Fundado en 1910
Post-itJorge Sanz Casillas

Hermanos Sánchez: una pyme del chanchullo

Fue la exvicepresidenta Carmen Calvo la que dijo que el dinero público no es de nadie y quizá por eso Sánchez pensó que era buena idea que su hermano cobrase de la cosa pública incluso sin esforzarse

Actualizada 04:30

Hace unas semanas, el economista Daniel Lacalle enumeraba en Espejo Público algunas de las partidas donde metería la tijera si estuviera al frente de las cuentas públicas. Calculaba que España tiene hoy unos 30.000 millones de gasto ineficiente, que destina 5.500 millones a Agenda 2030 (sea eso lo que sea) o que gasta, cada año, 10.000 millones de euros en subvenciones cuestionables, una cifra que la Airef elevó a 14.000 millones en el 2019, primer ejercicio económico imputable a Pedro Sánchez. Y decía Daniel Lacalle que «hay que demostrarle a la gente que eso que nos dicen de que es el chocolate del loro suma mucho y suma a la vez». Vamos, que tacita a tacita nos estamos arruinando.

Fue la exvicepresidenta Carmen Calvo la que dijo que el dinero público no es de nadie y quizá por eso Sánchez pensó que era buena idea que su hermano cobrase de la cosa pública incluso sin esforzarse. Otro día debatiremos si es necesario que una Diputación como la de Badajoz tenga una Oficina de Artes Escénicas cuyo director perciba 55.000 euros al año sin necesidad de aparecer por ella. Pero en lo que llega esa conversación (que algún día tendremos que abordar si queremos hacer viable este país) sí podemos comentar lo que nos parece a la vista de los hechos probados: como que los emolumentos de David Sánchez superan por mucho a los de la media nacional, que no es capaz de resumir de forma articulada a qué se dedica o que no consiguió enumerar a tres compañeros de mamandurria.

De acuerdo con la encuesta que publicamos hoy, solo uno de cada diez españoles considera al hermano de Sánchez una «víctima» y no un enchufado. Comparten por tanto que haya dimitido de sus funciones (o lo que sea que hiciera) y que ya no esté a sueldo de todos nosotros. De hecho, ni siquiera entre los votantes del PSOE despierta el hermanísimo grandes simpatías o adhesiones: el 42 % respalda su dimisión, el 30 % no responde y solo un 28 % lo considera víctima de una persecución.

A la luz de los hechos probados, y lo que se ha podido escuchar en el juicio, lo del hermano de Sánchez es una tomadura de pelo para cualquier cotizante medio. El tiempo dará y quitará razones (también pondrá y quitará condenas) pero es indefendible tanto desde el punto de vista moral como político. La pregunta es, ahora que hemos comprobado que muchos votantes del PSOE no tragan con esta componenda, qué opinan PNV, Bildu, Podemos y demás paladines de la decencia. ¿Les parece bien? ¿Mal? ¿Quizás sea «capitalismo de amiguetes»? ¿De verdad no tienen nada que decir ante lo que ya se ha demostrado: que los hermanos Sánchez son una pyme del chanchullo? Una vez más comprobamos que, para los guardianes de la ejemplaridad, nunca es el qué, sino el quién.

comentarios
tracking