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27 de abril de 2024

Ahmed Qurei

EFE

Ahmed Qurei (1937-2023)

El más pragmático de los dirigentes palestinos

Poco pudo hacer al ser nombrado primer ministro en 2003: el proceso de paz ya hacía aguas, y la Autoridad Nacional Palestina ya había perdido mucha credibilidad

Ahmed Qurei
Nació el 26 de marzo de 1937 en Abu Dis (Palestina) y falleció el 22 de febrero de 2023 en Ramallah (Palestina)

Ahmed Ali Mohammed Qurei

Este banquero gestionó brillantemente durante años los fondos de la Organización para la Liberación de Palestina, negoció los Acuerdos de Oslo en 1993. A partir de ese año, desempeñó, entre otros, los cargos de presidente del Consejo Legislativo y de primer ministro entre 2003 y 2006

La exministra de Asuntos Exteriores Tzipi Livni ha sido la única personalidad política israelí en haber hecho llegar su pésame a la familia del dirigente palestino Ahmed Qurei. «Juntos intentamos traer la paz entre nuestros dos pueblos, entendiendo que era nuestra responsabilidad proporcionar un futuro mejor a nuestros hijos», escribió, además, en sus redes sociales. Livni recordaba, de esa manera, los esfuerzos que ambos desplegaron, hacia 2007, bajo las batutas de sus respectivos primeros ministros, Ehud Olmert y Mahmud Abbas, para intentar rescatar un proceso de paz que ya estaba herido de muerte.
Livni y Qurei, pertenecían al sector moderado y pragmático de sus gobiernos. En el caso de Qurei, el posibilismo fue el hilo conductor de casi medio siglo de vida pública, desde que en 1968 se afilió al Fatah, liderado por Yasir Arafat y facción más importante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). A diferencia de las otras personalidades que conformaron durante años el primer círculo de Arafat, Qurei nunca tuvo las manos embadurnadas de sangre.
Lo suyo era el manejo de los fondos: banquero de profesión, fue durante décadas responsable económico de la Olp, encargado de gestionar un dinero que caía a espuertas, gracias a la generosidad –hoy bastante menguada– de las monarquías del Golfo pérsico. El buen uso que hizo de los activos le convirtió en el interlocutor palestino del Banco Mundial y fue propulsó a la cabeza del Fondo Económico Palestino de Reconstrucción y Desarrollo una vez suscritos con Israel los Acuerdos de Oslo en 1993.
Unos acuerdos en cuya consecución jugó Qurei un papel decisivo como miembro de la delegación palestina y que, al poco de volver a Gaza, empezó a aplicar con entusiasmo. Era la época del optimismo en Oriente Medio. Y duró bien poco: ya en enero de 1997, Qurei, en contra de su temperamento, alzó la voz, según refiere el historiador Avi Shlaim en El muro de hierro, para denunciar la intensificación de los asentamientos israelíes en suelo palestino: «Los buldócer de Netanyahu han destruido toda posibilidad paz», dijo en su condición de presidente del Consejo Legislativo Palestino.
La constatación era realista pero, en el mejor de los casos, la responsabilidad estaba compartida, pues la incompetencia de las élites palestinas cuando les tocó gobernar su territorio era, y sigue siendo, manifiesta. Qurei seguramente lo sabía, si bien no lo podía expresar en público. Principalmente por su fidelidad a una causa en la que seguía creyendo.
Por eso aceptó en 2003 el encargo de Arafat de asumir la jefatura del Gobierno palestino. Esta vez Qurei, además de lidiar con Israel, tuvo que hacerlo con los suyos. Empezando por su propio jefe de filas, con quien mantuvo un pulso de meses centrado en el control de los servicios de seguridad. Desde su toma de posesión hasta su renuncia definitiva en enero de 2006, dimitió dos veces.
Una prueba más de la incapacidad de la Autoridad Nacional Palestina para gestionar razonablemente su proyecto. Y no precisamente por culpa de un Qurei que hasta años más tarde de su salida siguió obrando tanto por la paz con Israel como por dotar a Palestina de un mínimo de estabilidad política.
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