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19 de abril de 2024

Un joven burkinés, Abdourahmane Sanfo, enarbola la bandera rusa en la plaza de la Revolución de Uagadugú

Un joven burkinés, Abdourahmane Sanfo, enarbola la bandera rusa en la plaza de la Revolución de UagadugúEFE

Rusia es el enemigo de la paz, y el aliado ideal en la lucha contra el yihadismo

Desencantados con el papel de Francia como socio contra el terrorismo, los habitantes de Burkina Faso confían en Rusia para afrontar el yihadismo

Actualmente, Rusia se encuentra en plena 'operación especial' en Ucrania, es decir, una invasión militar que ha causado miles de muertes y profunda destrucción. Sin embargo, y según defienden algunos habitantes de Burkina Faso, Moscú es el socio ideal en la lucha contra el yihadismo.
Mientras el país africano sufre atentados yihadistas regularmente, tanto del Estado Islámico como de Al Qaeda, y que han ocasionado ya cerca de dos millones de desplazados, algunas voces culpan a Francia, el principal socio del país, de su falta de resultados.
Bandera rusa en mano, Abdourahmane Sanfo se manifestó en la Plaza de la Revolución de Uagadugú, la capital, el pasado 25 de enero, un día después del golpe de Estado liderado por el teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba.
«Estamos de acuerdo en apoyar a los militares, pero con una condición. Que no trabajen con Francia. Queremos que Damiba siga los pasos de Assimi Goïta (militar golpista y presidente de la transición de Mali)», declaró el joven, según recoge la agencia Efe.
«Los rusos son sinceros. Llevamos años cooperando con Francia en la lucha contra el terrorismo, pero no vemos ningún resultado», agregó.
Issoufou Nyamba es el líder del movimiento de la sociedad civil burkinesa Coalición de Patriotas Africanos de Burkina Faso (COPA-BF), y uno de los jóvenes que bloquearon en Kaya, localidad a unos 100 kilómetros al norte de Uagadugú, un convoy militar francés que se dirigía de Costa de Marfil a Níger el pasado noviembre.
Según él, era una forma de denunciar el doble juego de Francia, que interviene junto a Burkina Faso en la lucha contra el yihadismo.
«Tras siete años de colaboración, es un claro fracaso. La crisis ha seguido profundizándose. El imperialismo no teme a los gobiernos. Son los pueblos organizados los que consiguen hacerle retroceder. Bloquear el convoy era una forma de sensibilizar a la población», cuenta Nyamba a Efe.
«¿Por qué no (mirar a) Rusia si es ella la que nos permitirá salir de este atolladero?», declara este joven activista que milita para que las nuevas autoridades se vuelvan hacia ese país.

Mali: el efecto mariposa

Los partidarios de la opción rusa ponen como ejemplo a Mali, que colabora con el país de Vladímir Putin.
El profesor e investigador de la Universidad Joseph Ki-Zerbo, Zakaria Soré, sociólogo interesado en cuestiones relacionadas con la seguridad, afirma a Efe que el caso maliense inspira a algunos burkineses.
«Hay una especie de efecto mariposa en esta batalla contra el terrorismo. Los burkineses siguen lo que ocurre en Malí y tienen la impresión de que, desde que los rusos entraron en juego, las cosas están cambiando y la relación de fuerzas está a favor de las fuerzas armadas nacionales malienses», señala.
Soré observa que, tras el golpe de Estado en Burkina Faso, los burkineses esperan un refuerzo entre Bamako y Uagadugú en la lucha contra el yihadismo con el apoyo de Rusia.

En un año de colaboración con Rusia, hemos visto una mejora en el equipamiento y la logística del Estado malienseIssoufou Nyamba, líder del movimiento Coalición de Patriotas Africanos de Burkina Faso (COPA-BF)

«En un año de colaboración con Rusia, hemos visto una mejora en el equipamiento y la logística del Estado maliense. Son estos resultados los que influyen en la conciencia colectiva de Burkina Faso y de África», asegura Nyamba.
Según Soré, los jóvenes burkineses ven en Assimi Goïta una nueva figura revolucionaria que lucha por salir del yugo francés y por cortar el cordón umbilical con la antigua potencia colonizadora «en la que nunca hemos confiado».

La guerra fría en el Sahel

Sin embargo, las autoridades burkinesas nunca se han pronunciado directamente sobre la cuestión.
Al presentar la hoja de ruta de la transición a la Asamblea Legislativa de Transición el 4 de abril, el primer ministro Albert Ouédraogo indicó que «en lo que respecta a la cooperación militar con otros Estados (...) la opción es ahora diversificar las asociaciones, con el fin de optimizar los activos específicos de cada socio».
«En cualquier caso, estas asociaciones se basarán en el respeto a nuestra independencia territorial y en la sinceridad», remató.
Un juego de cautela, según el análisis de Soré, que considera que las autoridades burkinesas se cuidan de no enfadar a los socios tradicionales, entre ellos Francia, que ven con recelo el deseo de Rusia de extender su influencia en el Sahel, donde, según él, está en juego una cuestión geoestratégica en la lucha contra el yihadismo.
«Es una especie de retorno de la Guerra Fría, donde las grandes potencias se enfrentan a través de un intermediario que es el Estado. África se ha convertido en este campo de batalla para las grandes potencias. Rusia está inmersa en una dinámica para hacer que Francia pierda su dominio en África», argumenta el profesor.
«Los rusos alegan la sinceridad de su colaboración, diciendo que con ellos es ganador-ganador», añade Soré.
Para Nyamba, Burkina Faso debe acudir a donde están sus intereses, es decir, a Rusia.
«No porque Francia esté muerta de miedo por Rusia también debemos nosotros tener miedo –concluye–. Sus enemigos no son necesariamente nuestros enemigos».
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