
Retrato del Rey Carlos III de España (1716-1788)
El mapa de América del Sur que encargó Carlos III pero prohibió por ser demasiado preciso
Se dijo que el grabado de las ocho planchas de cobre era de «mala calidad» y que por ello se cancelaba su impresión. Sin embargo, la verdad era otra
«El mapa que pudo poner en jaque a Carlos III, a subasta». Así anunció la página web de la empresa La Retrografía la venta de uno de los ejemplares del mapa «más importante» de América del Sur del siglo XVIII y que fue adquirida por 26.000 euros en 2021. Esta joya fue un encargo de Carlos III al cartógrafo Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, quien con mucho esmero realizó un plano demasiado preciso para el agrado del monarca español.
La historia de este mapa comienza en 1765, cuando el ministro de Estado, el marqués de Grimaldi, por petición expresa del rey encomendó al reconocido cartógrafo español realizar un mapa de América del Sur a escala 1/5.000.000. La idea era plasmar los territorios de la Corona española en la zona sur del Nuevo Mundo «en su correcta posición y en relación con los de Portugal», según explica la Biblioteca Nacional de España (BNE).
Después de diez años en los que realizó una minuciosa labor de recopilación de datos en la que consultó testimonios de exploradores y colonizadores, además de verificar las diversas fuentes históricas, donde destacan los estudios realizados por Jorge Juan y Antonio de Ulloa; Juan de la Cruz Cano presentó al rey el resultado final: un mapa de más de dos metros de altura, a una escala de 1 /4.000.000 y formado por ocho planchas de cobre donde plasmó la abundante toponimia, una representación detallada de la red hidrográfica y de caminos, así como dos planos del sitio de la Angostura y del Puerto del Callao de Lima.

Mapa geográfico de América meridional
Además, incluyó unas «Advertencias para la inteligencia de este Mapa» con datos sobre meridianos de referencia, procedimientos para la elaboración del mapa y cálculos para el trazado de las posibles líneas de demarcación entre los dominios portugueses y españoles según el Tratado de Tordesillas.
Había cumplido con creces la misión, pero casi de forma inmediata su trabajo fue descartado. Y acto seguido se prohibió su reproducción con el pretexto de la «mala calidad» de las planchas y su inexactitud.
Pero la verdadera razón era otra: la precisión del geógrafo asustó y preocupó al monarca. En aquel entonces, España y Portugal estaban negociando un nuevo tratado sobre los límites fronterizos de sus posesiones en América, un debate que se zanjaría en 1777 con el Tratado de San Ildefonso, donde los portugueses cedieron la colonia del Sacramento, la isla de San Gabriel y las islas de Annobón y Fernando Poo en aguas de la Guinea, a cambio de la retirada española de la isla de Santa Catalina en la costa sur de Brasil.
Pero «los datos del mapa favorecían las aspiraciones de Portugal, por ello el gobierno ordenó suspender la impresión y recoger los ejemplares distribuidos», detalla la BNE en la ficha dedicada a este plano. «Se conocen cuatro ediciones distintas con versiones modificadas sobre esos límites y otros elementos cartográficos. En este caso se trata de la 1ª edición ya que posee intacta la frontera en disputa, que fue borrada en sucesivas versiones», advierte el Instituto Geográfico Nacional.
Para evitar cualquier tipo de desprestigio a la Corona, en 1789 el conde de Floridablanca ordenó incautar todos los escasos ejemplares ya distribuidos. «A principios del siglo XIX, cuando este conflicto hubo pasado, salieron a la luz nuevas reimpresiones», concluye el Instituto.