Margot Robbie está de visita en nuestro país y ha elegido degustar la mejor gastronomía española
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Oreja, cecina y torrijas: Margot Robbie elige este templo de la cocina tradicional a su paso por Madrid
La actriz de 35 años ha visitado uno de los restaurantes favoritos de la jet-set madrileña
No es la primera estrella de Hollywood en visitar España ni será la última. Las bondades que ofrece han convertido a nuestro país en uno de los favoritos de artistas de talla mundial. Si Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones están viviendo una segunda luna de miel en San Sebastián –donde ella está grabando una serie–, la familia real qatarí descansa en Mallorca a bordo del yate más lujoso del mundo. Hay quien, en cambio, prefiere el bullicio de una ciudad como Madrid. Que se lo digan si no a Margot Robbie, a la que los 35 grados del asfalto de la capital no le han parecido un inconveniente para disfrutar del centro de la misma.
La actriz australiana de 35 años, que fue madre hace unos meses Tom Ackerley, ha sido vista en compañía de su equipo de trabajo en uno de los restaurantes más selectos del centro de Madrid. Ubicado en la avenida de Menéndez Pelayo, 13, en pleno barrio de Retiro, Arzábal se ha convertido en un templo de la cocina tradicional. «Un espacio único para relajarse después del trabajo, reunirse con amigos o simplemente un lugar de encuentro ideal para una ocasión especial», aseguran sus dueños.
Tartar de bonito encebollado
La protagonista de Barbie llegó con la máxima discreción posible, aunque los viandantes pronto percibieron de quién estaba a pocos metros y captaron su entrada en el restaurante. Una vez dentro, disfrutó junto a su grupo de la carta tradicional aderezada con toques modernos de vanguardia creada por Iván Morales y Álvaro Castellanos. Comenzaron con algunos entrantes para compartir: mortadela trufada (17 €) y cecina de Entrepeñas (León) (19 €), salpicón de marisco (17,50 €) y oreja crujiente con salsa brava (13 €).
A continuación optaron por los más icónicos de la casa: el tartar de bonito (29 €), los chipirones encebollados al estilo tradicional (28 €) y el patonet, más conocida como gallineta. Tras abrir boca, pidieron como plato principal una jugosa chuleta de vaca rubia gallega, un producto que sirven con maduración mínima de 50 días y que acompañan con pimientos (105 €). Para terminar el homenaje gastronómico que se dieron, la torrija de Arzábal, preparada con pan de brioche infusionado en ponche que posteriormente caramelizan y sirven con helado de vainilla.
La chuleta de vaca rubia gallega que sirven tras 50 días de maduración
Iván Morales y Álvaro Castellanos abrieron las puertas del primer Arzábal con el espíritu de una «taberna tradicional y de producto». De aquello han pasado ya 16 años en los que no han dejado de crear «con la intención de revolucionar el mundo de la hostelería», como ellos mismos admiten. «La barra divertida, las raciones de siempre, una carta extensa de vinos y los productos de temporada son las grandes estrellas del grupo».
Con el tiempo han ido diversificando negocios y han abierto otros del estilo en distintos puntos de la capital. Quizás el más destacado el que han instalado en el estadio Santiago Bernabéu. Con un local de 500 metros cuadrados y un aforo de 160 comensales, ofrece, además, de la misma calidad culinaria, de una vista panorámica del mítico campo del Real Madrid. Además, en pleno Museo Reina Sofía, está El Jardín de Arzábal, que el dúo define como «la cocina de la memoria en un entorno artístico e internacional». «Una amplia zona de barra, una terraza abierta y otra cerrada que emula un jardín atemporal en el que disfrutar de cenas, copas, cócteles y otras actividades».
Para los que quieran la misma calidad, pero en un snack más rápido de tomar, están los dos dos puestos que tienen en el céntrico mercado de San Miguel, en la plaza del mismo nombre. Por un lado Arzábal Market traslada el concepto de taberna castiza donde lo más importante es disfrutar de la compañía con buenas raciones. Por otro, Madrí, una barra más económica con clásicos de la gastronomía española como croquetas o patas bravas.