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27 de abril de 2024

La batalla entre la Armada española y la flota inglesa

Brochero gastó cuanto tenía para adquirir una nave y lanzarse como corsario contra las naves turcas y aliadas suyas

Picotazos de historia

El cabreo de Brochero, corsario contra las naves turcas

Gastó cuanto tenía para adquirir una nave y lanzarse como corsario contra las naves turcas y aliadas suyas

En picotazo anterior dejamos al caballero Diego Brochero de Paz y Anaya herido y cautivo tras una tremenda defensa de la galera Santa Ana, que costaría la vida a buena parte de su tripulación, incluyendo a su capitán el aragonés Jerónimo de Hoces. Brochero, junto con el resto de los caballeros cautivos, fue enviado a Constantinopla y pasaría los siguientes cinco años «amarrado al duro banco de una galera turquesa», como nos dice el poema de Góngora.
Para 1575 pudo pagar el rescate que se pedía. No lo pagó la orden, lo rescató su familia. Volvió a la isla de Malta donde pudo reencontrarse con sus hermanos de hábito. Tras semejante experiencia muchos hubieran tenido suficiente pero Brochero estaba lleno de una feroz energía que le impulsaba al desquite. Gastó cuanto tenía para adquirir una nave –de alto bordo, nos cuenta el Memorial de Méritos que en el archivo de Simancas hay– y lanzarse como corsario contra las naves turcas y aliadas suyas. Tan dispuesto y decidido le vio el nuevo Gran Maestre Jean de la Cassiere que le financió la artillería y la paga de enrolamiento de la tripulación. Una vez que se vio Brochero con la nave preparada, artillada y tripulada, se lanzó a la mar ávido de barcos musulmanes.

Una vez que se vio Brochero con la nave preparada, artillada y tripulada, se lanzó a la mar ávido de barcos musulmanes

El Gran Maestre había hecho una buena inversión pues tal parecía que Malta había soltado una fiera a las aguas del Mediterráneo. Pronto la nave de Brochero se hizo famosa en la aguas de Levante, donde empezó a hacer multitud de presas. Brochero se lanzaba como un halcón contra cualquiera que fuera vela musulmana que se recortara en el horizonte. Esta agresividad temeraria le llevó a perder, varias veces, la mitad de su tripulación. Pues no dudaba en atacar naves o formaciones más poderosas.

Incidente en Venecia

Cierto día día fondeó en Candía (isla de Creta) para hacer aguada y fue detenido por cinco galeras venecianas. La República de Venecia vivía en un continuo equilibrio con el imperio turco, no queriendo molestar al sultán y, al tiempo, proteger sus intereses comerciales. En este caso hizo prisionero a Brochero y a su tripulación, además de confiscar la nave y la presa que le acompañaba, acusándolo de violar la neutralidad del puerto y de la isla. Mediaron a favor de Brochero el Gran Maestre de Malta, el embajador de España en Roma ( conde de Olivares, padre del futuro Conde Duque) y el propio Papa. Entre todos consiguieron la libertad del caballero pero no la del resto de la tripulación ni la devolución de la nave ni de la presa conseguida.

Los venecianos chillaban contra el injustificado ataque y el secuestro de su galera

Volvió Brochero a Malta. El Gran Maestre, para suavizar el animo de su caballero, le nombró general de galeras y le encargó la guerra contra el turco. Brochero siguió las ordenes con toda diligencia pero ya hemos visto que su carácter le pedía otra cosa. Tenía que pasar y sucedió. A la primera galera veneciana que pasó delante de sus narices la echó mano y la llevó presa a La Valeta. El escándalo que se organizó fue de órdago. Los venecianos chillaban contra el injustificado ataque y el secuestro de su galera. Por otro lado los caballeros – con el Gran Maestre en cabeza – estaban encantados con la reacción de Brochero y le apoyaban en lo que les parecía una justa reciprocidad. Volvieron a mediar el conde de Olivares y el Papa y consiguieron un acuerdo: ambas partes devolverían navíos y tripulaciones y aquí paz y mañana gloria. Así se hizo, pero la República de Venecia incumplió su palabra.
El Gran Maestre comprendía muy bien que su general de galeras no iba a dejar la cosa así, por lo que fue enviado a servir en la armada del Rey de España. En su nuevo desempeñó –Brochero– se mostró capaz, participando en numerosas acciones y dejando un Memorial de Méritos que se puede admirar en el archivo de Simancas.
En 1589, Felipe II le encargó asegurar el suministro y control de las aguas de la costa de Bretaña. Brochero estaría junto a otro marino famoso: el vasco Pedro de Zubiaur y su misión era apoyar al tercio viejo de Sicilia bajo el mando del maestre de campo don Juan del Águila. Pero, como diría Kipling: «Eso ya es otra historia».
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