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En primera líneaEmilio Contreras

Sánchez se queda sin muleta cuando más la necesita

Atrapado en el barro de los escándalos y con Sumar hundido en las encuestas, la única esperanza del PSOE es azuzar con el miedo a la derecha y provocar un voto visceral a la izquierda del muro que está levantando

Actualizada 09:00

Ni con todo el poder del Gobierno, ni con el uso que hace de él, el PSOE ha sido capaz de recuperar los tres millones de votos que perdió hace 14 años, en las elecciones generales de diciembre de 2011. La incompetencia de Zapatero al negar la crisis económica de 2008 le llevó a perder la confianza y el apoyo de un tercio de sus votantes, que desde 1977 le habían sido fieles. Habían cerrado 250.000 empresas y el paro se disparó al 27 % pero el entonces presidente llamaba antipatriotas a quienes le advertían de la catástrofe que se nos venía encima. La decepción se tradujo en una derrota demoledora con 110 diputados y una pérdida de 59 escaños.

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El Debate (asistido por IA)

Desde 2011 el PSOE estuvo dando tumbos electorales hasta que Pedro Sánchez asumió que los votos perdidos eran irrecuperables y que siempre necesitaría, además de los separatistas, un socio a la izquierda. Primero fue Podemos y, tras su hundimiento, propició la creación de un partido que pudiera recoger esos votos para luego ofrecérselos en bandeja. Aquí está el origen de la «operación Sumar» en 2022, con Yolanda Díaz dispuesta a ser la muleta que le permitiera seguir lidiando desde el palacio de la Moncloa. Y no le ha ido mal porque tras las elecciones del año siguiente los diputados de Sumar y los separatistas, le permiten bracear día a día para mantenerse a flote en la presidencia del Gobierno. Eso sí, a cambio de algunas poltronas ministeriales.

Pero el ejercicio del poder es la prueba del algodón que permite a los ciudadanos comprobar si a las palabras le siguen los hechos y a las promesas las obras. Y los hechos han demostrado que la calidad del percal de la muleta de Yolanda Díaz no es buena. Todos los sondeos que se publican coinciden en el hundimiento electoral de Sumar. El presidente del Gobierno se ha quedado sin muleta cuando más la necesita.

El drama de Pedro Sánchez es que de la veintena de diputados que perdería Yolanda Díaz, el PSOE recuperaría muy pocos o ninguno, y la suma con todos sus aliados no daría para que pudiera seguir en la Moncloa. Esa es la razón por la que hay un consenso generalizado de que el PSOE perderá el poder en las próximas elecciones generales.

Pero mucho cuidado con dar por ganadas batallas que todavía no se han librado. Porque las cifras no cuadran. Si Sumar perdiera en torno a 20 escaños y el PSOE se estanca, hay que preguntarse a dónde irían los votos que faltan en la izquierda. La respuesta está en los datos de las fichas técnicas de los sondeos, que coinciden en que la participación descendería en torno al 4 % respecto a las elecciones de 2023. Ese porcentaje son un millón de electores a la izquierda del PSOE decepcionados con Sumar, que hoy se niegan a dar su apoyo a Pedro Sánchez. Y el presidente lo sabe. Ellos son su última esperanza, el clavo ardiendo al que pretende agarrarse para seguir en el poder. Aspira a que en el tramo final de la legislatura, incluso de la campaña, acaben dándole su voto, a pesar de los escándalos que estamos conociendo. Su última esperanza está puesta en reproducir lo que ocurrió en las elecciones de julio de 2023.

Es consciente de que tiene muchos elementos en contra para movilizar el voto a su izquierda, entre ellos, el hundimiento electoral de su socio y el aumento de la desigualdad que le aleja del apoyo de los sectores más desfavorecidos, especialmente los jóvenes. Según el informe de la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social que conocimos el miércoles, en España hay 12,5 millones de personas en situación de pobreza, y tenemos la tasa más alta de pobreza infantil de la UE.

Solo le queda un último recurso a la desesperada: asustar a ese votante situado muy en la izquierda blandiendo el temor de que viene la derecha; fomentar el enfrentamiento y la división entre los españoles, y resucitar los odios de hace casi un siglo, incluyendo los de la guerra civil, para provocar un voto visceral y emotivo a la izquierda del muro que está levantando. Sería la voladura de la reconciliación sobre la que hemos construido los únicos 48 años de convivencia en paz y democracia en dos siglos.

Pedro Sánchez pretende conseguir como sea los votos que están a su izquierda porque ha perdido la muleta de Yolanda Díaz, y ahora le toca torear solo, atrapado en el barro de los escándalos y la corrupción.

Pero sabemos lo que es capaz de hacer en situaciones extremas. Hemos visto hace unos días a tres de sus ministros jaleando el bulo, cuando ya sabían que era una falsedad, de que en la Comunidad de Madrid se preparaba un atentado con bomba lapa contra Pedro Sánchez. Cuerpo a tierra; no por la bomba sino por la avalancha de demagogia populista que se nos viene encima.

  • Emilio Contreras es periodista
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