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25 de abril de 2024

Martinmorales

Martínmorales (1946-2022)

El peculiar dibujante de la España contemporánea

Su rasgo simultaneaba claridad con sutileza y plasmaba tanto la ironía política como la cruda descripción de las realidades sociológicas

Martinmorales
Nació en Almería en 1946 y falleció en Granada el 27 de agosto de 2022

Francisco Martín Morales

Humorista gráfico

Dibujante durante casi medio siglo, sus viñetas fueron publicadas tanto en la prensa andaluza como en la nacional. Era académico de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada.

La trayectoria de Francisco Martín Morales, popularmente conocido como Martínmorales, uno de los grandes dibujantes de Prensa de la España contemporánea, se truncó un día del verano de 2010 mientras era talado un ciprés en su finca de la Alpujarra granadina, cayéndole encima todo el peso del árbol.
El trágico episodio se saldó con una operación a vida o muerte en el cerebro y varios meses de hospitalización. Y, por supuesto, con el abrupto final de su colaboración con ABC, que duraba desde 1994.
Ese abrupto y desgraciado final no fue óbice para que su legado, incluido el más mordaz, siga siendo de plena actualidad.
Así se desprende, sin ir más lejos, de una viñeta publicada en 1981 en la que se ve a cuatro hombres conversando, mientras se lee en el pie de foto: «Hemos estado estos últimos años tan absorbidos por el paro, el terrorismo y las autonomías que no nos hemos dado cuenta de algo trascendental: la hija de Julio Iglesias ha pasado de niña a mujer».
Una frase que compendia bien el tono de un Martínmorales que demostró simpatías iniciales para con el felipismo, antes de pasar a engrosar la lista de los desencantados.
De ahí que, a medida que iba aumentando el número de escándalos protagonizados por miembros o personas relacionadas con el PSOE de entonces, Martínmorales acuñase una de sus expresiones más inolvidables. A la par que picantes: La Moncloaca es uno de sus inventos más perfeccionados.
Mas estaba desprovisto de prejuicios ideológicos, como quedó demostrado por su frontal oposición a la Guerra de Irak allá por 2003, siendo varias las viñetas ceñidas a esa línea.
Siempre, claro está, a través de ese rasgo, simultáneamente sutil y claro, tan válido para la ironía política como para describir crudamente las realidades sociológicas.
Su talento brotó con prontitud gracias –él mismo así lo dijo en repetidas ocasiones– a la influencia de su madre, maestra en medio rural.
Empezó a publicar en cabeceras andaluzas –su tierra natal– antes de estudiar Periodismo y ya se había hecho un nombre cuando llegó al Ideal de Granada, cuyo mandamás en aquella época ya era Melchor Sáiz-Pardo.
Un medio y un director legendarios que supusieron la mejor carta de presentación para dar el salto a Madrid, donde pudieron disfrutar de su producción los lectores de Nuevo Diario de Madrid, Mundo Diario, El Jueves, Por Favor, las publicaciones del Grupo Z y, desde 1994 hasta aquel fatídico día del accidente, los de ABC.
Sus primeros tiempos en la capital coincidieron con los últimos del franquismo y los primeros de la Transición. Periodos tensos en los que la osadía gráfica de Martinmorales le supuso varios encontronazos judiciales: las pruebas documentales de muchos de ellos se pudieron ver hace unos años en una exposición antológica de su obra.
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