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26 de abril de 2024

Sami Sharaf

Sami SharafWikimedia

Sami Sharaf (1929-2023)

El confidente de Nasser

Vivió a la vera del Rais los mejores momentos del nacionalismo árabe y sus sonoros fracasos geopolíticos y militares

Sami Sharaf icono
Nació el 20 de abril de 1929 en El Cairo (Egipto) donde falleció el 23 de enero de 2023

Sami Sharaf

Artillero reconvertido en oficial de Inteligencia, fue nombrado en 1955 por Gamal Abdel Nasser jefe de su Oficina y ministro de Asuntos Presidenciales en 1961. Fue hasta el final de sus días un referente de la memoria del Rais y su época.

El compromiso de Sami Sharaf para con la Revolución egipcia de 1952 y del régimen que de ella brotó fue inmediato y sin ambages. Mas tardó tres años en verse recompensado. La espera mereció la pena, pues el nuevo hombre fuerte de Egipto, Gamal Abdel Nasser, le nombró, con apenas 26 años, jefe de su oficina presidencial. Nasser y Sharaf se habían conocido a finales de los cuarenta en la Academia Militar de El Cairo, cuando el primero se desempeñaba como oficial instructor del segundo.
Entre ambos se instauró una relación de confianza que nunca se desgastó ni sufrió traiciones, fenómeno raro en cualquier cúpula de poder. Además, Sharaf permaneció en el círculo de confianza del Rais hasta la inesperada muerte de este último en septiembre de 1970. Ni siquiera al ser ascendido a ministro de pleno derecho –de Asuntos Presidenciales, obviamente– en el otoño de 1961 perdió parcelas de poder en favor de otras personas del entorno presidencial. Precisamente, Mohamed Fayeq, uno de los últimos asesores de Nasser que aún siguen vivos, ha declarado nada más enterarse de la muerte de Sharaf, que el hombre de confianza «nunca se marchaba a su casa antes de que Nasser se hubiese ido a dormir».
Sharaf presenció pues, desde aquella posición única, lo mejor y lo peor de la era nasseriana: la victoria diplomática –que no militar– en la Crisis de Suez, la consolidación del Rais como referente indiscutible del nacionalismo árabe, sonoros fracasos geopolíticos como el fallido experimento de la unión política con Siria –la «República Árabe Unida»–, humillantes derrotas en el campo de batalla como la Guerra de los Seis Días y la consiguiente pérdida de influencia internacional de Egipto. Sharaf conservó, en un primer momento, los favores del nuevo mandatario, Anuar El Sadat, hasta que su nombre apareció entre los implicados en un proyecto de golpe de Estado cuyo fin era derrocarle.
El caso nunca fue del todo aclarado, pero Sadat ordenó la detención de Sharaf, que en un juicio sumarísimo fue condenado a muerte, pena conmutada a finales de 1971 en una cadena perpetua. Desde la cárcel, el que fuera todopoderoso asesor de Nasser se las apañó para difundir sus duras críticas hacia su sucesor, empezando por el paulatino acercamiento a Estados Unidos. Sharaf siguió ejerciendo de guardián de las esencias del nasserismo tras ser liberado en 1981 y plasmó sus recuerdos en un libro publicado en 2006, tan abundante en anécdotas como impreciso y sesgado en lo tocante a la reflexión política, según varios historiadores.
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