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20 de abril de 2024

Asalto al monasterio de Santa Engracia de  Louis-François, barón Lejeune

Asalto al monasterio de Santa Engracia de Louis-François, barón Lejeune

Picotazos de historia

El barón de Marbot comprobó en sus propias carnes la cruenta defensa de los españoles

El barón Marbot fue alcanzado por un proyectil. La bala le estaba desgarrando los músculos y al sacarla  de sus costillas observaron que tenía el diámetro de una moneda de dos euros

En otro picotazo vimos como Jean Baptiste Antoine Marcelin de Marbot, barón de Marbot, acabó desnudo durante la batalla de Eylau y como, milagrosamente, esquivó a la muerte. En sus interesantísimas Memorias nos relata su actuación durante el segundo sitio de la ciudad de Zaragoza.
En enero de 1809 Napoleón encarga al mariscal Jean Lannes tomar el mando de las fuerzas que llevarán a cabo el sitio de la capital maña. Lannes decide desarrollar un sitio metódico basado en la artillería y las minas. Marbot, destinado en el estado mayor de Lannes, se encontraba convaleciente de una herida en la frente que recibió en Agueda y el mariscal le ofrece la oportunidad de alcanzar el ascenso a jefe de escuadrón, para ello le pone la frente de ocho compañías que asaltarán el convento de Santa Engracia, después de la voladura de la mina que tienen preparada. 
Marbot decidió inspeccionar la zona del muro que debía de destruir la mina y por donde atacaría el convento. Al asomarse para tener una mejor visión es alcanzado por un proyectil. Rápidamente le llevan ante el doctor Assalagny, médico personal del mariscal. El médico se queda perplejo: el proyectil había pasado entre dos costillas sin romperlas, algo que una bala normal no hubiera hecho. Por otro lado, al sondar la herida buscando la bala no la encontró. Como el herido se quejaba de dolores a la altura de los riñones, le dio la vuelta y ¡voila!: el proyectil estaba en la espalda, entre dos costillas y la columna vertebral. 
Procedió a practicar una incisión, alcanzó el proyectil, pero no salía. Era como si se enganchara en los músculos del herido. Para entonces Marbot estaba pasando las de Caín, ya que todo el proceso se llevó a cabo sin anestesia alguna. Cuando por fin consiguió, Assalagny, sacar la bala todos se quedan asombrados. La habían aplanado a martillazos, tenía el diámetro de una moneda de dos euros y los bordes habían sido limados para darle un aspecto como de engranaje de un reloj. Esos dientes de sierra se enganchaban en el tejido muscular y dificultaron la extracción.
Lannes envió una carta a Napoleón explicando las condiciones del sitio y la defensa encarnizada de los españoles. Como ejemplo la bala extraída a Marbot hablaba por si sola. Napoleón, impresionado, escribió una misiva a la madre de Marbot comunicándole que se estaba recuperando bien y que acababa de ascenderle a jefe de escuadrón.
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