Un hombre enseña las bolas con la cantidad de dinero de uno de los premios
Lotería de Navidad 2025
Rituales y supersticiones más comunes al comprar la Lotería de Navidad 2025
La costumbre de frotar el décimo sobre la espalda de un jorobado ha quedado en desuso, pero ha sido sustituida por opciones más accesibles
Aunque vivimos inmersos en una era digital donde las aplicaciones móviles gestionan nuestra vida, el acto de comprar Lotería de Navidad en 2025 sigue siendo un reducto analógico gobernado por la superstición y el pensamiento mágico. Para millones de jugadores, adquirir un décimo no es una simple transacción comercial, sino una ceremonia compleja llena de normas no escritas que, según la creencia popular, deben respetarse escrupulosamente.
El ritual comienza en el mismo umbral de la administración de lotería. La tradición más extendida dicta que se debe entrar en el establecimiento pisando con el pie izquierdo, para asegurarse de que la suerte entra «con buen pie» (el derecho) al salir.
Tras ello, muchos compradores exigen que el lotero les entregue el décimo con la mano derecha y, a su vez, ellos lo recogen con la misma mano. Si el décimo cae al suelo durante este intercambio, pues se considera un presagio nefasto, aunque los más optimistas le dan la vuelta a la creencia asegurando que el décimo que toca el suelo es el que toca el cielo.
Sin embargo, el momento cumbre de la superstición llega cuando el billete ya es propiedad del jugador. Es entonces cuando se busca desesperadamente una «batería de carga» para la suerte.
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La costumbre de frotar el décimo sobre la espalda de un jorobado ha quedado en desuso, pero ha sido sustituida por opciones más accesibles como pasarlo por el vientre de una embarazada, la calva de un amigo (o la del propio lotero, si se deja) o incluso el lomo de un gato negro, animal que en la lotería pierde su connotación negativa para convertirse en un amuleto.
El décimo «regalado» o intercambiado
Finalmente, existe una regla de oro relacionada con la generosidad: el décimo «regalado» o intercambiado. Existe la firme convicción de que la suerte no llega si se busca con avaricia, por lo que muchos jugadores compran dos números idénticos para intercambiarlos con un ser querido, creyendo que el dinero solo entra en casa si es fruto de un acto de amor o amistad.
Estas manías, lejos de ser absurdas, forman parte de la ilusión, convirtiendo cada pequeño gesto en un intento humano de controlar lo incontrolable.