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26 de septiembre de 2023

Una mujer embarazada y un hombre con sobrepeso

Una mujer embarazada y un hombre con sobrepesoNILANKA

Día Mundial de la Fertilidad

La obesidad aumenta en un 28 % de los pacientes el riesgo de infertilidad

El estrés también influye en la fertilidad, especialmente cuando causa deterioro en las relaciones sexuales o en la ovulación

La obesidad como consecuencia de un estilo de vida poco saludable aumenta el riesgo de infertilidad, recalcan desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) de cara al Día Mundial de la Fertilidad que se celebra este domingo, 4 de junio. Cabe recordar que la baja tasa de natalidad que tiene nuestro país actualmente marca mínimo histórico.
Estamos acostumbrados a explicar las bajas cifras de natalidad con factores económicos, demográficos y sociales que estadísticamente son precisos, pero en cuanto a la percepción del individuo son abstractos y, si queremos mejorar las cifras debemos poner el foco de atención en factores que sí son modificables, como «la salud física, el entorno y los hábitos de vida», recalca Rubén Bravo, portavoz del Instituto.
A pesar de que los puntos anteriores tienen cierta relevancia, no hay que olvidar que «el tabaco, el alcohol, el estrés, la mala alimentación, el sedentarismo y el exceso de peso también influyen en la fertilidad de una persona».
En este sentido, el experto ha señalado que el 28 % de los pacientes de entre 25 y 45 años que acuden a IMEO para someterse a un tratamiento de obesidad «tienen dificultades para concebir». De este grupo, el 57 % son mujeres y el 43 %, hombres. Datos que provienen de un estudio realizado por el Instituto sobre una muestra 434 pacientes. 248 de ellos son mujeres y 186, hombres, en edad comprendida entre 25 a 45 años y con un IMC 30 o más elevado que corresponde a niveles de obesidad.
El exceso de peso corporal desencadena múltiples alteraciones endocrinas que conllevan mayor tasa de subfertilidad y esterilidad.
En este sentido, además de afectar a la calidad de los ovocitos, espermatozoides y embriones, también hace que disminuya la respuesta ovárica, empeore la tasa de implantación y gestación e incremente la probabilidad de aborto. Razón por la que pide una mayor concienciación sobre la dieta y el estilo de vida y sus efectos adversos en la función reproductiva.

Reduce la fertilidad en ambos sexos

«La obesidad reduce la fertilidad natural del individuo, independientemente del sexo», explica la nutricionista clínica Carmen Escalada.
En el caso de la mujer, da lugar a un desequilibrio hormonal que hace que descienda la calidad de los óvulos y que su maduración no sea óptima. En el caso de los hombres, la obesidad se relaciona con menor cantidad y movilidad de los espermatozoides, lo cual dificulta su capacidad de fecundar el óvulo.
En cambio, bajar de peso y de grasa corporal hasta unos niveles adecuados «ayudará a mejorar los niveles de estrógenos e insulina», y va a descender el grado de inflamación general del cuerpo lo que va a aumentar las tasas tanto de concepción como de bebés nacidos vivos, señala.

Aumenta el estrés y la desconfianza

Para la mayoría de las parejas, ser padres constituye un importante objetivo de vida y lograrlo les ayuda a sentir que «se desarrollan como adultos independientes», expone María González, psicóloga especializada en obesidad y terapia de pareja. La incertidumbre acerca de la búsqueda del embarazo determina la necesidad de tomar decisiones sin saber qué va a suceder.
Es un cambio importante que muchas parejas atraviesan desarrollando desajustes emocionales y deben poner en funcionamiento estrategias de afrontamiento al estrés. «La resolución del problema es totalmente incierta», debido a la ambigüedad que muchas veces rodea al diagnóstico y al proceso de tratamiento y también al hecho que ni la pareja, ni el equipo médico que lleva el tratamiento tienen el control acerca del resultado, constata la psicóloga.
El diagnóstico de infertilidad causa estrés fundamentalmente por la imposibilidad de concretar el deseo de tener un hijo a corto plazo, la incertidumbre acerca del resultado y el tiempo que conlleva conseguirlo.
En algunos casos, el estrés influye en la fertilidad, especialmente cuando causa deterioro en las relaciones sexuales o en la ovulación. Si a esto le añadimos la variable de padecer obesidad, el estrés puede aumentar, ya que sumado a los datos sobre el impacto fisiológico que produce el exceso de peso en el sistema reproductivo y hormonal, se le suma la preocupación de ser consciente de ello.
El aumento del estrés y ansiedad percibida se puede percibir como «ganas de comer» y una mayor insatisfacción y desconfianza hacia su cuerpo. Por ello, «la alimentación de los progenitores debe ser de mayor calidad nutricional» y basada en alimentos frescos como vegetales, carne, pescado, frutas, evitando los procesados, aconseja Inmaculada Luengo, experta en psiconutrición del IMEO.
Hay que prestar mayor atención a los vegetales de hoja verde por ser ricos en ácido fólico, el pescado azul por su aporte de omega-3, las legumbres y los moluscos por su alto contenido en hierro y los lácteos enriquecidos en calcio. Asimismo, eliminar las sustancias proinflamatorias como azúcares refinados, grasas saturadas y harinas refinadas, porque contribuyen al envejecimiento celular y «nos alejarían de nuestro objetivo».
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