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27 de abril de 2024

Ilustración de la guerra de guerrillas de PSOE y Unidas Podemos

Lu Tolstova

El cisma de la izquierda

El PSOE y Unidas Podemos intensifican su «guerra de guerrillas» para hartazgo de sus socios

Las constantes zancadillas entre ellos alcanzaron este martes nuevas cotas. Fue una jornada de tensiones resumida en cinco actos: de Andalucía al Congreso, pasando por el Ministerio de Igualdad

La izquierda vive tiempos cada vez más convulsos, y el horizonte de una previsible y severa derrota en Andalucía no ayuda a serenar los ánimos. Todo lo contrario. El nivel de hostilidad entre el PSOE y Unidas Podemos, y de los distintos actores de Unidas Podemos entre sí, quedó patente este martes en cinco actos.
Primero. Por la mañana, Irene Montero confirmó la destitución de su jefa de Gabinete, Amanda Meyer, una veterana dirigente de IU Andalucía. Sirvió su venganza en plato frío, semanas después de que Podemos e IU libraran un encarnizado enfrentamiento por la candidatura de Por Andalucía que ganó IU; gracias a la intervención de la vicepresidenta Yolanda Díaz.
El equipo de la ministra de Igualdad vendió este martes como «un cambio de etapa» lo que en realidad es un ajuste de cuentas, puesto que los morados estuvieron a punto de quedarse fuera de las elecciones del 19 de junio.
Segundo. En la mesa del Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno se negó a bendecir ni una sola de las propuestas que Unidas Podemos quiere incluir en el plan anticrisis aprovechando su prórroga hasta el 30 de septiembre. Isabel Rodríguez no valoró ni siquiera la tarifa plana de 10 euros para el transporte público, propuesta estrella de los morados. La portavoz se limitó a señalar: «Hay que ser prudentes en las decisiones. Quedan unas semanas de vigencia y estamos en fase de valoración, de análisis».
Tercero. A última hora de la mañana, la candidatura de Por Andalucía anunció que el domingo, por primera vez, Yolanda Díaz e Íñigo Errejón, líder de Más País, mitinearán juntos en compañía de la candidata de la confluencia, Inma Nieto. Y sin presencia de ningún dirigente que Podemos. El acercamiento de Díaz a Errejón provoca sarpullidos a los de Ione Belarra.
Los actos cuarto y quinto se produjeron en el Congreso, de forma consecutiva. Primero, Unidas Podemos defendió sobre la tribuna una proposición de ley para crear un impuesto nuevo con el que gravar las grandes fortunas. El PSOE anunció su voto en contra, recriminando a su socio de Gobierno que llevara al pleno una propuesta «no consensuada, con riesgo de solapamiento y de dudosa capacidad recaudatoria», en palabras de la diputada socialista Patricia Blanquer.
Al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, le faltó tiempo para arremeter contra el PSOE por oponerse a «reforzar el estado del bienestar y evitar los paraísos fiscales interiores como la Comunidad de Madrid».
Inmediatamente después, Adriana Lastra salió a defender otra proposición de ley, en este caso del grupo parlamentario socialista, para modificar el Código Penal y prohibir el proxenetismo en todas sus formas. Una proposición que incomodó sobremanera a Unidas Podemos, donde hay una corriente abolicionista (focalizada en IU sobre todo) y otra a favor de la regulación. La consecuencia fue que el grupo parlamentario confederal se partió en dos: Yolanda Díaz dio libertad de voto a sus diputados y los siete de los Comunes –los de Ada Colau– votaron en contra.
Unidas Podemos quería obligar a retratarse al PSOE con su proposición de ley sobre el impuesto a las grandes fortunas y viceversa, porque el PSOE buscaba lo mismo con la suya sobre la prohibición de la prostitución. Que, según le afeó el portavoz del PNV, Joseba Agirretxea, a los socialistas, es fruto de una «pataleta» por haber tenido que retirar una enmienda sobre lo mismo del proyecto de ley del solo sí es sí (a mediados de mayo) para que éste no decayera.

Los socios parlamentarios, hartos

Las tensiones y zancadillas constantes entre los dos socios de Gobierno, y de Unidas Podemos entre sí, tienen al resto de partidos del bloque Frankenstein más que hartos. El portavoz del BNG, Néstor Rego, lo calificó este martes de «guerra de guerrillas entre los dos socios», y conminó a ambos a disimular un poco.
El del PDeCAT, Ferran Bel, se sorprendió de que Unidas Podemos volviera a la carga con el impuesto a las grandes fortunas en plena campaña de las andaluzas, «no para atizar al PP, sino al PSOE». Y la de Esquerra, Pilar Vallugera, reprochó a los socialistas que se hubieran sacado de la manga una proposición de ley «prohibicionista» por el simple hecho de que no pudieron soportar la «sensación de humillación» que les dejó perder el pulso contra Irene Montero en la tramitación de la ley del solo sí es sí.
Lo peor para las partes en conflicto es que el resultado de las elecciones andaluzas amenaza con empeorar la situación si, como anticipan las encuestas, la izquierda implosiona. Lo viene advirtiendo el presidente de GAD3, Narciso Michavila: algo gordo se avecina en una Comunidad que siempre depara alguna sorpresa en las urnas (la última, la irrupción de Vox por primera vez en un parlamento autonómico).
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