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17 de mayo de 2024

Un grupo de personas celebran en San Lorenzo de El Escorial el segundo premio de la Lotería de Navidad en 2019

Un grupo de personas celebran en San Lorenzo de El Escorial el segundo premio de la Lotería de Navidad en 2019EFE

La fiebre del Gordo: ¿por qué la Lotería de Navidad despierta tanta emoción?

Soñar con ganar el Gordo de la Lotería de Navidad es una ilusión compartida por muchos, una esperanza que aparece cada vez que se acerca la Navidad. Sin embargo, si nos basamos en las matemáticas, los datos son muy claros: las probabilidades de conseguir el primer premio son de 1 entre 100.000 y además hay un 86 % de posibilidad de no recuperar la inversión. Por ello, hay quienes se preguntan por qué persiste este anhelo.
Como cada año, a medida que se acerca la fecha del sorteo –22 de diciembre– el deseo de hacerse con el primer premio de la Lotería de Navidad va en aumento y son muchos los que están convencidos de que alguna vez serán ellos los agraciados, pues a fin de cuentas, todos los números están en el bombo y tienen las mismas opciones de salir.
A pesar de ser un juego de azar, la Lotería de Navidad brinda una sensación de ilusión diferente a la de los demás sorteos. La creencia de que un décimo puede transformar completamente la vida refuerza la ilusión de controlar el destino, aunque, según los psicólogos, esta sensación se desvanece cuando percibimos que no está en nuestras manos.
La ensoñación sobre el Gordo puede ser psicológicamente beneficiosa hasta cierto punto, ya que pensar de manera positiva es saludable. Sin embargo, obsesionarse con la idea de ganar, dadas las bajas probabilidades, puede volverse contraproducente. Es fundamental mantener un equilibrio entre optimismo y realismo. Ya que el hecho de no ganar el Gordo nunca puede ser un motivo de tristeza ni frustración.

El factor social y la tradición

Los conmovedores anuncios navideños de la Lotería de Navidad, llenos de segundas oportunidades, generan una ilusión colectiva. Aunque esto puede ser motivador, no es aconsejable obsesionarse con la idea. La tradición y el intercambio de décimos entre familiares y amigos también desempeñan un papel emocional que impulsa la participación en este sorteo.
Por otro lado, también se considera la «Lotería del miedo». Si alguna familia o grupo de amigos juega un número es raro que alguien opte por no comprarlo, pues la posibilidad de que le toque a todos menos a uno provoca que nadie se quiera arriesgar a ser el único que se queda sin disfrutar del monto económico de El Gordo.

La posibilidad de no ganar

Para construir emociones saludables en torno a la posibilidad de ganar o no, es vital recordar metas personales y valorar lo positivo en la vida diaria. Trabajar hacia objetivos concretos proporciona un sentido de control más sólido que los juegos de azar. Además, acciones altruistas y el agradecimiento refuerzan las emociones positivas, independientemente del resultado de la lotería.
En resumen, soñar con el Gordo de Navidad puede ser una actividad saludable, siempre y cuando se mantenga dentro de límites realistas. La clave radica en apreciar las pequeñas cosas de la vida y construir un sentido de bienestar basado en acciones y metas concretas.
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