El magistrado brasileño Alexandre de Moraes
Quién es Alexandre de Moraes, el 'Pumpido brasileño' que ha encerrado a Bolsonaro y despierta el odio de Trump
El magistrado, que ya estuvo en el centro de la diana por su cruzada contra Elon Musk y su red X, lidera el juicio a Bolsonaro y las críticas de Trump
«Si Goebbels estuviera vivo y tuviera cuenta en X, estaríamos condenados». Ese fue el gran titular que dejó el jurista brasileño Alexandre de Moraes, imperturbable y directo, magistrado del Tribunal Supremo brasileño, en una entrevista el pasado mes de abril con la revista The New Yorker. En esa frase se encapsula su gran obsesión, que es luchar contra lo que él denomina el «populismo digital extremista» y que lo ha llevado a liderar procesos judiciales, contra Elon Musk primero, y contra Jair Bolsonaro después, que reconfiguran el mapa político de Brasil.
El nombre de De Moraes ha vuelto a ocupar las noticias este martes después de firmar la orden de arresto domiciliario contra el expresidente Jair Bolsonaro. El juez del Supremo le acusa de haber quebrantado las restricciones judiciales que le impedían comunicarse por redes sociales o interferir, de forma directa o indirecta, en las investigaciones que lo vinculan con el intento de golpe de Estado de enero de 2023, cuando, meses después de una derrota electoral que nunca reconoció, supuestamente intentó quitarse al presidente Luiz Inácio Lula da Silva por la vía rápida.
De todos modos, Moraes no es nuevo en ese tablero. Hace tiempo que su figura, antes reservada al tecnicismo jurídico y al derecho constitucional, se convirtió en una de las más relevantes —y polarizantes— del país. Exministro de Justicia, exsecretario de Seguridad de São Paulo, catedrático de Derecho Constitucional, De Moraes fue nombrado juez del Supremo Tribunal Federal en 2017, en plena crisis institucional. Llegó por la vía política —fue apadrinado por el entonces presidente Michel Temer—, pero ha acabado siendo una figura central en la defensa judicial del orden democrático frente a lo que consideran las embestidas del bolsonarismo.
Calvo, fornido, con voz grave y gestos medidos, el juez De Moraes se ha convertido en un personaje central del Brasil contemporáneo. Como presidente del Tribunal Superior Electoral durante las elecciones de 2022, no solo organizó los comicios más tensos en décadas, sino que lideró el blindaje institucional frente a las maniobras de deslegitimación del expresidente. Desde entonces, Bolsonaro le llama «dictador de toga» y sus seguidores lo acusan de censura. Algunos, incluso, planearon asesinarlo, según las pruebas reunidas por el propio Supremo. Él nunca respondió públicamente a esas amenazas.
Las medidas contra Bolsonaro no han sido menores. Hace unos días le impuso la tobillera electrónica, luego la prohibición de comunicarse con embajadores, después la limitación de sus redes. Finalmente, este martes, el arresto domiciliario. Según Moraes, el expresidente «elaboró material ilícito para redes sociales» y «participó encubiertamente en campañas para coaccionar al Supremo». Desde ahora, solo puede recibir a sus abogados y no puede usar teléfono móvil. Cualquier incumplimiento podría implicar prisión preventiva inmediata.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro
También en Estados Unidos su figura despierta grandes recelos. Donald Trump, que mantiene una relación estrecha con Bolsonaro, le acusa de liderar una «persecución judicial». Hace unas semanas, la Casa Blanca le retiró el visado e incluyó su nombre bajo el paraguas de la Ley Magnitsky, utilizada para sancionar a supuestos violadores de derechos humanos. También ha sido una de las grandes razones por las que Brasil se ha llevado el castigo más severo en la ruleta arancelaria del mandatario estadounidense, con aranceles del 50 %.
El pasado viernes, hace escasos días, Trump quiso quitarle hierro a la situación y aseguró que estaba dispuesto a reducir esa tarifa: «Yo amo al pueblo de Brasil, pueden llamarme cuando quieran, a ver qué pasa». Pero el último giro contra su amigo Bolsonaro vuelve a alejar las esperanzas de una tregua y vuelven a colocar a De Moraes en la mira del republicano.
No ha sido esta tan poco la última batalla entre el juez y el bolsonarimo. En 2019, siendo Bolsonaro presidente, ya denunció las «milicias digitales» del mandatario y empezó una cruzada contra el uso de X —en ese entonces todavía Twitter—, que elevó el año pasado, cuando prohibió acceder a la red social en el país durante varias semanas, congeló cuentas bancarias asociadas a Starlink y llevó al límite a Elon Musk, que tuvo que pagar una cuantiosa multa para reestablecer las relaciones. El magnate, entonces aliado muy cercano de Trump, aumentó la enemistad entre De Moraes y el país norteamericano hasta el punto de no retorno en el que se encuentra actualmente.
Un enfrentamiento que no parece perturbar al magistrado, que se mantiene firme en su cruzada y cada vez más cerca de su objetivo, con Jair Bolsonaro asomándose al abismo que sería una condena de hasta 40 años de prisión.