Al menos 1.100 cristianos han sido asesinados en Siria desde el inicio de la guerra, y más de 200 iglesias y monasterios han sido dañados o destruidos. Además, se estima que el 70 % de los cristianos han abandonado el país o se han trasladado a zonas más seguras, lo que pone en riesgo la supervivencia del cristianismo en una tierra donde nació esta fe.
Los cristianos que se quedaron en Siria se enfrentan a una situación dramática, marcada por la escasez de alimentos, medicinas, combustible y electricidad, la hiperinflación, las sanciones internacionales y la pasada pandemia de Covid-19. Muchos dependen de la ayuda humanitaria que les brinda la Iglesia católica a través de organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Cáritas o el Consejo Pontificio Cor Unum.
Estas organizaciones apoyan a los cristianos sirios con proyectos de emergencia, reconstrucción, educación, salud, formación y pastoral. También les ofrecen esperanza y consuelo espiritual en medio del sufrimiento. Sin embargo, estas iniciativas no son suficientes para cubrir las enormes necesidades de una población que se siente abandonada por la comunidad internacional y por los medios de comunicación.
Los cristianos de Siria necesitan nuestra ayuda para sobrevivir y mantener su fe en medio de la guerra, la pobreza y el olvido. El Papa Francisco ha pedido que no se les olvide y que recemos por ellos. La oración es una forma de solidaridad espiritual que nos une a nuestros hermanos en la fe.
Informarse y difundir la situación de los cristianos en Siria, es la misión medios de comunicación, que parecen haber olvidado este conflicto y dan ya poca cobertura a este conflicto, por lo que es importante buscar fuentes fiables y sensibilizar a nuestro entorno sobre la realidad que viven nuestros hermanos en Siria.
Por otro lado, es importante presionar a los gobiernos y a las organizaciones internacionales para que actúen en favor de la paz, el respeto a los derechos humanos, la libertad religiosa y la reconciliación nacional en Siria. Es necesario que se ponga fin a la violencia, se levanten las sanciones, se facilite el acceso a la ayuda humanitaria y se promueva el diálogo entre las partes en conflicto.
Estas son algunas de las formas de ayudar a los cristianos de Siria desde fuera del país. No podemos ser indiferentes ante su sufrimiento, sino que debemos mostrarles nuestra cercanía y nuestro apoyo.
Los cristianos sirios claman por el fin de la guerra, el respeto a los derechos humanos, la libertad religiosa y la reconciliación nacional. También piden a sus hermanos en la fe que no les olviden, que recen por ellos y que les ayuden con su solidaridad. Como dijo el Papa Francisco en su mensaje en la conferencia sobre la Iglesia en Siria: «No os hemos olvidado, la Iglesia sigue especialmente preocupada por vuestro bienestar, porque sois los protagonistas de la misión de Jesús en esa tierra».
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