El tabaco y la libertad
La misión de esta ONG establecida en 2012 en Florida está claramente descrita: «Es una caridad de ámbito nacional cuya misión es proveer de cigarros premium, accesorios para los cigarros, café, etc. a las tropas de los Estados Unidos que están destinados en zonas de combate, en despliegues a largo plazo y en la flota».
Déjenme, por favor, que por un día me olvide del lupanar en que se ha convertido España gracias a la gestión de quien sabe de eso. Hoy les voy a hablar de una agradable sorpresa que he tenido en Washington, donde he pasado los últimos días.
Como cada vez que visito esta ciudad desde hace treinta años he hecho una incursión en una de las mejores tiendas de habanos del mundo: Georgetown Tobacco. Esta tienda ha cumplido sesenta años bajo la misma propiedad y tiene en la hija de su fundador, David Berkebile, una apuesta por la continuidad. La limitación que hubo en Estados Unidos al tabaco cubano desapareció hace años, afortunadamente. Esa limitación era fruto de una cierta hipocresía. Lo conocí de primera mano porque tuve como profesor en la Fletcher School of Law and Diplomacy a John P. Roche, un asesor de John Kennedy, que nos contó cómo la víspera de declarar el embargo a Cuba y prohibir la importación de habanos –entre otras muchas cosas– Kennedy le envió a recorrer todos los estancos de Washington y comprar hasta el último habano que encontrara. Se los fumó todos.
Cuento todo esto porque en mi visita de esta semana a esa tienda me he encontrado con algo que es una manifestación del sentido de las libertades y la solidaridad que prevalece en este país. No hace falta decir que en USA hay en la actualidad unas restricciones muy estrictas respecto al consumo de tabaco. Aunque eso varía entre estados y el Distrito de Columbia no es el más riguroso, probablemente por estar al otro lado del río del estado tabaquero de Virginia.
Cuando estaba pagando mi compra descubrí en el mostrador un tríptico de publicidad de una ONG, editado en un buen papel y a todo color. Me quedé pasmado de hasta dónde llega la iniciativa privada. La organización se llama, en inglés, «Operación cigarros para guerreros» y su misión es proveer de puros a los soldados norteamericanos repartidos por el mundo. La misión de esta ONG establecida en 2012 en Florida está claramente descrita: «Es una caridad de ámbito nacional cuya misión es proveer de cigarros premium, accesorios para los cigarros, café, etc. a las tropas de los Estados Unidos que están destinados en zonas de combate, en despliegues a largo plazo y en la flota». Como asumo que en esos destinos el café ya se lo proporciona el Gobierno, lo que de verdad importa son los puros. Verdaderamente increíble.
Han conseguido una lista de más de mil tiendas de tabaco en todo el país donde se puede donar habanos que esos establecimientos hacen llegar a la ONG para que los envíe a las tropas. Y ponen en el tríptico una cita del coronel retirado Rick Smart: «Los beneficios para la salud mental que proporciona un cigarro premium antes de una operación de combate o en tiempos de muchas operaciones, son muy superiores a los riesgos potenciales a la salud que normalmente se asocian con el consumo de tabaco.» Y estoy seguro de que es cierto.
Sólo en un país como los Estados Unidos se puede dar una contradicción como haber encabezado la lucha contra el consumo de tabaco –siendo un gran productor del mismo– y legalizar una ONG que reparte puros a sus soldados por medio mundo. Aunque ya me imagino que dado lo difícil que es poder fumarse uno en territorio norteamericano, la ONG tiene la doble utilidad de animar a alistarse para poder fumar en cualquier otro punto del planeta lo que es casi imposible consumir en casa. Es evidente que cuando estás en una trinchera, nadie te va a decir que no puedes fumar.
De las cosas que escribe uno para no tener que volver, una vez más, a hablar del estercolero nacional.