de «eliminar los riesgos» de la economía comunitaria «a través de la diversificación de las cadenas de suministro», algo en lo que se lleva trabajando desde hace meses. La independencia estratégica es un tema pendiente y quieren potenciarlo lo máximo posible.
Sobre la mesa se han aceptado préstamos del Banco Europeo de Inversiones por valor de 500 millones de euros para Vietnam, más de 100 millones para países del Sahel y otros 400 millones de euros en créditos para Bangladesh.
El presidente de la Unión Africana, Azali Assoumani, aplaudió, por su parte, la «voluntad renovada de acompañar a África en su nuevo impulso para un crecimiento económico sostenible» y abordar el «reto importantísimo» de «la financiación de las infraestructuras para poder garantizar su desarrollo socioeconómico».
«Más de la mitad de la población africana no tiene conexión a internet», recordó Assoumani. El desarrollo del llamado «Sur global» es un pilar fundamental dentro de la política de seguridad europea con el fin de desincentivar la inmigración y aumentar las posibilidades laborales en países de salida.
En su intervención final, Borrell llamó a dirigir los mensajes teniendo en cuenta los «diferentes niveles socioeconómicos» en países del mundo donde hay «problemas existenciales» que se miden «en días» y subrayó que «hay que que ayudarles y hablarles en función de lo que pueden comprender».
La brecha entre regiones no es solo económica, la digital es también determinante al significar un abismo insalvable para muchos que pretenden incorporarse en los mercados laborales de países más desarrollados.
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