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El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, y el consejero delegado, César González-Bueno..

EUROPA PRESS
09/4/2024

El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, y el consejero delegado, César González-Bueno.EUROPA PRESS

La semana económica

Oliu y González-Bueno: la dupla del Sabadell que vuelve loco al BBVA

Oliu es el estratega, y González-Bueno, el ejecutor. Entre el presidente y el consejero delegado del Banco Sabadell han tejido un relato que ha barrido al de sus opositores en el BBVA, Carlos Torres y Onur Genç, que seguramente pensaban que sería más fácil que su pez grande se comiera al chico. La realidad es que ha pasado más de un año desde que BBVA presentó su oferta de compra sobre Sabadell y nadie sabe si finalmente conseguirá su objetivo. Los accionistas del Sabadell tendrán que decidirlo, en principio dentro de los tres próximos meses (la CNMV tiene tres semanas para aceptar el folleto de la oferta y luego empieza a correr el periodo de aceptación, con un mínimo de treinta días y un máximo de setenta).

BBVA ha minusvalorado a Josep Oliu, un banquero con unos contactos políticos clave para una operación como esta

En el sector financiero se piensa que en el BBVA han minusvalorado al presidente del Sabadell, Josep Oliu. Este veterano banquero de 76 años, presidente ejecutivo de la entidad desde el año 1999 hasta 2020, tiene unos contactos políticos envidiables que están ayudando mucho al banco en este proceso. Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no quieren que el banco se vaya de su región, y Oliu ha hecho piña con ellos. Además ha conseguido que el PP no dé la guerra en esta batalla, y ha tenido la habilidad de devolver la sede social del Sabadell a Cataluña cuando en el Gobierno central y el catalán manda el PSOE y era más fácil lograrlo. Si en algo coinciden quienes siguen de cerca esta opa es en que tiene un marcado carácter político, y Oliu lo está manejando muy bien.

El presidente, además, tuvo el acierto de fichar a César González-Bueno como consejero delegado en el año 2020. Sustituyó en el cargo a Jaume Guardiola, que llevaba trece años en el cargo y había pedido irse en varias ocasiones. A Guardiola le tocó lidiar con una época muy mala para los bancos: tipos de interés negativos, pandemia y los últimos coletazos de la burbuja inmobiliaria. En su último ejercicio tuvo que dotar unas provisiones de 2.275 millones de euros por la crisis del covid, los planes de reestructuración del banco en España y Reino Unido y la venta de carteras de activos problemáticos. Aun así, consiguió que el banco ganará dos millones de euros en su último año en el cargo.

Guardiola dejó el banco saneado para que González-Bueno desembarcara en diciembre de 2020 y pusiera en marcha un plan que ha sido un éxito. El banco valía 1.976 millones de euros en Bolsa al cierre de ese año y hoy vale más de 15.000 millones.

El Sabadell valía menos de 2.000 millones cuando llegó González-Bueno, y hoy rebasa los 15.000 millones

En la plantilla había cierto miedo al cambio cuando llegó González-Bueno, pero la realidad es que realizó unos pocos cambios quirúrgicos en la organización y promocionó a los de la casa para llevar a cabo su revolución. Planteó una nueva estructura basada en tres divisiones (banca corporativa, retail y empresas y clientes particulares) y dotó a la entidad de un mayor dinamismo. El año 2024 lo cerró con un beneficio récord de 1.827 millones de euros. El ROTE (retorno sobre el patrimonio tangible, principal indicador hoy de la rentabilidad de la banca) se ha doblado en cinco años: del 7,37 % en el año 2019 ha pasado al 14,9 % a final de 2024 (el de BBVA fue del 19,7 %).

Tiene fama de ser terco en la consecución de sus objetivos, y en esta opa lo está mostrando al llevar la voz cantante en la defensa de la independencia del Sabadell frente a la oferta de compra hostil planteada por BBVA. Tiene la habilidad de simplificar y explicar de manera sencilla conceptos complicados, algo que no era tan capaz de hacer Guardiola, a pesar de que también es muy inteligente.

González-Bueno forma con Oliu una dupla que está volviendo loco a BBVA, aunque al principio tuvieron algunas tiranteces. Son muy diferentes y complementarios, y de hecho hay quien no se los imagina siendo amigos. Pero el hecho es que son una directiva de éxito, logren o no al final su objetivo de seguir siendo independientes.

Oliu y González-Bueno son muy diferentes y se complementan muy bien, aunque tuvieron sus tiranteces al principio

Con la buena gestión que está llevando a cabo de la opa, González-Bueno está poniendo otro hito brillante en la recta final de su carrera. Ya tiene 65 años, a pesar de su magnífico aspecto. Entre otros logros recientes de su trayectoria, dirigió con éxito ING Direct, el primer banco digital en España, en donde también hablaban muy bien de él en el plano personal, y reestructuró y privatizó Novagalicia. En el Sabadell, además de todo lo dicho, ha sido capaz de sanear el banco inglés TSB, que se compró en 2015 por 1,7 billones de libras y se venderá al Santander por 3,4 billones. Precisamente, esta más que posible venta que se dilucidará en la junta del Sabadell del 6 de agosto es una piedra más en el camino para BBVA. Hay quien piensa que era una bala que tenía guardada Oliu por si el proceso de compra llevaba a este punto.

Ahora el reto de González-Bueno (y el de Oliu) es mantener el Sabadell independiente. Si lo logra, dijo que organizará una fiesta con los empleados.

Mientras tanto, los líderes de BBVA, Carlos Torres y Onur Genç, no han comunicado bien, pero se han centrado en tratar de convencer a los grandes fondos para que les apoyen en la compra del Sabadell. El banco catalán se ha dirigido más a los minoritarios, que tienen el 49 % del capital del banco (aunque también lo han hecho a los fondos).

Para el BBVA, que obtiene un 72 % de su margen bruto de mercados emergentes (México y Turquía), es muy importante diversificar el riesgo teniendo una parte importante de su negocio en España comprando el Sabadell. Estar en los mercados emergentes penaliza en Bolsa, y por eso BBVA también quiere diluir su efecto. Ahora son los accionistas los que tienen que decidir. Pero hay quien piensa que, si el BBVA tuviera un accionista de referencia, con el 30-40 % de las acciones, en lugar de tener un accionariado tan fragmentado, probablemente Carlos Torres ya no estaría en el banco, en buena medida por su modo de gestionar la opa.

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