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25 de abril de 2024

El científico Jaime Mendiola, junto al director de la investigación

El científico Jaime Mendiola (i.), junto al director de la investigaciónCedida

Entrevista a Jaime Mendiola, investigador

«La calidad del esperma se ha desplomado por los contaminantes y los malos hábitos»

El especialista en salud reproductiva es uno de los autores del estudio que esta semana ha alertado sobre el declive de la concentración espermática a nivel mundial

La calidad del esperma a nivel global está en declive. La tendencia viene constatándose desde hace ya varios años, pero esta semana un nuevo estudio (que realmente es una actualización de otro anterior) ha vuelto a poner de manifiesto un problema que, de seguir agravándose, podría llegar a poner en riesgo la fertilidad humana dentro de varios años. En solo medio siglo, señalan, la concentración de espermatozoides se ha reducido a la mitad y se sitúa ya muy cerca del umbral de fecundidad.
Pero, ¿a qué se debe? Aunque el documento no profundiza especialmente en las causas, Jaime Mendiola, especialista en salud reproductiva y uno de los ocho autores internacionales de la investigación, aborda en esta entrevista las principales suposiciones que él y su equipo manejan.
–Una de sus principales hipótesis es la de la exposición a contaminantes.
-Sí, así es. No hemos entrado a valorar en profundidad porque ese no es el objetivo del estudio, pero efectivamente se barajan varias teorías. Por un lado están las exposiciones a contaminantes y determinados malos hábitos de vida que tenemos actualmente. Por el otro, las exposiciones intrauterinas durante el desarrollo embrionario, una época muy sensible que podría afectar a lo que sería el desarrollo o la funcionalidad espermática de la vida adulta.
–¿Cómo afectan exactamente las exposiciones intrauterinas?
–Cuando estamos en el útero de nuestras madres, durante el embarazo, el embrión puede estar expuesto a plaguicidas, productos tóxicos o contaminantes, a alguna mala dieta… esto podría afectar a lo que es el desarrollo testicular y en el útero del embrión o del feto, algo que a su vez quizá llegaría a acarrear ciertas repercusiones en la vida adulta.
–¿Es hereditario?
–No. De hecho, se ha llevado a cabo algún estudio de la calidad seminal de niños que han nacido por fecundación in vitro o por técnicas de reproducción asistida y no se ha visto que afecte en ese aspecto. Estamos hablando de causas medioambientales principalmente, de exposiciones y de hábitos de vida que pueden estar relacionados con eso.

Los hábitos de las madres durante el embarazo pueden condicionar la calidad espermática del embrión en la vida adulta

–¿Qué tipo de contaminantes son exactamente los que afectan?
–Todo lo que está relacionado con disruptores endocrinos, elementos que están en los plásticos (muchos de ellos en productos envueltos que comemos o bebemos), plaguicidas, insecticidas, humo (el transporte supone hasta un 50 % de la contaminación urbana)... pero también está el aspecto de los hábitos de vida: tabaquismo, alcohol, sedentarismo… todo eso también puede influir. De hecho, para ilustrar la parte intrauterina, que cada vez va tomando más y más importancia, nuestros colegas daneses hicieron un estudio hace unos años en los que analizaron la concentración somática de 300 chavales. Les preguntaron si sus madres fumaban cuando ellos estaban en el útero. Y observaron que la concentración espermática de aquellos que respondieron afirmativamente era un 20 % menor que los que dijeron que no.
–¿Hay alguna posibilidad aún de revertir este declive?
–Esperemos que sí. A nosotros no nos hubiera gustado obtener estos resultados, o incluso ver alguna meseta que lo hubiera suavizado un poco, pero lo que constatamos a grandes rasgos es que sigue la misma tendencia, la cual aumenta a partir del año 2000. Además, ahora somos conscientes de que se trata de un fenómeno global, porque hemos visto países y regiones que no habíamos tenido capacidad anteriormente de incluir en nuestros estudios, y donde hemos visto también la misma tendencia.
–¿Podría esto llegar a afectar a la supervivencia de la especie?
–La cuestión es que se juntan varias cosas. Ahora estamos en unos 50 millones de espermatozoides por mililitro de media, según los últimos estudios. En los trabajos previos se ha visto que la pareja de un hombre normal con menos de 40 millones de espermatozoides tarda más tiempo en quedarse embarazada. Si tienes más de 40 parece que no, que en tres o cuatro meses tu pareja puede quedar embarazada. Pero si tienes menos de esa cifra empieza a alargarse el tiempo hasta el embarazo. Y si el número de hombres por debajo de ese umbral aumenta ampliamente, puede suponer un verdadero problema. De hecho, ya lo estamos viendo en las cifras reflejadas por el Instituto Nacional de Estadística, con un gran número de mujeres que tienen a su primer hijo a los treinta y pico años o incluso el segundo a los 37 o 38, cuando a partir de los 35 su pool de óvulos empieza a decrecer.

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