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Banco de espetones sobre posidonia en Punta Rasa, Formentera

Banco de espetones sobre posidonia en Punta Rasa, FormenteraEFE

El deterioro de la posidonia alerta a los expertos y avisan de que no se debe retirar de las playas

Este bosque marino propio del Mediterráneo mejora la calidad del agua, protege contra la erosión y promueve la biodiversidad marina y la captura de carbono

Cualquiera que haya viajado recientemente a las Islas Baleares haya observado que, en algunas playas de este paradisíaco archipiélago, había montañas de una especie de algas secas. En realidad no son tal, sino que se trata de masas de Posidonia oceanica, una planta acuática endémica del mar Mediterráneo que forma praderas submarinas que tienen una notable importancia ecológica.

Por eso, el hecho de que esta planta esté muriendo y depositándose en las playas es una muy mala noticia para el medio ambiente. La posidonia limpia el mar, captura dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y ejerce una considerable labor en la protección de la línea de costa de la erosión. Además, dentro de ellas habitan muchos organismos animales y vegetales que encuentran en las praderas alimento y protección.

Al perder hojas muertas, estas terminan en la orilla de muchas playas, lo que genera molestias para los bañistas al obstaculizar la costa y producir mal olor. Es por ello que muchos ayuntamientos optan por eliminarlas para así despejar los arenales de cara al verano, algo que, sin embargo, los científicos y conservacionistas desaconsejan.

Hace apenas un mes, las principales asociaciones baleares, así como varios científicos, apoyaron una solicitud en la que recuerdan que las acumulaciones de restos vegetales en la costa impiden su erosión, aportan arena y alojan una importante biodiversidad.

La presencia de bermas de posidonia en las playas, incluso en zonas naturales y espacios protegidos, ha generado preocupación entre los expertos. Estos profesionales han suscrito una solicitud dirigida a los ayuntamientos, al Gobierno de las Islas y a los consejos insulares, en la que, respaldados por múltiples estudios científicos, instan a revisar las políticas actuales de gestión del litoral y a adoptar nuevas estrategias más sostenibles.

En el documento, los firmantes destacan los múltiples beneficios de conservar las bermas de posidonia en la costa durante todo el año. Argumentan que estas acumulaciones naturales no solo forman parte del equilibrio ecológico de las playas, sino que también desempeñan un papel clave en la protección del litoral frente a la erosión, actuando como una barrera natural contra la pérdida de arena.

Además, se propone el impulso de campañas de sensibilización dirigidas tanto a residentes como al sector turístico, con el objetivo de fomentar una visión más respetuosa y consciente del entorno costero. Los científicos subrayan que, lejos de considerarse residuos o elementos negativos para la imagen de las playas, las bermas de posidonia deberían valorarse como un componente distintivo del paisaje isleño y como un activo ecológico que refuerza la singularidad y sostenibilidad del destino turístico.

Aumento de la posidonia retirada

El volumen total de posidonia retirada de las playas de Baleares ha aumentado más del doble entre 2020 y 2023. Actualmente, un total de 183 playas –de las 570 que tiene el archipiélago– cuentan con autorización para gestionar los restos de posidonia.

Estos datos dan una idea del deterioro que está sufriendo la Posidonia Oceanica como consecuencia de la pesca de arrastre, la contaminación, el aumento de la temperatura del agua y la presencia de especies invasoras.

En otras zonas del Mediterráneo ya existen proyectos que impulsan su replantación, como el que lleva a cabo la Fundación Aula del Mar Mediterráneo (FAMM) junto con Coca-Cola en Marbella, así como diversas actuaciones complementarias en el litoral de Mijas, como voluntariado, campañas de formación y actividades de sensibilización sobre la importancia de la posidonia.

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