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03 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

«Media España no se resigna a morir»

En el próximo año llegará el referendo consultivo en Cataluña. Porque, como es lógico, los independentistas catalanes quieren perpetrarlo antes de que pueda haber un cambio de Gobierno. Nos dirán que es consultivo para que los que quieren romper nuestra patria ganen la consulta como primer paso

Actualizada 01:30

La gravedad de la situación en España es tal, que no queda más remedio que evocar las palabras de uno de los grandes referentes de El Debate en la década de 1930. Don José María Gil-Robles lo dijo con toda claridad: «Media España no se resigna a morir a manos de la otra media». Y en estos días vamos a pasos acelerados a lo que vivimos en aquella década. A mí me estremece decir esto, pero no hay más remedio que confrontar la realidad en la que estamos. Se está desmantelando la España constitucional, no ya al trote, sino al galope. El Gobierno ya ha puesto en marcha la supresión del delito de sedición haciendo trampas en la Mesa del Congreso y uniendo ese cambio al debate de los Presupuestos Generales del Estado, por si alguien tuviera dudas cuál es el pago por esa violación de la Constitución de 1978. En unas semanas llegará la supresión de la malversación como delito. O su reducción a términos risibles. De forma que en España la corrupción política dejará de ser un delito: si usted roba para su partido, como hizo José Antonio Griñán, por cierto, no podrá ser condenado. Y luego hablan de la mala imagen de los políticos. Y Sánchez no tendrá ni que indultarle. Me gustaría saber qué opinan los muchos peticionarios del indulto a Griñán, incluyendo los dos amigos que tengo entre los firmantes.
Y después de eso –y en el próximo año– llegará el referendo consultivo en Cataluña. Porque, como es lógico, los independentistas catalanes quieren perpetrarlo antes de que pueda haber un cambio de Gobierno. Nos dirán que es consultivo, que sólo se pretende un nuevo encaje de Cataluña dentro de España y otras zarandajas para que los que quieren romper nuestra patria ganen la consulta como primer paso. Y a ver cómo llega otro Gobierno a ignorar la voluntad popular legalmente manifestada. Cuando se convoque legalmente, insisto, esa «consulta», la política nacional habrá dado un vuelco radical. Habremos dejado de jugar al ajedrez y empezaremos a jugar a las damas. El tablero es parecido. Pero las reglas no tienen nada que ver.
¿Y quien va a frenar eso? Difícilmente puede haber alguien más que el pueblo echándose a la calle, tal y como desgraciadamente van las cosas. Y eso será difícil. Porque nadie quiere ser un héroe. Lo que es comprensible: como afirmaba mi venerado Otto de Habsburgo, condenado a muerte por Adolfo Hitler y nunca capturado por los nazis: «El heroísmo es admirable, pero no exigible». Sánchez habla mucho de los «señores del puro». No sé muy bien quién encarna esa metáfora. Lo que sí sé es que prácticamente no hay ni una gran corporación empresarial o financiera de las que denominamos «españolas» que tenga un accionariado mayoritariamente español. Y yo no creo que vayan a venir accionistas de otros países a exigir a los directivos de nuestras compañías que defiendan el orden constitucional vigente.
Y lo peor de todo esto es que si se consigue impedir el referendo y frenar mínimamente la ruptura constitucional hasta que haya una mayoría de centroderecha en las Cortes, tampoco valdrá para mucho porque la velocidad a la que se está dejando sembrado de minas el escenario institucional español es de vértigo. Aunque pierdan las próximas elecciones, se va a imponer una nueva conjunción que no es ya la de la España republicano-socialista. No. Es la de la España republicano-separatista. Y se van a llevar por delante la Corona y con ella la Constitución.
Desde 1978 la derecha española nunca se ha plantado. Siempre ha «dialogado». Y ese diálogo siempre ha implicado renunciar. Nunca se ha conseguido nada de la otra parte. Ni del socialismo ni de los nacionalistas que se han transmutado en independentistas. Por parte del centroderecha, dialogar siempre se ha traducido en ceder: poco o mucho. Pero ceder. Nunca obtener nada para sus postulados. Por eso lo que hemos vivido en la última semana es tan grave y nos lleva a la misma reflexión de don José María Gil-Robles en la primavera de 1936: «Media España no se resigna a morir a manos de la otra media». Al menos esperemos que así sea 86 años después, mientras intentan borrar todo signo de las ocho últimas décadas de la Historia de España.
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