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26 de abril de 2024

Pedro Sánchez

Lu Tolstova

La crónica política

Año nuevo, vida nueva: Sánchez fía su destino a la amnesia colectiva de todo un país

El 2023 traerá la precampaña del 28-M y el último año de la legislatura. El presidente correrá un tupido velo sobre lo ocurrido en este final de 2022, utilizando los fondos públicos y los de la UE

La sesión parlamentaria había sido tensa, tensísima. Los diputados del PP habían tenido que escuchar al socialista Felipe Sicilia acusar a los populares de intentar un nuevo 23-F, con togas en vez de pistolas.
Acabada la votación, Sicilia salió del hemiciclo en medio de un enjambre de parlamentarios. Casi a la altura de la puerta que da al patio le interceptó el popular Alberto Casero. Sicilia se había referido a él en la tribuna, puesto que Casero está siendo investigado por el Tribunal Supremo por indicios de prevaricación y malversación en su etapa como alcalde de Trujillo (Cáceres).
Casero se encaró con Sicilia y le recriminó su discurso. Lejos de las cámaras, se dijeron cosas que es mejor no reproducir. La escena parecía sacada de una bronca de bar, pero se estaba produciendo en las Cortes Generales. Y lo peor es que ninguno de los 10 o 15 testigos se escandalizó. Hasta tal punto llega la normalización de lo anormal en la casa de la democracia.
La política española está viviendo un fin de año de tensión extrema, con tres plenos extraordinarios en el Congreso convocados y celebrados en las cuatro últimas semanas para que el regalo de Navidad de Pedro Sánchez a Oriol Junqueras llegue a tiempo. Y cada uno ha sido más bronco que el anterior.
Pero llegarán la Nochebuena, el fin de año y todo eso se olvidará. En eso confía el presidente del Gobierno, en la amnesia colectiva de una ciudadanía más preocupada por su economía que por la separación de poderes, el Estado de Derecho y la integridad de la nación española.

Sánchez aguanta el tirón en las encuestas de las últimas semanas

Los socialistas, de hecho, esgrimen las encuestas de los últimos meses como argumento para sustentar su teoría: Sánchez aguanta el tirón, e incluso sube ligeramente, a pesar del desaguisado de la ley del 'solo sí es sí', la derogación de la sedición, la rebaja de la malversación y el abordaje al Tribunal Constitucional a través de las cuestionables reformas de dos leyes orgánicas del tahúr de la Moncloa. Y creen que tiene que ver con que el «escenario apocalíptico» vaticinado por la oposición no se está cumpliendo.
El miércoles, a su llegada al Consejo Europeo, Sánchez sacó pecho tras conocer el dato definitivo del IPC de noviembre, que es de lo único que le interesaba hablar: «Estamos doblegando la curva de la inflación. Cuatro puntos en cuatro meses. Somos el país europeo con la menor inflación», se felicitó. Allí, al calor de Bruselas, se refugió el presidente mientras el pleno del Congreso aprobaba las nuevas hechuras independentistas del Código Penal y la renovación del TC con fórceps en aras a una futura consulta pactada en Cataluña.
Y el pleno del Senado del 22 de diciembre, el definitivo, le pillará brindando. Literalmente: Sánchez ha fijado precisamente para la mañana del jueves la tradicional copa de Navidad ofrecida a los periodistas (participan también la mayoría de los ministros), y que este año se retoma después de tres en blanco (en 2019 porque estaba en negociaciones para su investidura y en 2020 y 2021 por la pandemia).

Un tupido velo

El nuevo año traerá la precampaña de las elecciones municipales y autonómicas. El 7 de enero, tercer aniversario de su investidura, comenzará oficialmente el último año de la legislatura. Y Sánchez correrá un tupido velo sobre lo ocurrido en este último trimestre de 2022, utilizando los fondos públicos y los de la UE. De entrada, tiene un colchón de 15.000 millones de euros que no fueron incluidos en los Presupuestos Generales de 2023, para ayudas y subsidios.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tiene tarea con los ingresos y los gastos.

La ministra de Hacienda, María Jesús MonteroEuropa Press

El presidente quiere estrenar 2023 con un titular muy distinto a los que ha protagonizado en noviembre y diciembre. Antes de fin de año, el Consejo de Ministros aprobará cheques y rebajas del IVA para la cesta de la compra, cuyo precio sigue subiendo a pesar de la bajada de la energía. Y habrá más dádivas en el primer trimestre del año del autoproclamado «Gobierno de la gente».
Por su parte, en el PP reconocen que es complicado, por no decir imposible, mantener el foco durante los próximos meses en el procés que Sánchez ha emprendido de la mano de ERC, como le acusó el viernes Alberto Núñez Feijóo. Además, mantener el foco ahí tampoco parece estar beneficiando electoralmente a los populares.
De hecho, el barómetro de encuestas publicado el sábado por El Debate refleja que el líder de la oposición no ha mejorado su intención de voto en las últimas semanas a pesar del «atropello del poder legislativo», en palabras de Cuca Gamarra. Vox sí sube ligeramente (0,13 puntos).
Los socialistas creen que los manguerazos de dinero público y la «mejora» de la coyuntura económica que prevén para el primer trimestre de 2023 les harán afrontar las elecciones del 28 de mayo en buena posición. Al menos, mejor de la que parecía al comienzo del curso.
Lo cierto es que esos comicios municipales y autonómicos serán decisivos para los de diciembre, al margen de en qué clave se jueguen. Los sondeos que manejan los populares apuntan a que tienen al alcance arrebatar al PSOE Aragón, Baleares, La Rioja y tal vez la Comunidad Valenciana y la ciudad autónoma de Melilla. En cuanto a las capitales, sus mejores opciones pasan por Valencia, Murcia, Valladolid, Logroño y Santiago de Compostela. En Sevilla también hay partido. Pero todo está muy abierto en todas ellas. Y sobre la sedición y la malversación, pelillos a la mar. Al menos por lo que al PSOE respecta.
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