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15 de mayo de 2024

El investigador Pedro Luis Chinchilla

El investigador Pedro Luis Chinchilla

Entrevista Pedro Luis Chinchilla, investigador

«En un solo día náufragos de la Armada Invencible fueron lanceados o decapitados y enterrados en una fosa común»

Más de 400 años después se cumplirá la voluntad que dejó escrita un miembro de la Armada que envió Felipe II a Inglaterra en 1588

Pedro Luis Chinchilla es un murciano experto en marketing digital que ha conseguido recuperar la memoria de Los prisioneros de la Armada Invencible, una historia que no se había contado antes sobre la odisea de los hombres apresados tras la derrota de la Armada Invencible que envió Felipe II a Inglaterra en 1588. Su labor empezó hace más de diez años, cuando creo su página web armadainvencible.org, y a principios de marzo cumplirá la última voluntad de uno de los marinos que murió en Irlanda. Su nombre era Antonio de Ulloa y Sandoval y en su testamento pidió recibir varias misas en su tierra natal, Córdoba, pero jamás se cumplió su deseo. 436 años más tarde se van a cumplir. Conversamos con Pedro para conocer los detalles sobre esta historia apasionante.
Pedro Luis Chinchilla

Pedro Luis Chinchilla

–¿Se celebrarán todas las misas que pidió en su testamento?
–No por lo complejo que supone y, además, hay capillas en las que él quiere algunas de estas misas y en las que ya no se celebra culto, por lo que cumplir a rajatabla su testamento es imposible. Se celebrarán, eso sí, en una de las iglesias que él quería y, además, en la más importante de todas ellas: la iglesia de San Agustín de Córdoba.
–¿Cómo y dónde puede acudir la gente que quiera sumarse a las misas?
–Se celebrará un septenario desde el domingo 3 de marzo hasta el 9 a las 20:00 horas en dicha iglesia y habrá un rosario previo a cada una de las misas. Las misas han sido sufragadas por armadainvencible.org y las organiza La Pontificia, Real y Centenaria Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias Coronada, cofradía a la que casi con toda probabilidad pertenecía Don Antonio de Ulloa y que se han volcado en este proyecto y están tan ilusionados como nosotros.
–¿Por qué decidiste recuperar su memoria y cumplir la última voluntad de un marido del siglo XVI?
–Durante la investigación para mi libro Los prisioneros de la Armada Invencible, di con dicho documento que, además, aparece íntegro en él. Decidí de inmediato el intentar cumplir sus últimas voluntades, pero la campaña de presentaciones del libro y la asistencia a congresos lo ha atrasado casi un año. Cualquier persona de bien no puede leer un testamento cuyas voluntades no se han cumplido y no intentar hacerlo. Tenía claro que debía encargarme de este asunto.
–La historia del testamento de Antonio de Ulloa empieza en julio de 1589 en la prisión de Galway, cuando llega a las manos de otro prisionero. Su nombre era Baltasar López de Árbol. ¿Qué se sabe de Baltasar López de Árbol, se conoce cuál era su relación con Antonio de Ulloa y Sandoval?
–Baltasar López de Árbol era sargento mayor de la nave La Trinidad Valenzera que naufragó en el norte de Irlanda; fue hecho prisionero y llevado a Drogheda, mientras que Antonio de Ulloa posiblemente naufragó (en una nave que desconocemos) en la costa Oeste de Irlanda y fue llevado a la cárcel de Galway. No creo que se conocieran, de hecho. Baltasar hizo lo que cualquiera hubiese hecho en su lugar. Cuando el testamento de Antonio viaja de Galway a Drogheda, se lo entregan a él como cargo de la Armada y él lo hace llegar a España dando como referencia errónea a los portadores que Antonio de Ulloa era natural de Toro (Zamora).
–¿Cómo fue seguir la pista del recorrido que había hecho el testamento, desde Irlanda a Córdoba, pasando por Toro?
–En realidad, no tengo documentado el que se hubiese llevado a Toro, pero el documento es traído a España por dos católicos: el irlandés Jhoannes Stanlie y el inglés Richard Halton, que huyen de la persecución protestante con las indicaciones de que Antonio de Ulloa era de Toro. Lógicamente, si ese testamento se entregó en algún sitio, fue en Toro, no en Córdoba que no aparecía por ningún lado en esta historia, hasta que lo descubrí.

Cualquier persona de bien no puede leer un testamento cuyas voluntades no se han cumplido y no intentar hacerlo

–Compartió cautiverio en la cárcel de Galway con más de 300 náufragos españoles. ¿Cómo fueron los meses en la prisión?
–La estancia en prisión fue breve, posiblemente de pocas semanas. A esa diminuta cárcel (ya desaparecida, pero que aparece en un grabado de la época) llegaron náufragos capturados de distintos naufragios de la Armada hasta un número aproximado de 300. La posibilidad de una rebelión por parte de esta gente, a cuyos guardianes superaban en amplísimo número, hizo que Fitzwilliam y Bingan diesen la orden de su ejecución sistemática. En un solo día fueron todos arcabuceados, lanceados o decapitados y enterrados en una fosa común del cementerio de Forthill (Galway).
–Esta es solo una parte de la inmensa investigación que has realizado. ¿Tienes en mente más actividades?
–Colaboro con la Spanish Armada Ireland desde hace nueve años y con la Portballintrae Heritage Society desde su creación hace tres. Ambas conmemoran los naufragios de la Armada sucedidos en sus costas. El auge de estas organizaciones y el impulso que desde armadainvencible.org les hemos dado nos hace sentirnos orgullosos. Por ponerte un ejemplo, a la primera conmemoración a la que asistimos en Grange (Sligo) en Irlanda, los únicos españoles éramos mi hijo y yo. Hoy son centenares los españoles que acuden. No te quepa duda de que seguiremos con esta labor y, además, restableceremos la memoria de estos hombres siempre que nos sea posible, como en el caso de Antonio de Ulloa y Sandoval.

El documento es traído a España por dos católicos: el irlandés Jhoannes Stanlie y el inglés Richard Halton, que huyen de la persecución protestante

–¿Cómo continuarás tú labor?
–Divulgando su historia en nuestras redes sociales y conferencias. Ahora comenzamos un ambicioso proyecto del que no puedo darte noticias, lamentablemente, pero que puede ser algo extraordinario.
–Queda pendiente para la próxima conversación, muchas gracias, Pedro.
–Muchas gracias, Gonzalo.
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