Canadá, país amenazado
Canadá cuenta con un gobernante sólido, como Mark Carney, que ha sido gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra. Y este espléndido país sabrá superar este delicado momento con decisión e inteligencia
El pasado martes 6 de mayo, cuando el primer ministro canadiense Carney se entrevistó en la Casa Blanca con el presidente de los Estados Unidos, afirmó taxativamente que «Canadá no está en venta», a lo que Trump contestó: «pero esto puede cambiar», subrayando que la anexión podría ser beneficiosa económicamente para los canadienses.
En definitiva, que Canadá es un país amenazado. Lo que ha provocado en el pueblo canadiense sentimientos en una doble dirección: por una parte, el surgimiento de un fuerte nacionalismo canadiense que hasta ahora no había existido. Y, por otra parte, un sentimiento de fragilidad ante la amenaza del país vecino, similar a lo que le ocurre a alguien a quien le falla su mejor amigo (y aliado).
Canadá es políticamente complejo con la tensión entre los francófonos de Quebec y los anglófonos de Ontario. Además, y singularmente desde Pierre Elliott Trudeau, este país se ha incorporado al multiculturalismo de las «naciones originales», más mestizos, más inuits o esquimales, y el que se deriva de los nuevos canadienses, una fuerte inmigración reciente desde todos los confines de la Tierra, que ha hecho elevar la cifra de su población a 42 millones de habitantes (pero Estados Unidos tiene 340).
La nación canadiense se fue formando a saltos: fiel a la Corona británica, consigue la declaración de Dominio en 1867. Se van incorporando de forma sucesiva la Columbia británica y provincias que se van formando ex novo: Manitoba, Saskatchewan y Alberta. En 1931 rescata las relaciones exteriores y en 1992, gracias a una iniciativa de Trudeau padre, una constitución propia desligada del Estatuto de Westminster. Esta constitución, sancionada por la reina Isabel II, le seguía atribuyendo la condición de Jefe de Estado (ahora el rey Carlos III).
Para entender bien lo que es Canadá, un país de más de 10 millones de kilómetros cuadrados que va del Atlántico al Pacífico, hay que conocer las incidencias del tren transcanadiense que desde 1886 (4.671 km) enlaza la ciudad de Vancouver con Montreal. El viaje inaugural se produjo entre el 28 de junio y el 4 de julio 1886, con lo que se cimentaba el Estado canadiense y de paso su independencia con respecto a los Estados Unidos.
Yo mismo he hecho todo este largo recorrido en viejos vagones, pero excelente servicio, en estos meses de abril y mayo, con dos libros que recomiendo: Dominion: The Railway and the Rise of Canada, de Stephen Bowne y Canadiana, de Juan Claudio de Ramón. El descubrimiento de la máquina de vapor propulsa al ferrocarril, que como la dinamita de Alfred Nobel, el impulso de personajes como Van Horne, o el apoyo del primer ministro McDonald, y hasta la creación de la Policía Montada, fueron factores determinantes que facilitaron su construcción, ya que había obstáculos políticos, naturales y de recursos financieros y humanos que la hacían muy difícil.
En algún momento hubo más de 12.000 obreros trabajando en su construcción, entre ellos muchos emigrantes chinos a los que se remuneraba mal, se les daba los puestos más penosos, pero que acreditaron un magnífico desempeño. El ferrocarril se llevó por delante muchas tribus de 'indios' (hoy pobladores originarios) cuya demografía fue descendiendo irremisiblemente (90.000 en 1750, 70.000 en 1850, 35.000 en 1870). Ello llevó, también, a la desaparición progresiva de los bisontes (que les proporcionaban carne y vestido), lo que junto a la llegada de enfermedades desconocidas, contribuyeron a su progresiva desaparición. Además, los llamados indios no tenían ni telégrafo, ni periódicos, ni otros medios para hacer llegar al gran público sus sufrimientos y preocupaciones.
Desde 1812 no ha habido conflicto armado entre los Estados Unidos y el Canadá británico. En aquel momento, con medio millón de colonos, supo hacer frente a los 7 millones que constituían la población de Estados Unidos. La frontera del paralelo 49, tan larga y tan artificial, ha sobrevivido al paso del tiempo. Canadá ha sobrevivido también a 2 referendos convocados en Quebec en los años 80 y 90, pero los francófonos no olvidan sus reivindicaciones. En estos días, la provincia de Alberta (rica en petróleo), anuncia la posibilidad de celebrar un referéndum de independencia. Saskatchewan y Manitoba hablan de los derechos de los pobladores originarios.
Las últimas elecciones generales de 28 de abril han confirmado la continuidad del Partido Liberal en el poder (de carácter socialdemócrata), a pesar de que en el momento en que tuvo que dimitir Justin Trudeau, los conservadores llevaban una sólida ventaja en sus encuestas. Canadá cuenta con un gobernante sólido, como Mark Carney, que ha sido gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra. Y este espléndido país sabrá superar este delicado momento con decisión e inteligencia, como tuvo que afrontar en el pasado, los referendos de Quebec y la normalidad de la llamada Ley de Claridad (que deberíamos imitar en España contra los excesos del separatismo). Y una última curiosidad: el apellido del nuevo Papa León XIV es Prevost, de origen franco canadiense.
Gonzalo Ortiz es embajador de España